«Estoy a disposición de la Justicia”: médico de Maradona
Foto: Especial
Por Jesús Yáñez Orozco
- “Con Diego hice lo mejor que se podía”, confiesa Leopoldo Luque
- El neurocirujano habla luego de que la Justicia allanara su casa en Adrogué
- El Diez “odiaba a los médicos, pero conmigo era genuino”, afirma
- Califica de «fortuita», muerte del Pelusa
- Habla a la prensa, luego que la policía allanara su casa en la causa que investiga una posible homicidio culposo del ex futbolista
- Aunque el procedimiento fue sorpresivo, según el portal argentino Infobae
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de noviembre de 2020.- “Estoy a disposición de la Justicia. Sé lo que hice con Diego y sé cómo lo hice. Tengo todo para mostrar”, reviró Leopoldo Luque, médico personal de Maradona a la acusación de la muerte del Diez por negligencia médica. “Estoy absolutamente seguro de que hice lo mejor que se podía con Diego”, agregó el doctor frente a las cámaras de televisión, desde su casa en el barrio de Adrogué.
Luque habló con la prensa luego de que, hace unas horas, la justicia argentina allanara su casa en la causa que investiga una posible homicidio culposo del ex futbolista. Aunque el procedimiento fue sorpresivo, cooperó con los efectivos de la DDI de San Isidro de la Policía Bonaerense y de la PFA.
“Lo que pidieron lo tuvieron. Se llevaron la historia clínica que yo llevo de Diego, con todos los registros de las atenciones que yo hice y de los profesionales que participaron; los dispositivos electrónicos de todo tipo: discos rígidos, computadoras, celulares todos desbloqueados”, detalló.
“Siempre estuve a disposición”, sostuvo ante la prensa y volvió a defender su proceder:“Sé lo que hice y cómo lo hice. Tengo todo para mostrar. Estoy absolutamente seguro de que hice lo mejor que se podía hacer con Diego.”
En sus declaraciones, el médico se defendió de las acusaciones por haber dado de alta al Diez prematuramente.
“Estoy muy mal porque se me murió mi amigo. Él necesitaba ayuda. No había forma de entrarle: él tenía autonomía, él decidía todo el tiempo. Yo no podía decirle: ‘Sobre este tema no podés decidir’”, aclaró.
Diego, reconoció, “era muy difícil. Me echó un montón de veces de su casa. Me echaba y después me llamaba. Esa era la relación que teníamos. Yo hacía sugerencias y él las aceptaba o no. Yo lo acompañaba al médico, lo acompañaba hasta el dentista, porque sino estaba al lado, Diego no se sacaba ni una muela.”
“Diego era un paciente de alta. Todo lo que se logró, como poner una enfermera estaba de más. Para todo se necesitaba el consentimiento de Diego: él podía echar a todos, como lo hizo, como echó al acompañante terapéutico, no lo quiso y se fue”, dijo.
Puntualizó:
“El alta neuroquirúrgica la tenía. El alta de la clínica la tenía. Después fueron sugerencias sobre las que el paciente tiene que tener voluntad. Yo no puedo obligar a un paciente e internarlo en un manicomio si no tengo criterio psiquiátrico.”
Ejemplificó que él no podía llevarlo a un centro de rehabilitación si el paciente no quiere. “Después, el paciente se podía haber ido cuando quería, hay videos donde él está bien, que todavía no van a salir, pero ya van a salir.”
El jueves 12 de noviembre, 13 días antes de su deceso, Luque fue a visitar a Maradona al barrio San Andrés.
“Voy a verlo y pasó lo que pasó siempre con Diego. Cuando Diego se pone mal, echa a todo el mundo. ¿Y qué se hace con eso? Lo que pasó el jueves fue que yo entré a la casa y él no quería recibir a nadie: no quería recibir al clínico, no quería recibir a nadie”.
(Leopoldo Luque, médico de Maradona, afirma que fue «fortuita» la muerte del Diez)
E interrogó:
“¿Quién era el único que podía ingresar a la habitación de él como profesional? Yo. Yo era al único que él podía bancar ahí adentro, ¿por qué?
Y respondió:
“Porque él ya sabía quién soy yo”.
Según Luque, Diego lo recibió y luego lo echó.
“‘Luque dejáme tranquilo, dale, la concha de tu hermana…’, me dijo. Yo sentado a un costado pidiéndole un esfuerzo más y él me echó. Entonces, todo lo que hice con él, fue todo de más. No es que yo hice de menos. Le pedía que se levante, que reciba a las hijas porque no quería recibir a las hijas”.
Respecto al estado del Diez dijo que el control neurológico era bueno.
“Él no estaba tomando alcohol y las pastillas estaban acomodadas por un equipo de salud mental. Había toda una contención, no era el Doctor Luque. Si yo le decía: ‘Diego, levantáte’, era un plus. Pero si el paciente me decía: ‘Andate’. Yo, ¿qué puedo hacer?”.
Subrayó:
“Me levanto y me voy. Después me siento y le digo: ‘A vos no te voy a dejar así’. Yo nunca lo dejé a Diego. Porque todos se iban. Todos. Porque es muy fácil hablar de la vereda de enfrente. Yo lo podría haber hecho y todo este quilombo se evitaba.
Confesó:
“Lo hice porque lo amaba, porque lo quería. Sabía que necesitaba ayuda. Entonces, cuando él me dice eso, me levanto y le digo: ‘Diego, para que yo me vaya, primero tenés que levantar de la cama. Y segundo me tenés que agarrar’”.
De acuerdo con el relato de Luque, cuando fue a sacarle los puntos, Diego lo desafió. “Me miró y me dijo: ‘Ah tenés miedo’. Esa era nuestra relación”.
Luque siguió:
“Incluso se dijo la estupidez de que yo a Diego lo externo. Al revés: yo fui el que lo llevó a la clínica. Me tuve que meter en el cuarto con él y casi agarrarme a piñas para llevarlo a una clínica. Él ya estaba de alta, él tenía que convencerse de mejorar. ¿Cómo convences a un señor así?”
Cuando la Justicia o un médico, reflexionó, cree que el paciente tiene un riesgo inminente de muerte, o de daños a terceros se hace algo. “Pero el riesgo de Diego era el consumo, no era un ataque cardíaco. Si nosotros hubiéramos creído que necesitaba un desfibrilador y una ambulancia, ese tipo estaría internado en una unidad coronaria”, agregó.
En todo momento, Luque dejó en claro que su trabajo con Maradona fue en equipo.
“Todos estábamos reunidos para ver qué era lo mejor para Diego: los familiares, Swiss Medical, psiquiatras, psicólogos. Mi función era lograr lo más difícil de todo: la voluntad de Diego, porque nada se podía hacer sin la voluntad de Diego”, explicó.
Abundó que “no se lo podía llevar a un hospital neuropsiquiátrico porque no hay criterio médico. Entonces, había que llevarlo a un centro de rehabilitación. ¿Y sabés qué requiere eso? La voluntad de Diego, lo cual era imposible”.
Acá, subrayó, “no hubo un error médico de parte de nadie. Diego tuvo un evento fortuito. Un ataque cardíaco que, en un paciente con sus características, es lo más común del mundo. Lamentablemente, es un hecho que podía pasar, le pudo haber pasado antes o después. Se hacía todo lo posible para disminuir la chance de ese evento, pero no se podía bloquearlo”.
La clínica, afirmó “actuó perfecto, nos recibió, operamos al paciente y como estaba en condición de alta se la dimos. Es más, yo le dije: ‘A mí no me gustaría que se vaya así, vamos a tratar de retenerlo un poco más’. ‘Perfecto, te apoyamos, pero entendé que esto no es un centro de rehabilitación. Es un centro de patología aguda’, me dijeron”.
Detalló:
“Hablan de responsables. ¿Quién era el responsable de qué? Todos hicimos lo mejor que se pudo. Le estoy agradecido a Swiss medical, a las enfermeras y la seguridad, que me llamaba cada vez que a Diego lo veían mal.”
Cuando hablan del supuesto entorno, enfatizó Luque, “eran todas personas que tenían que hacer malabares. ¿No sabían quién era Maradona? ¿O yo solo sé quién es Maradona? No sé si me reprocho algo. Pienso todo muchas veces. Me gustaría que esté acá. Él quería una vida que era mala”.
“Lo saqué a pelotear. Ya no quería ni pelotear. Un domingo que lo vi solo lo quise traer a mi casa. No quiso. Extrañaba muchos a los padres. Me siento raro porque le cambiamos la vida a lo último y él se fue. ‘¿Hasta dónde querés llegar?’ Eso me decía. Ya está. Ya sufrí mucho. No me reprocho nada. No sé qué están buscando. Un culpable. Un culpable que no veo en ningún lado”.
(Contrito Leopoldo Luque, doctor de Diego, ante la prensa)
Insistió que con Diego se hizo lo mejor que se pudo. “Estuve en el velorio y el entierro. Ayer le pregunté a Giannina cómo estaba y me dijo que estaba triste. Hablo mucho con Jana y con Diego Jr. También con las hermanas y con el sobrino. Con todos los que estaban cerca de él. Cuando se armó este quilombo yo no sabía qué hacer. La hermana, Kitty, a la que yo le escribí para ver qué hacía, si iba o no al velorio, me dijo:
‘Estás loco, vos sos de la familia’”.
Según Luque, Diego estaba muy triste y decaído. “Lo veía hace rato así. En las buenas estaban todos. En la buena yo lo dejaba respirar a Diego. Cuando Diego me ve a mí, sabía que algo estaba mal. Yo volvía a aparecer cuando Diego se encerraba en la pieza y me avisaban que estaba así. No salió de la habitación por tres días. El domingo lo fui a ver y estaba durmiendo en el sofá del living. Lo veía triste. Era muy solitario”.
El neurocirujano, también, contó cómo era su vínculo con Matías Morla, el abogado del Diez. “No hablamos hace un año. No tengo ningún problema con Matías”, aclaró.
El día del cumpleaños 60 de diego de Diego, el 30 de octubre, Luque no lo fue a saludar.
“Sabía que iban a aparecer un millón de personas. No me gustó verlo así el día del partido. Fui el lunes a la casa a decirle que no podía ser y me sacó cagando como siempre. Hay veces que necesitas cierto apoyo para tomar decisiones fuertes. Yo tenía la banca de la familia, pero había un equipo de profesionales actuando”, aclaró.
Describió:
“Yo no era supervisor de una supuesta internación domiciliaria. ¿Cómo le vas a clavar una internación domiciliaria a un tipo que no quiere ni a un acompañante terapéutico? No sé quién es la responsabilidad. Yo no lo manejaba. Diego era un paciente en condiciones de alta. Soy responsable de extenderle la vida y mejorarle la vida hasta lo último”.
Concluyó Leopoldo Luque:
“Yo a Diego lo amaba. Era como un papá para mí. No era un fanático de Maradona, yo amaba a Diego, era mi paciente preferido. Se hizo lo que había que hacer y más también. Obvio que hay un proceso legal y habrá una investigación. Yo me ajusto a derecho. Me voy a presentar donde me pidan. Hablo con ustedes –periodistas–, puedo hablar con cualquiera. No tengo nada que ocultar. Estoy orgulloso de cómo me comporté”.