Comenzó Canelo el principio de su ocaso

  •  “Ya llegó a su límite”, analiza José Benavidez, experimentado entrenador y padre de David Benavidez

  • Es el boxeador mexicano-estadounidense considerado adversario natural para Álvarez en peso supermediano

  •  “Y lo vimos ante Dmitry Bivol”, subraya

  •  Si sigue en semipesado, “van a lastimarlo”, advierte

Periodistas Unidos/Balón Cuadrado/Agencias. Ciudad de México. 09 de mayo de 2022.- Después de 16 años sobre el ring, la noche del sábado pasado ‘Canelo’ era la encarnación de la derrota: rostro tumefacto, contrito, a punto del llanto. Mancillada su cara de un actor de Hollywood. Ambos brazos desmayados a sus costados que remataban en albos guantes de boxeo. Dos poderosos mazos que eran de cristal.  Su rival, Dmitri Bivol, sin mucha ciencia sobre el ring, a base de jabs, anuló la artillería del tapatío.

Era de salva.

Como nunca en su vida de 61 peleas profesionales. Estaba desmadejado, peor que cuando cayó por primera vez con el estadounidense Floyd Mayweather, en septiembre de 2019. Fue osadía pelear en semicompleto,

Saúl Álvarez no es tan bueno como muchos creen ni tan malo como algunos opinan: es un peleador de medianas virtudes sobre el ring. Sin demeritar sus capacidades exaltadas al infinito por la voracidad de la industria boxística hasta convertirlo en diamante que nunca brilló porque enfrentaba rivales a modo: bultos.

Quizá cruzó el dintel de su ocaso.

Hay algo trágico en todo boxeador reducido por un oponente. La derrota tiene algo de teatral. Saúl Canelo Álvarez –algunos dirán que por obra de mercadotecnia; otros reconocerán sus méritos– acostumbró a representar la imagen del atleta invencible, resume hoy el diario mexicano La Jornada.

Agrega:

El rival fuerte que apabulla a quien se le ponga enfrente sin importar las desventajas aparentes. Eso hasta la noche del sábado pasado en Las Vegas –ante 20 mil aficionados–, cuando el ruso Dmitry Bivol, campeón en semipesado, exhibió al mexicano en su dimensión más precaria.

“Canelo ya llegó a su límite y lo vimos ante Dmitry Bivol”, analiza José Benavidez, experimentado entrenador y padre de David Benavidez, boxeador mexicano-estadounidense considerado adversario natural para Álvarez en peso supermediano.

“El ruso no hizo nada espectacular y con eso le alcanzó”, considera Benavidez

Saúl, resume, “llegó a su máximo y ya aprendió todo lo que podía, ya no lo veremos hacer nada nuevo o sorprendente. Y los rivales ya aprendieron a pelearle”.

El argumento de Benavidez no busca restar méritos al Canelo. Lo reconoce como hábil, fuerte y disciplinado.

Sin embargo, la percepción que Álvarez y su equipo construyeron, de que no había nadie que pudiera vencerlo en supermediano, los llevó a correr un riesgo desproporcionado en una categoría que le queda grande, los semipesados.

“No deben perderle respeto al peso”, advierte Benavidez.

Por eso, subraya, “existen las divisiones y por más que lo desarrollen con músculos, quedó claro que pierde velocidad y potencia. Con poco, Bivol lo mantuvo a raya y lo golpeó bastante”.

Explica:

Como nunca había ocurrido en su carrera, porque ante Floy Mayweather –quien le propinó su primera derrota– el problema fue que el mexicano no podía conectarlo, ante Bivol los golpes del Canelo parecían inocuos, con poder y sin capacidad de hacer daño a un oponente que se veía entero hasta el final del combate.

“Fue dramático –agrega Benavidez– ver cómo al Canelo se le agotaron los recursos y de pronto se quedaba estático, sin opciones para enfrentar a Bivol”.

Todo lo que oponía, detalla, “eran golpes volados que buscaban la cabeza del ruso y su habilidad para quitarse golpes, que no siempre funcionó”.

Dijo que pensaba exigir la revancha a la que tiene derecho por contrato, comenta Benavidez:

 “Yo creo que deberían pensarlo antes de hacerla válida. Ya vimos que como tanquecito lento no hace daño y, al contrario, recibe golpes innecesarios. En una revancha hasta podrían lastimarlo”.

El entrenador estima que el futuro del Canelo está en la división supermediano.

Ahí puede dar grandes peleas si busca lo mejor entre los rivales, entre los cuales menciona a su hijo David, sin volver a exponerse en una categoría en la que por más que trabaje, su cuerpo no le va a responder.

“Hay que reconocer, eso sí, el valor que tiene”, concluye Benavidez.

(Con información del diario La Jornada)

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