Avatares, en África, de técnico mexicano de futbol
Foto: Especial
Por Jesús Yañez Orozco
- »Sufrí carencias, pero gané proyección», afirma Javier Martínez, 48 años de edad
- Fue a probar suerte a 14 mil 351 mil kilómetros de distancia por la falta de oportunidad en el balompié nacional
- Dirigió al club Rayon Sports en Ruanda, país que hace 26 años sufrió un genocidio calculado en un millón de personas
- También fue estratega en Uganda
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de abril de 2020.- Cercano al medio siglo de edad, en un intento por buscar oportunidades en el extranjero, el director técnico mexicano Javier Martínez encontró una agridulce experiencia con el club Rayon Sports de Ruanda, país donde hace 26 años ocurrió un genocidio que dejó alrededor de un millón de muertos. Fueron avatares del balón.
Rechazado en el futbol local viajó a la aventura a 14 mil 351 kilómetros de distancia. Iba a un continente dejado de la mano de Dios. Donde, literal, la vida nada vale.
“Gané proyección en África pero a costa de adeudos y de vivir en condiciones precarias”, resume nostálgico.
La falta de espacios para los estrategas nacionales en el balompié mexicano llevó a Martínez hasta el continente africano, donde dirigió hace un año al club Vipers de Uganda. Después aceptó una oferta para entrenar al Rayon Sports, uno de los más importantes de África del este.
Danza en la memoria de Martínez el 6 de agosto de 2018. Ese día fue presentado como el nuevo director técnico del Vipers SC de la Premier League de Uganda. Dirigiría al club por las próximas dos temporadas. Llegó en búsqueda de repetir lo que se hizo en 2017-2018, temporada en la que fueron líderes generales con 19 partidos ganados, ocho empates y solo tres derrotas en todo el torneo. No cumplió el objetivo y salió.
Esta no era la primera vez que trabajaba en el futbol extranjero. Ya ha tenido experiencia en clubes como el CSD Charchá de Guatemala y Juventus de Nicaragua.
En México, Martínez Espinosa, 48 años, dirigió a la Sub-13 de Cruz Azul y fue auxiliar técnico del plantel Sub-17 del conjunto celeste, además colaboró en el Centro de Formación de Rayados de Monterrey.
Pero, desde que llegó a Ruanda comenzaron los inconvenientes.
El hospedaje que le dio el club no correspondía a lo acordado. Era prácticamente un hotel de paso, sin condiciones de salubridad, recordó. Se iba de manera constante la luz y sobre todo no había agua. Elemento indispensable en un territorio donde enfermedades como la malaria, dengue y fiebre amarilla suelen ser frecuentes.
Además, durante los últimos días que trabajó para el Rayon Sports tuvo que lidiar con problemas económicos, debido a que el plantel le quedó a deber parte de su salario. «Desde que llegué en septiembre, la directiva debía pagos a los jugadores desde la temporada pasada, y en mi caso me adeudaban el mes de diciembre», recuerda.
Masacre
(Refugiados ruandeses, en espera de agua, durante el genocidio hace 26 años. Foto El País)
El DT mexicano sabía que en Ruanda, hace exactamente 26 años, comenzó uno de los más feroces genocidios de la humanidad a finales del siglo pasado. Fue un intento de exterminio de la población Tutsi por parte del gobierno hegemónico ruandés Hutu. Eran ancestrales disputas tribales.
Ocurrió entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, en el que se asesinó aproximadamente al 70% de los Tutsis, estimándose entre quinientos mil y un millón de personas masacradas. La violencia sexual fue generalizada, con una estimación de 250 mil a quinientas mil mujeres violadas durante el genocidio.
Rabiosos asesinatos masivos se iniciaron tras el atentado del 6 de abril de 1994 contra los presidentes, ruandés, Juvenal Habyarimana y el burundés Cyprien Ntaryamira, ambos hutu. Murieron tras ser derribado el avión en el que viajaban por dos misiles lanzados desde tierra.
Incluso, esa crudelísima historia se llevó a la pantalla. Se llama Hotel Ruanda. Película británica que se proyectó 2004. Fue dirigida por Terry George, co-escrita con Keir Pearson. Es protagonizada por Don Cheadle y Sophie Okonedo.
Su sueño
Pese a las difíciles circunstancias en el país africano, Martínez entregó buenos resultados deportivos. El equipo era bueno, pero algunos jugadores estaban inconformes por la falta de pagos. Aun así, la prensa me reconoció por obtener nueve victorias con cuatro empates y dos derrotas, dice con satisfacción. Desafortunadamente uno de esos descalabros fue contra su rival más importante y propició su salida.
Aunque el club había pagado el boleto de vuelta para que Martínez regresara a México, lo hizo cuando firmaron el contrato y al tener una salida anticipada, el timonel tuvo que pagar 350 dólares por el cambio de fecha del vuelo.
Sin embargo, la complicada experiencia no desanima a Martínez, quien se muestra tranquilo de haber regresado a México en enero y enfrentar la pandemia del coronavirus en casa.
Reconoce que el Covid-19 detiene ofertas que ha recibido desde Kenia y Vietnam, por lo que ahora espera que termine la emergencia sanitaria para seguir con el crecimiento de mi carrera en el extranjero.
–¿No tiene interés de dirigir en México?
–El futbol mexicano está saturado de extranjeros y ahora sería más complicado ante la posibilidad de que desaparezcan la Liga de Ascenso. Soy optimista y ojalá haya alguna oportunidad. Pero no quito el dedo del renglón en África. Porque es donde he ganado reconocimiento, más que en mi país.
Y suelta su sueño:
“Ahora aspiro a dirigir a uno de los grandes equipos africanos en Egipto o Sudáfrica.”