FIFA, dulce encanto por el juego sucio
Por Jesús Yáñez Orozco
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 marzo de 2019.- A casi 4 años del FIFAgate, la federación más poderosa del planeta, con más asociados que la ONU, 211 contra 193, –que todo indicaba no iba a reincidir, después de la acuciosa investigación del FBI–, denota, tiene un dulce, crónico, encanto por el juego sucio: corrupción.
Oscura herencia desde que fue presidida durante dos décadas por el brasileño Joao Havelange –1974-1998–. Era una suerte de delincuente de cuello blanco de acuerdo con versiones periodísticas. Fueron 24 años de ignominia deportiva con la máscara del balón. Jugoso legado que, arrobado, recibió Joseph Blatter. Hasta la fecha el suizo sigue en la picota, pese a que después del FIFAgate perdió el cargo.
Resulta que el diario británico The Sunday Times publicó, hace unas horas, en exclusiva, nuevos documentos que probarían los acuerdos entre la FIFA y Qatar para el pago de 880 millones de dólares (algo más de 780 millones de euros, cerca de 170 mil millones de pesos) a cambio de que el Mundial de 2022 se celebrara en el país asiático.
Versión que acaparó importantes espacios de la industria mediática mundial y se viralizó en redes sociales. Incluso el prestigiado diario mexicano La Jornada –órgano no oficial del presidente Andrés Manuel López Obrador, supuestamente de izquierda— lo destacó en su editorial de hoy.
Siempre según la citada información del periódico británico, en 2010 –cuando Joseph Blatter era presidente de FIFA– Qatar ofreció en secreto 400 millones de dólares (356 millones de euros) 21 días antes de que se eligiera a Qatar como sede el Mundial de 2022.
La oferta se refería a la compra, por parte de Al Jazeera, de los derechos televisivos de los derechos de los Mundiales de 2018 y 2022 (unos 133,4 millones de euros por cada uno), pero incluía una cláusula por la cual se abonarían otros 89 millones de euros si el Mundial de 2022 se disputaba finalmente en Qatar.
Esta cláusula estaría ‘disfrazada’ en el contrato como el pago por los “costes de producción”, aún cuando ese trabajo de filmación y edición es habitualmente pagado por la FIFA.
De esta forma, Qatar se impuso como sede a Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, que eran los candidatos favoritos. Sin embargo, EU no cejó. Hará, conjuntamente, con Canadá y México, la Copa del Mundo de 2026.
Además se añade que también viene a “reconocer el alto valor que tiene para Al Jazeera” el hecho de que el Mundial se juegue en su país.
La mera oferta supone una violación de la normativa de la FIFA, que prohíbe que entidades vinculadas con la candidatura realicen ofertas financieras en relación con el proceso de elección de sede, siendo Al Jazeera propiedad del emir de Qatar, a su vez principal valedor de la candidatura del país a organizar la gran cita del futbol.
En los documentos publicados aparece también la firma de Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG, del grupo bein Media y de Qatar Sports Investments, en calidad de manager general de Al Jazeera Satellite Network.
Pero la exclusiva de The Sunday Times no termina ahí.
Tres años después, en 2013, Qatar habría presentado otra oferta secreta de 480 millones de dólares (427 millones de euros) a la FIFA por los derechos de televisión, poco antes de que la FIFA diera por concluida su investigación por corrupción en el proceso de elección de la sede del Mundial y suprimiera sus conclusiones.
Este contrato es ahora parte de una investigación de soborno por parte de la policía suiza. De este modo, el total de la oferta de Qatar habría alcanzado los 880 millones de dólares.
Los expertos consultados por The Sunday Times, creen que es difícil sostener que esas cantidades respondan a motivos estrictamente comerciales, ya que quintuplica lo que se venía pagando por esos derechos en la región.
La oferta de 400 millones de dólares por los derechos de televisión no solo supuso un récord, sino que es extraña porque fue la única que la FIFA aceptó antes de que se conociera cuál sería la sede del Mundial.
Según los nuevos documentos revelados por el medio británico, la FIFA debería recibir el próximo mes un pago millonario (incluyendo una parte de los 100 millones del bonus si el Mundial se disputaba en Qatar) según los términos del contrato.
Damian Collins, presidente del Comité Digital de Cultura, Medios y Deportes del Parlamento británico, dijo que FIFA debería congelar el pago y abrir investigación.
Dirty game (Juego Sucio)
El diario la Jornada dedicó su editorial a la versión del Sunday Times, con el título “Qatar y el juego sucio de la FIFA”. Llama la atención que no lleve en su sección deportiva la nota correspondiente.
Cabe recordar, aclara la publicación, que en mayo de 2015, como antecedente, 14 altos funcionarios de esa organización fueron detenidos por soborno, fraude y lavado de dinero en lo que se llamó Fifagate y que el entonces presidente del organismo, Joseph Blatter, fue suspendido de su cargo, al cual hubo de renunciar en forma definitiva al año siguiente.
(Joao Havelange y Joseph Blatter, obsesión desmedida de poder y dinero)
Pero los señalamientos por corrupción en el seno de la FIFA datan de mucho antes, al menos de 2002, cuando se acusó a Blatter de comprar votos para alcanzar la titularidad de la federación y de haber causado la bancarrota de la compañía International Sport and Leisure (ISL), auspiciante de la FIFA.
“A su vez, el antecesor de Blatter, el brasileño João Havelange, fue objeto de acusaciones por delitos tales como la recepción de sobornos e incluso de tráfico de armas y vínculos con el narcotráfico”, afirma el diario.
Significativamente un reporte sobre los estados financieros de la FIFA entre 2015 y 2018 y que fue difundido hace unos días por la agencia estadounidense de noticias Associated Press ( AP) señaló que sus reservas de efectivo alcanzaron 2 mil 740 millones de dólares y que sus ingresos se elevaron a 6 mil 400 millones en ese periodo.
El actual presidente del organismo, el ítalo-suizo Gianni Infantino, recibió un salario anual de casi 2 millones de dólares, además de un bono de 550 mil dólares.
Tales cifras, por desmesuradas que puedan parecer, quedan muy por debajo de los ingresos de Blatter, quien se otorgaba bonos de 11 o 12 millones de dólares tras la realización de cada mundial.
La organización rectora del futbol mundial es, pues, un nido de corrupción de altos vuelos. Pero este deplorable fenómeno no se limita a la cúpula: como pudo verse en los procesos de 2015, lo compartían varias federaciones nacionales, aunque en menores escalas monetarias.
Lo exasperante del caso es que no hay, a lo que puede verse, una institución capaz de sanear ésta y otras entidades internacionales en la medida que se requiere, y que la corrupción sigue afectando los intereses legítimos de países, empresas y, desde luego, aficionados de ese deporte.
Futbol, inmaculado juego sucio.