Encendida polémica: atletas transgénero chocan con prejuicios
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Entre la medicina y la inclusión
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La testosterona no es la causa de la supremacía atlética, según especialistas
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Hay atletas que deben adaptarse a los cambios de su propio cuerpo
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Además superar el miedo al rechazo, tomar terapia hormonal y psicológica
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También entrenar como si se estuvieran al 100 por ciento sin estarlo
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Ganar o perder y así encarar críticas y discriminación
Periodistas Unidos/Balón Cuadrado/Agencias. Ciudad de México. 21 de abril de 2022.- Hay atletas que deben adaptarse a los cambios de su propio cuerpo, además superar el miedo al rechazo, tomar una terapia hormonal, entrenar como si se estuvieran al 100 por ciento sin estarlo, ganar o perder y así encarar críticas y discriminación. Ese recorrido es la experiencia de una persona transgénero que busca competir en el alto rendimiento.
La participación de las atletas trans en los certámenes de élite ha abierto un debate entre la medicina deportiva y la inclusión de la diversidad sexual.
Los casos más recientes fueron los de la joven nadadora estadunidense Lia Thomas, quien encadenó victorias en competencias universitarias y se le acusó de una supuesta ventaja física, pese a estar sometida desde hace dos años a una terapia hormonal, así como el de la ciclista británica Emily Bridges, a quien se le negó participar en una carrera.
Adaptación y sufrimiento
“El proceso de adaptación es un sufrimiento. No veo una ventaja en el rendimiento, sino que hay muchos costos que me toca pagar física y emocionalmente para poder ser una atleta de alto rendimiento”, dijo sobre esta transición la argentina Mara Gómez, primera futbolista transgénero en una liga profesional femenil.
“Las opiniones son diversas. Las atletas transgénero, a pesar de que los niveles de testosterona bajan, tienen ventajas por tener más estatura, fuerza, menos anchura de pelvis y son más agresivos en competencia”, afirmó al portal Runners World María José Martínez Patiño, ex atleta española, suspendida en 1986 por tener un cromosoma masculino y quien ahora colabora con el Comité Olímpico Internacional (COI) en el estudio de los problemas de género.
Uno de los primeros antecedentes fue el caso de la tenista estadunidense Renée Richards, antes Richard Raskind, quien en 1977 compitió en dobles en el Abierto de Estados Unidos, luego de que la Corte Suprema de Nueva York falló en favor para permitirle participar.
El COI abrió en 2003 la posibilidad a atletas transgénero a participar en deportes olímpicos y modificó su reglamento en 2015. Estableció como requisito que las deportistas se declaren mujeres y fijó un tope en los niveles de testosterona de 10 nanomoles por litro de sangre.
Bajo este lineamiento, la halterista australiana Laurel Hubbard se convirtió en la primera atleta transgénero en competir en unos Juegos Olímpicos, aunque quedó eliminada en la categoría de más de 87 kilogramos en Tokio 2020 al no lograr un levantamiento exitoso.
“Si tuviera ventaja, hubiera ganado incluso el oro”, ironizó el mexicano Ricardo del Real –antes Mónica–, quien realizó su transición de género años después de haber conseguido como mujer varias preseas mundiales y panamericanas en taekwondo.
Hubbard no fue la única que rompió estereotipos en Tokio 2020. La canadiense Quinn hizo historia como la primera deportista trans no binario en ganar una presea olímpica luego de que su selección venció a Suecia en la final de futbol femenil.
Incluso, la jugadora competía en la National Women Soccer League de Estados Unidos, pero fue hasta septiembre de 2020 cuando reveló su identidad como persona transgénero no binaria, en referencia a quienes no se identifican con los perfiles masculino o femenino impuestos por la sociedad.
Después de estas primeras experiencias en Juegos Olímpicos, el COI cambió en noviembre de 2021 sus reglas con la intención de generar una inclusión. “No es necesario utilizar la testosterona (para decidir quién puede competir). Pero esto es una sugerencia, no es una regla absoluta”, explicó el director médico del organismo, Richard Budgett.
Con esta medida, el COI se manifestó en favor de la inclusión y dejó a las federaciones imponer sus reglamentos y medidas para las y los participantes transgénero. Detalló que las nuevas directrices son el resultado de un proceso de consulta de dos años con más de 250 atletas y partes interesadas.
“Estamos en pañales para este tema, el COI dijo sí a la inclusión, sin embargo las federaciones no son expertos en temas científicos y médicos, no tienen la capacidad de hacer estudios tan importantes con voluntarios”, apuntó Ricardo del Real.
Es importante, agregó, que haya más visibilidad e información argumentada para que las personas comiencen lo antes posible una transición de género y sus cuerpos estén bien adaptados.
Aún cuando en el futbol profesional Mara Gómez debutó en 2020 como la primera transgénero con el Villa San Carlos de primera división de Argentina, la FIFA no ha expresado una postura.
A Mara la salvó el futbol luego de haber recibido bullying en la adolescencia y rondar el suicidio. Al encontrar un espacio de inclusión en el barrio donde vivía buscó el camino al profesionalismo.
Pero su debut como futbolista apenas lo disfrutó. Llevaba dos años con terapia hormonal, había perdido masa muscular y no tenía la resistencia física óptima, incluso había acudido con sicólogos para llevar a cabo el proceso de transición.
Explicó:
“Para ser profesional tuve que aumentar la dosis de terapia hormonal, al debutar yo estaba mal física y emocionalmente. Incluso perdía el equilibrio, relató Gómez. Con todo eso, dicen que tengo ventaja física, pero ya en mi segundo club, ahora con Estudiantes, sólo he anotado un gol”.
Más estudios
La futbolista consideró importante que los organismos internacionales comiencen a trabajar con una perspectiva de género y sobre todo pensando en un deporte que no se limita a los perfiles tradicionales de lo femenino y masculino, en referencia a romper los estereotipos de género y orientación sexual.
“Tiene que haber más estudios, educación e información. Entre los atletas cisgénero también hay una ventaja por eso hay ganadores y perdedores. El COI ya no considera a la testosterona como un parámetro, porque influyen otros factores en la preparación de un deportista de alto rendimiento, como la alimentación o el entrenamiento”, detalló.
En ese aspecto, coinciden Lucía Ciccia y Hortensia Moreno, investigadoras del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), al señalar:
La testosterona no es la causa de la supremacía atlética.
“Aún se deben considerar la densidad ósea, sobre la que el estrés y la alimentación tienen un papel fundamental”, dijo Ciccia en una publicación de Gaceta UNAM.
El caso más reciente fue el de la ciclista Emily Bridges, quien fue declarada no elegible para participar en marzo en la prueba femenina de omnium del campeonato nacional británico.
El revuelo fue tal, que incluso el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, dijo que hombres biológicos no deberían competir en eventos femeninos.
Las Diferencias en el Desarrollo Sexual (DSD) han sido otro de los temas que ha provocado revuelo en el deporte, sobre todo tras el caso de la doble campeona olímpica Caster Semenya, a quien la IAAF le impidió competir en las distancias de su especialidad, de los 400 a los mil 500 metros, si no reducía sus niveles de testosterona por debajo de los 5 nanomoles por litro de sangre.
“De acuerdo con World Athletics y sus miembros, ¡soy un hombre cuando se trata de 400, 800 y mil 500 metros! Luego una mujer en 100, 200 y competencias de larga distancia. ¡Qué investigación! ¿Qué clase de tonto haría eso?”, publicó Semenya hace unos días en redes sociales.
Una terapia hormonal comienza a tener efectos entre los primeros tres meses, pero depende de cada persona el tiempo que tarda en completar el proceso, puede ser hasta dos años y el tratamiento es de por vida, explicó Erica Itzel González, médica y sexóloga de la clínica especializada Condesa.
“Antes sólo se veía lo binario (masculino y femenino). Hay críticas a las mujeres transgénero, pero no consideran que los hombres cisgénero tienen una ventaja en fuerza ante los chicos trans. Es un momento para romper con los estereotipos no sólo en el deporte”, sostuvo.
(Con información del diario La Jornada)