Estadounidenses, diosas griegas del balón, tetracampeonas mundiales
Foto: David Vincent / AP
Por Jesús Yañez Orozco
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 08 de julio de 2019.- De la mano de Megan Rapione, 34 años, orgullosamente lesbiana, goleadora –seis anotaciones–, mejor jugadora y alma de la justa –amén de férrea detractora del presidente Donald Trump, calificándolo de “racista” y “machista”, entre otros epítetos, negándose a ir a la Casa Blanca–, Estados Unidos volvió a ceñirse la corona de reina del futbol femenino mundial: venció 2-0 a Holanda en la sublime final celebrada en el estadio Lyon, Francia.
Teñido el pelo de lila, Rapione fue la heroína del mundial, dentro y fuera de la cancha. Sobre todo cuando llamó “la puta Casa Blanca”, la sede del omnímodo poder del mundo, donde habita el presidente estadounidense.
Imprescindible –ante un espectáculo cada vez más decadente– loar la épica colectiva de belleza física y futbolística sobre el rectángulo de verde irremediable, bajo un sol infernal –37 grados de temperatura– y la mirada de casi 60 mil aficionados, delirantes, que abarrotaron el inmueble.
Historia digna de una narrativa homérica.
Veintidós deidades griegas desplegaron un futbol lleno de plasticidad sensual sobre la cancha. Semejaban, también, bailarinas de ballet clásico, con el balón a sus pies.
Fue un grato rencuentro, durante 90 minutos, por la dignificación de este desangelado deporte en las 22 inconmensurables piernas de las futbolistas.
Por segunda edición consecutiva, las estadounidenses levantaron el cetro mundialista para mantener su hegemonía y sumar otro título más sus vitrinas.
Ya son cuatro los Mundiales –19991-1999-2015 y 2019– de las americanas en las ocho ediciones disputadas. Holanda fue un digno oponente hasta que un error lo pagó caro. Rapinoe, de penalti, y Rose Lavelle, con un golazo, dieron el título a las Barras y las Estrellas que seguirá reinando…
No se mira en el horizonte quién o cómo pueda arrebatar su cetro.
Estados Unidos salió como siempre: alta intensidad, velocidad en el juego y una fuerte presión. Asaeteaban a sus rivales por las bandas. Sin embargo, no encontraban cómo hacer daño a una Holanda bien plantada que cerraba los espacios hacía Rapinoe y Heath y no dejaba pensar a Lavelle.
Sarina Wiegman, estratega de la Naranja Mecánica femenina, había estudiado bien cómo aguantar el avasallador inicio de la escuadra norteamericana. Los minutos pasaban sin que Estados Unidos, por primera vez en todo el campeonato, lograse marcar.
Pocas ocasiones serias para Estados Unidos y menos para una Holanda que se esperaba un contragolpe que no terminaba de llegar.
El partido, sin embargo, se animó en el tramo final de la primera parte. Pero apareció una inmensa Sari Van Veenendaal. La meta sacó un remate de Morgan, otro tiro de la delantera desde fuera del área y uno más de Dahlkemper.
Apretaba Estados Unidos.
Pero entonces Holanda también dejó ver sus armas con el balón parado, que a punto estuvo de meter en un problema a las americanas.
Sin goles, se llegó al descanso.
Estados Unidos, por primera vez, no había marcado.
Tras la reanuación, de nuevo las jugadoras Jill Ellis desplegaron un futbol casi suicida . Pero las holandesas seguían muy sobrias atrás. Seguras y con ideas claras. Hasta que llegó el error. Stefania Van Der Gragt le cometió una infracción a Alex Morgan dentro del área la árbitra Stephanie Frappart sancionó a instancias de un VAR que tenía a la argentina Mariana De Almeida como asistente de video.
Rapinoe, tempano de hielo, villana frialdad, no falló desde los once metros. Con una finta dejó impávida a Sari Van Veenendaal. Era el minuto 61.
Obligó a Holanda a cambiar de idea de juego.
Eso dejó espacios y entonces apareció Lavelle para, con una gran jugada personal, sentenciar el partido. Estados Unidos tenía el partido donde quería y Holanda se vino abajo. Wiegman intentó hacer reaccionar a su equipo cambiando a defensa de tres y metiendo a Van de Sanden.
Ni así.
Lavelle puso cifras definitivas a los 69 minutos con soberbio gol de producción unipersonal que volvió a batir la solitaria resistencia de Van Veenendaal. Amagó a una pared con Alex Morgan y definió con un disparo que vulneró al arco holandés para establecer el 2-0 decisivo.
Las estadounidense pudieron golear de no ser por intentar hacerlo demasiado bonito y las intervenciones de Van Veenendaal, sin duda, la mejor del partido.
La portera volvió a aparecer en varias ocasiones claras para las estadounidenses. Holanda se queda a las puertas de su primer título ante el gigante estadounidense.
Las americanas mantienen su corona mundial y suman cuatro títulos de ocho ediciones.
Una generación de oro que, posiblemente, dice adiós a forma sublime.
Y, sí, fueron, son y serán, diosas griegas del balón.
Ficha técnica
Estados Unidos:
Naeher; O’Hara (Krieger, min.46), Dahlkemper, Sauerbrunn, Dunn; Mewis, Ertz, Lavelle; Heath (Lloyd, min.87), Morgan y Rapinoe (Press, min.79).
Holanda:
Van Veenendaal; Van Lunteren, Dekker (Van de Sanden, min.73), Van der Gragt, Bloodworth; Groenen, Van de Donk, Spitse, Beerensteyn, Miedema y Martens (Roord, min.71).
Goles: 1 – 0, min.61, Rapinoe. 2 – 0, min.69, Lavelle.
Árbitra: Stéphanie Frappart (FRA). Amonestó a (Dahlkemper, min.41) por parte de Estados Unidos. Y a Spitse (min.10) y Van der Gragt (min.60) en Países Bajos.
Estadio: Parc Olympique Lyonnais.
Rapione contra FIFA
Previo al encuentro, la irreverente Megan Rapinoe se mostró especialmente crítica con el hecho de que la final del Mundial femenino de futbol se disputara el mismo día que las finales de la Copa América y Copa Oro.
Lamentó que, «en general», no sienten «el mismo respeto que los hombres por parte de FIFA».
La jugadora del Seattle Reign subrayó que «fue una idea terrible» hacer coincidir las finales de otros dos torneos con la que medirá a las selecciones de Estados Unidos y de Holanda este domingo en Lyon.
«¡Esto es un Mundial!», dijo con sorna una de las capitanas de la escuadra estadounidense, la más laureada de la historia de la competición con tres títulos cuatro.
«En general, no sentimos el mismo respeto que los hombres por parte de FIFA», continuó Megan Rapinoe con la sinceridad que la caracteriza.
Hoy, al final del encuentro, en un intercambio de palabras con el presidente de la FIFA, éste pareció reclamar las palabras previas de la jugadora.
Megan olímpicamente lo ignoró.