Con espectadores de lujo, Murray sobrevive en el US Open

Foto: Seth Wenig / AP

Por Howard Fendrich

AP. Nueva York, Estados Unidos. 02 de septiembre de 2020.- Esta fue la clase de partido que motivó a Andy Murray seguir jugando, el tipo de competencia y remontada que siempre ha disfrutado. La razón por la que se operó dos veces la cadera y por la que aceptó todo el sacrificio que debió seguir en su rehabilitación posterior.

Y también fue el clásico partido de Murray — impávido por la desventaja, improvisando sobre la marcha, gruñendo de principio a fin. Un partido entretenido.

Si bien no se permite la presencia de público en este Abierto de Estados Unidos por la pandemia, sus colegas de circuito aparecieron en los palcos para admirar la forma en que el popular campeón de 2012 levantaba una bola de partido y, eventualmente, se apuntaba la victoria.

En su primer encuentro de Grand Slam en casi 20 meses, Murray exigió resistencia de la pieza de metal que se le implantó en la cadera, durante un duelo de 4 horas y 39 minutos en el estadio Arthur Ashe. El escocés ganó por décima vez revirtiendo un déficit de dos sets, al imponerse 4-6, 4-6, 7-6 (5), 7-6 (4), 6-4 ante Yoshihito Nishioka. Su rival de turno será Felix Auger-Aliassime, un canadiense de 20 años y 15to cabeza de serie.

La mayor preocupación de Murray tras el partido fue si le iban a dar el permiso para darse un baño de hielo en el vestuario del Ashe.

“Han dicho que es para emergencias. Para mí, esto es una emergencia ahora mismo. Me duele el cuerpo”, dijo el escocés de 33 años que recibió tratamiento durante el partido por una par de ampollas en ambos dedos gordos. “Fue por lejos mi partido de tenis más largo desde 2019, de veras”.

Y varias de las grandes luminarias del tenis le vieron en primera fila.

Gente como Novak Djokovic, Dominic Thiem, Naomi Osaka, Garbiñe Muguruza y otros, algunos comiendo mientras observaban desde los balcones de sus suites personales — los espacios privilegiados del Ashe que generan cientos de miles de dólares durante el torneo pero que han sido asignados a los jugadores preclasificados debido a la prohibición de tener espectadores.

El despliegue de Murray brindó la mayor dosis de entretenimiento de la segunda jornada en Flushing Meadows.

Serena Williams puso en marcha otro intento por el esquivo 24to título de sencillos en las grandes citas, despachando 7-5, 6-3 a su compatriota estadounidense Kristie Ahn. Solventó el duelo pese a que en ambos sets sufrió quiebres de servicio que le dejaron en desventaja.

“Yo estuve alentando a Andy todo el tiempo”, dijo Williams. “Realmente quería que ganara”.

Serena se sentó después en el graderío para apoyar a su hermana Venus, esta vez con menos suerte. La veterana fue eliminada 6-3, 7-5 por Karolina Muchova.

En los duelos nocturnos, Daniil Medvedev, el finalista en 2019, aplastó 6-1, 6-2, 6-4 al argentino Federico Delbonis. Y la belga Kim Clijsters, quien ha vuelto al tenis y disputa su primer major en ocho años, cayó por 3-6, 7-5, 6-1, ante Ekaterina Alexandrova.

A primera hora, Thiem, subcampeón de tres grandes, y Muguruza, dueña de dos coronas pero nunca en Nueva York, sortearon sus debuts. También lo hizo Sofia Kenin, reinante campeona del Abierto de Australia.

El estadounidense J.J. Wolf no desperdició el wildcard que recibió de los organizadores y protagonizó la sorpresa al vencer 6-2, 0-6, 6-3, 6-3 al argentino Guido Pella (29no cabeza de serie). Con 21 años, Wolf vivió su primera experiencia en el cuadro principal de un grande. Pella alcanzó los cuartos de final de Wimbledon el año pasado.

Alguien que sin duda debe valorar la perseverancia de Murray es Andrey Kuznetsov, un ruso de 29 años que estuvo alejado de las canchas durante dos años y medio tras una cirugía de cadera. Kuznetsov eliminó a Sam Querrey por 6-4, 7-5 (6), 6-2, convirtiéndose en el primer jugador sin ránking que gana un partido de Grand Slam desde Nicolas Kiefer en el Wimbledon de 2007.

Murray es un ex número uno del mundo cuyas credenciales también incluyen un par de campeonatos de Wimbledon y dos medallas olímpicas de oro.

Pero fue operado en la cadera derecha en enero de 2018, y otra vez en enero de 2019. Llegó a considerar que podría retirarse del tenis.

Reapareció en el circuito la pasada temporada. Una dolencia de pelvis y el parón por el coronavirus le impidieron jugar entre noviembre de 2019 y este agosto, cuando ganó un par de partidos y perdió otro en el Abierto Western & Southern, un torneo que se disputó en la sede del US Open.

Pero esos fueron duelos al mejor de tres sets, no a cinco. La exigencia fue mayor ante Nishioka. El zurdo japonés, 49no en el ránking, tiene la facilidad de devolver todo.

Murray conspiró en contra de sí mismo con 13 doble faltas.

“Los dedos gordos de los pies están bien golpeados, pero todo bien físicamente. Creo que al inicio del partido tenía reticencia por jugar un partido largo, porque ha pasado tanto tiempo”, señaló Murray. “Cuando quedé dos sets abajo, no tuve otro remedio que poner toda la carne en el asador para sacarlo adelante”.

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