Lluvia de balas sobre Avispones, en la noche triste de los 43

Por José Luis Simón

Las balas sobre Avispones

Primera de dos partes

AMEXI. Chilpancingo, México. 23  de septiembre de 2024.- Don Víctor Lugo Ortiz, el chofer del autobús, le dio play a una película que se proyectó en las pantallas.

Los futbolistas y cuerpo técnico de Avispones de Chilpancingo vivían una mezcla de cansancio y de felicidad por la victoria, por 3-1 sobre Iguanas de Iguala.

Ya era cerca de las 11 de la noche, luego de un partido que inició a las 8 y terminó cerca de las 10 y el triunfo los llenó de satisfacción, aquel viernes 26 de septiembre de 2014.

Así marcaron el inicio de una esperanzadora temporada en la tercera división del futbol mexicano.

Por las mentes pasaron las imágenes de la presentación del equipo, Avispones de Chilpancingo, y la misa en la iglesia de la Asunción, como fieles devotos.

¡Vámanos!, dijo el entrenador

Ahí estaban en los asientos del camión, unos ya acomodados para poder dormir y otros todavía con el «ojo pelón», con la adrenalina todavía elevada.

Apenas recibió la cédula con el reporte del partido, el entrenador Pedro Rentería Lujano, de Avispones de Chilpancingo,  decidió que todos se subieran al camión de camino de regreso.

Ya no pasaron a cenar como estaba programado, porque alguien le comentó al técnico que había balaceras en Iguala.

En el camino, alguien de los jugadores vio una camioneta con encapuchados que los seguía sospechosamente.

¡Tírense al piso, son balazos!

Y de pronto toda la tranquilidad se quebró, se empezaron a escuchar fuertes sonidos.

“¡Tírense al piso, son balazos. Tírense al piso, son balazos!”, gritó el entrenador.

Todos o los que pudieron se tiraron al pasillo y afuera se escucharon los tronidos de las armas de fuego.

Adentro, el ruido ensordecedor y de terror de los impactos y los sonidos de cómo se quebraban los vidrios de las ventanas y caían los pedazos encima y a los lados.

¡No disparen, somos futbolistas!

Fue una lluvia de balas, una de ellas impactó en la cabeza de don Víctor Lugo Ortiz, al tiempo que el auxiliar técnico Jorge León gritó “¡somos futbolistas, no disparen. Somos futbolistas, no disparen!

El autobús, sin control, salió de la carretera y se detuvo en el acotamiento, exactamente en el crucero de Santa Teresa.

Fue entonces cuando los encapuchados dispararon de frente y fue cuando el futbolista adolescente David Josué García Evangelista “El Zurdito”  fue asesinado.

Blanca Montiel, una inocente más

También, el entrenador recibió tres impactos de bala, en la parte centro y derecha del abdomen y ya había varios heridos.

La lluvia de balas cesó, los armados dejaron de disparar al autobús de los Avispones de Chilpancingo y se fueron en plena carrera por la carretera, pero echaron bala a los automotores que pasaron.

Uno de ellos fue un taxi, donde falleció la señora Blanca Montiel y salió herido el conductor Aurelio García.

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