Cielo e infierno: dictan 75 años de cárcel a ex portero mexicano

Foto: Cuartoscuro

Por Jesús Yañez Orozco

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de enero de 2019.- El mexicano Omar Gato Ortiz, ex portero, en el profesionalismo durante 13 años, fue condenado a 75 años de cárcel como responsable de participar en tres secuestros, entre ellos el de una menor de edad. El ex jugador de 42 años sólo purgará 60 de los que fue sentenciado, porque es el máximo que permite la ley en estado de Nuevo León, al norte del país. Pasó del cielo al infierno y cimbró a la opinión pública. En un santiamén se hizo viral en redes sociales.

Otras dos personas identificadas como Luis Alberto y César Acosta fueron condenados a 75 y 70 años, respectivamente. Todos están recluidos en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Cadereyta, en aquella entidad.

El ex presidente del Monterrey, Jorge Urdiales, quien fue directivo al frente del club cuando Ortiz jugaba con la Pandilla, reveló a Mediotiempo.com que se sorprendió por la noticia, ya que creía en su inocencia y confiaba que saldría de la cárcel.

“Me impacta muy fuerte. La verdad siempre esperé que fuera exculpado, que fuera liberado de esos cargos. Sin embargo, no fue así y me duele mucho por él, por su familia, por la familia del futbol, porque es un ex jugador que fue destacado, que logró cosas importantes en este deporte”.

Hace siete años exactos, el 7 de enero de 2012, el Gato Ortiz fue detenido acusado de seleccionar a las víctimas que serían secuestradas, aprovechando los círculos en los que se desenvolvía por su fama de futbolista profesional. Entre ellas se encontraba Armando Gómez,  esposo de la cantante Gloria Trevi.

El modo de operar de la banda con la que se le asocia, aprovechaba la popularidad Ortiz, quien se ganaba la confianza de las víctimas, generalmente mujeres, para obtener información y secuestrarlas, a ellas directamente o  algún familiar.

Antes de que saltara a los titulares aquella noticia, El Gato estuvo implicado en un escándalo relacionado con dopaje, por el que fue suspendido un par de años en 2010.

El portero debutó con el Atlante en 1997 y defendió las redes de Monterrey, Jaguares, Celaya y Necaxa, tenía un aspecto imponente. Era una suerte de rockstar: rubio, ojos verdes, con una musculatura muy desarrollada. Mide 1.80 de estatura. AL momento de su detención tenía 35 por ciento del cuerpo tatuado.

En 2010, fue suspendido al dar positivo en unas pruebas antidopaje, donde presentó rastros de dos sustancias prohibidas en el deporte, utilizadas para el desarrollo de la masa muscular y fuerza. El 10 de mayo de ese año fue castigado con un par de años de inactividad.

El Gato no volvió al futbol, pues en abril de 2012 terminaría su sanción. Pero fue detenido en enero e inició su proceso por el delito de secuestro agravado, por el cual no tiene derecho a reducir la pena.

Durante el proceso, el ex portero ofreció algunas entrevistas en las cuales se declaraba inocente. En una de ellas incluso mostraba cómo era la vida cotidiana dentro del penal Cadereyta. En las charlas insistía en que las pruebas en su contra eran débiles y que todo se sustentaba en declaraciones extraídas con tortura física y psicológica.

En momentos de confesión, Ortiz reconoció que le dolía más el proceso que vivió por el dopaje que las acusaciones de secuestro, pues según contó en el primer caso sí asumía su responsabilidad.

“Me dolió más el dopaje, porque todo se me derrumbó en aquellos días. Porque sí hice algo”, aceptó.

Relató en aquellas entrevistas que después de varios exámenes que le realizaron en México, donde no aparecían resultados positivos, lo hicieron confiarse. Pero fue tras viajar con Monterrey a Colombia para participar en la Copa Libertadores, cuando la Conmebol notificó que había dado positivo.

Urdiales compartió la manera en que el Gato se desenvolvía en el día a día en los entrenamientos y en los partidos con el equipo del Cerro de la Silla.

“Omar era una persona muy dedicada a la profesión, que se preparaba muy bien y que se preocupó y ocupó siempre por mantenerse en muy buena forma. Él era muy competitivo, muy profesional, era un poquito introvertido, de pocas palabras, pero de total entrega en su trabajo”, comentó.

El declive en la carrera de Omar Ortiz comenzó desde abril del 2010, cuando fue sancionado por la Conmebol por dar positivo por Oximetholone y Dromostanolona, sustancias utilizadas por los fisicoculturistas para aumentar su masa muscular.

“Desafortunadamente fue sancionado por la Conmebol por una sustancia que tomaba para prepararse mejor. Nunca con el afán de sacar ventaja. Porque no era una sustancia que le diera un plus o una ventaja sobre los rivales, simplemente resultó ser una sustancia que no estaba permitida y lo tomó, desgraciadamente ahí terminó su carrera”, recordó Urdiales.

El Gato cavó su propio infierno.

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