Aciago final de carrera de Espinosa en Panamericanos

Foto: Silvia Izquierdo / AP

Por Carlos Rodríguez

AP. Lima, Perú. 06 de agosto de 2019.- El periplo de Paola Espinosa por los Juegos Panamericanos, que comenzó hace 16 años, podía haberle redituado precisamente su 16ta presea el lunes. El final fue en cambio aciago, lejos del podio y con un clavado deslucido en extremo.

Por fortuna para México, Dolores Hernández rescató la esperanza y un lugar en la ceremonia de premiación tras la prueba de trampolín de tres metros. La joven de 22 años obtuvo la plata, como representante de la nueva generación de clavadistas de México.

Espinosa, quien la semana pasada cumplió 33 años, terminó con 264,30 puntos en el noveno puesto de la competencia. La canadiense Jennifer Abel se apoderó del oro con 374,25; Hernández acumuló 339,60 y la estadounidense Brooke Schultz obtuvo el bronce con 334,85.

“No estoy satisfecha porque quería un mejor resultado, pero de cierta forma estoy contenta porque ya lo he dicho: me emociona que fuera mis últimos Juegos Panamericanos”, dijo Espinosa al final de la prueba. “Durante la prueba se me acercaron diversos clavadistas y me dijeron ‘eres grande’, eso me hace sentir contenta y que al final de cuentas sí fue una gran despedida para mí en los Panamericanos”.

Con dos bronces en Lima.

La deportista del estado noroccidental de Baja California Sur marchaba segunda luego de su primer salto. En el segundo no pudo mantener la vertical y tuvo un acuatizaje terrible: de bruces y con las rodillas flexionadas. Los jueces no la perdonaron y le dieron una evaluación acumulada de 9,30 puntos, que la envió al último puesto de la clasificación en el Centro Acuático de Lima.

“Cada que me subo al trampolín es para hacer un buen clavado y ahora hice uno de un punto, pero los demás fueron mejores”, agregó Espinosa. “Al menos pude pelear hasta el final y de eso se trata, intentar dar pelea y cobrar revancha en los demás clavados”.

Fue la última competición en Juegos Panamericanos para Espinosa, quien dijo adiós luego de acumular 15 medallas a lo largo de cinco justas continentales. Ocho de esas preseas son de oro, logradas en Río 2007 (3), Guadalajara 2011 (3) y Toronto 2015 (2).

Además posee platas en Santo Domingo 2003 (2) y Río de Janeiro (1), así como los bronces de Guadalajara 2011 (1), Toronto 2015 (1) y Lima 2019 (2).

“Todos los Panamericanos han tenido su magia propia y cada uno su historia, pero estos que fueron los últimos los viví más padre (chévere), porque disfruto voltear a las gradas y ver a mi hija”, añadió la clavadista. “La verdad es que me gusta mucho la Paola en la que me estoy convirtiendo y eso no lo puedo cambiar por nada”.

Los números de Espinosa la dejan lejos del atleta más prolífico en la historia de los Juegos Panamericanos. Se trata del nadador brasileño Thiago Pereira, quien acumuló 23 medallas, 15 de oro, cuatro de plata y cuatro de bronce.

Pero en su país, nadie le hace sombra a Espinosa.

Detrás de ella, la segunda competidora más laureada es la raquetbolista Paola Longoria, quien en Lima podría alcanzar o superar los ocho oros de Espinosa si gana las tres pruebas en las que compite para totalizar nueve.

En cuanto al total de preseas, Longoria, de 30 años, necesitaría competir en dos justas continentales más para darle alcance a las de Espinosa.

Además de sus logros en Panamericanos, Espinosa es una doble medallista mexicana en Juegos Olímpicos, con un bronce en Beijing 2008 y una plata en Londres 2012, ambas en sincronizados de plataforma.

En Río 2016, la mexicana acarició un bronce pero acabó cuarta en plataforma individual.

Luego de esa prueba, la mexicana decidió competir en el trampolín, una prueba en la que su mayor problema no ha sido la técnica, sino que le falta peso para tomar más elevación en cada salto.

“Tengo que pesar más, estás más musculosa y me ha costado mucho que el músculo que trabajo se quede, se va rápido, pero eso es algo que tiene solución porque no tiene que ver con mi técnica”, añadió Espinosa. “Ese peso es algo que ponerle a mi físico para poder mover bien ese trampolín porque ahora no lo estoy logrando, y sí, hago clavados elegantes y bonitos pero sé que con más peso se verían mucho mejor”.

Abel, ganadora de la prueba del lunes, pesa alrededor de 62 kilogramos. El peso de Espinosa oscila en los 45.

Tras los Panamericanos, Espinosa sueña con acudir a lo que serían sus quintos Juegos Olímpicos el próximo año, en Tokio. Apenas el mes pasado, en el Mundial de Gwanju, Corea del Sur, subió al podio al ganar un bronce en sincronizado de tres metros junto a Melany Hernández y le dio al país la plaza olímpica en esa prueba.

México aún no tiene boleto en los tres metros individuales porque en el Mundial, Espinosa terminó 24ta, alejada de la final que daba el pase.

“Aunque hoy no me fue bien, a un año de Juegos Olímpicos tengo oportunidad de saber en qué trabajar, hoy mi entrenador Iván Bautista pudo ver en lo que fallé para poder mejorar, estoy tranquila que haya pasado hoy para saber en qué trabajar a futuro”, dijo Espinosa, quien antes de contemplar la posibilidad del retiro definitivo en el lejano oriente, deberá ser elegida por la Federación Mexicana de Natación.

Su elección para los Panamericanos de Lima desató una oleada de críticas sobre los federativos de su deporte, quienes nunca explicaron cuál fue la metodología para hacerlo.

Si los dirigentes le dan de nuevo el visto bueno de nueva cuenta, Espinosa podrá buscar un cierre más decoroso para su brillante carrera.

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