Imborrable historia del jugador holandés que visitó a Madres de Plaza de Mayo

Foto: Especial

Por Jesús Yañez Orozco

  • Cómo Wim Rijsbergen hizo el viaje lesionado, en bicicleta, durante el mundial de 1978, en Argentina para solidarizarse con ellas
  • “Fue muy conmocionante”, reconoce,
  • Este lunes 1° de junio se cumplieron  42 años de la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo
  • El equipo, dirigido por César Luis Menotti, resultó campeón en la final contra la escuadra neerlandesa
  • Ocurrió durante la feroz dictadura militar –1976-1982– que dejó 30 mil muertos desaparecidos
  • A sus 68 años de edad,  alaba a Maradona y Lionel Messi

Ciudad de México, 2 de junio (BALÓN CUADRADO).- Un acto solidario, en el marco del mundial de futbol de 1978, en Argentina –42 años después– ilumina el oscuro recuerdo de la aciaga desesperanza que abrasó a América del Sur, durante casi siete años. La feroz dictadura militar –encabezada por el general Rafael Videla–, dejó una negra estela de más de 30 mil muertos desaparecidos. De 1976 a 1982 hubo un festín de balas, asesinatos, tortura… Inmenso dolor. Aún simboliza purulenta herida de orfandad y desconsuelo.

Cruenta violación a los derechos humanos que no atemperó siquiera el balón.

La historia comienza así:

Wim Rijsbergen, ex defensor, titular en La Naranja Mecánica de Rinus Michel y Johan Cruyff en el Mundial 74 (subcampeón al perder la final con el local, Alemania Federal), jugó solo dos partidos y medio con Holanda en la Copa de Argentina: por una lesión fue reemplazado por Pieter Wildschut a los 44 minutos de la caída, en primera fase, con Escocia, 2-3, en la ciudad de Mendoza.

Sin embargo, ex jugador del seleccionado neerlandés marcó otro hito en su estadía en el país. Que, curiosamente, no estuvo relacionado con lo deportivo: visitó a las mundialmente conocidas Madres –ahora Abuelas– de Plaza de Mayo –que buscaban a sus hijos desaparecidos– durante el Mundial 78.

Aseguró que aquella experiencia “fue muy conmocionante” y reveló que, al igual que sus compañeros de equipo, “sabía que en la Argentina había muchas personas desaparecidas”.

«Vimos a las Madres con fotos de todos sus hijos desaparecidos y sus familias. ¡Fue muy conmocionante! «, reconoció Rijsbergen en una entrevista con el portal argentino Télam.com, a 42 años del Mundial, en el que su selección cayó en la final ante Argentina.

De 68 años, viudo, con tres hijos y cuatro nietos, Rijsbergen jugó en los equipos Zwolle, Feyenoord, Helmond Sport y Utrecht, de su país; Bastia (Francia) y New York Cosmos (Estados Unidos), donde llegó a actuar Pelé; y fue técnico, entre otros clubes, de Nac Brenda, Groningen y Universidad Católica, de Chile, donde condujo al argentino Néstor Pipo’Gorosito.

“Sigo disfrutando de los buenos jugadores argentinos que hemos visto en su selección y en Europa”, puntualizó el ex defensor.

Su último trabajo fue como DT del seleccionado de Islas Salomón, hasta enero de este año, y se comunicó con Télam desde Leiderdorp, donde reside temporalmente y trata «de disfrutar la vida un poco» antes de volver a su ciudad natal, Leiden.

–¿Puede confirmar si vio a las Madres de Plaza de Mayo? ¿Cómo fue ese encuentro y por qué fue a verlas? ¿Es verdad que fue desde el hotel donde se alojaba en bicicleta o es una leyenda?

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(El dolor que duele, 42 años después)

–Estuve allí y escribí una columna para un periódico y una revista en Holanda. Llegué en bicicleta porque tenía una lesión y necesitaba hacer mis ejercicios para mi tobillo con Wim Suurbier, quien también tenía una lesión. Vimos a las Madres con fotos de todos sus hijos desaparecidos y sus familias. ¡Fue muy conmocionante!

–¿Sabía de la existencia de las Madres de Plaza de Mayo?

–¡Sabíamos acerca de las Madres y que había muchas personas desaparecidas!

–Jan Jongbloed, arquero titular del seleccionado neerlandés en el Mundial 78, reveló en 2011 que tanto él como sus compañeros sabían lo que ocurría con la dictadura en el país, confesó que durante el certamen fue “a la Plaza a ver a las Madres” y admitió que conocía la existencia de un campo de concentración en donde funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). ¿Coincide?

–Puedo decir que había rumores acerca del régimen de (Jorge Rafael) Videla y que por esa razón los periodistas no eran muy positivos acerca de nuestro viaje a la Argentina. Pero los jugadores manteníamos la política y el deporte por separado. ¡Y además ir al Mundial era una chance de hablar con la gente allí!

–¿Sospecha que la dictadura ayudó a que el equipo argentino ganara la Copa del Mundo de 1978?

–Es posible, pero no lo sabemos. Los únicos que lo saben son la gente de la federación (AFA) y los jugadores (argentinos) de ese período.

–Aunque pasaron varias décadas, ¿qué piensa del partido Argentina 6 – Perú 0? –que habría estado arreglado para que el equipo anfitrión avanzara–

–No sabemos. ¡Siempre hubo rumores acerca del resultado! Pero Argentina tenía un buen equipo y la calidad para anotar esos goles. Fue un buen campeón.

–¿El equipo neerlandés era más fuerte en ese Mundial del 78 que el que perdió la final con Alemania en 1974?

–La gente y los especialistas todavía creen que el mejor equipo era el de 1974. Un combinado de los mejores equipos de Holanda, Ajax y Feyenoord, con Jan Jongbloed y Rob Rensenbrink.

–¿Argentina fue superior a su seleccionado en la final? ¿Cómo analiza ese partido?

–¡Tenían la ventaja de ser locales y tuvieron un poco de suerte con Rensenbrink cuando terminaba el juego! (Ndr: el delantero neerlandés estrelló un tiro en el palo derecho del arco de Ubaldo Matildo Fillol a pocos minutos del final). Después de eso, (Mario) Kempes tuvo unos buenos momentos. Pero no sabemos qué hubiera pasado si él (Rensenbrink) hubiera anotado.

–Por último, y ya que cuenta que sigue disfrutando de los futbolistas argentinos, ¿en qué lugar de la historia ubica a Diego Maradona?

–En el Olimpo del fútbol, sin ninguna duda. Con Pelé, Cruyff, Ronaldo, Lionel Messi y algunos más como (Franz) Beckenbauer y George Best.

–¿En ese sitio lo pone también a Messi?

–Sí, es uno de los mejores de la historia.

Y exclamó:

–¡Es un placer verlo jugar!

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