NFL: Lesiones cerebrales

Por Jesús Yañez Orozco

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de febrero de 2019.- El futbol americano profesional en Estados Unidos, históricamente, tiene el espíritu del circo romano donde los gladiadores no salían vivos. Instinto suicida y asesino son sus dos principales características. Y, donde los dueños de equipos, por el negocio que representa, son totalmente laxos para aplicar medidas eficaces  que protejan a los jugadores.

Porque, entre otras cosas, colocarían en el cadalso este deporte. Dejaría de ser el rudo espectáculo que lo hace uno de los atractivos nacionales por excelencia en la cultura estadounidense, con el beisbol y basquetbol.  Juego azaroso del American Dream. Se pone en riesgo la vida, consciente o inconscientemente.

Incluso, en días pasados, el presidente Donald Trump manifestó su oposición a que su hijo Barron, de 12 años de edad y 1.80 de estatura, practique futbol americano porque, reconoció, “es un deporte peligroso”.

Y dejó entrever que preferiría que jugará soccer.

Por cierto, el recién Super Bowl LIII logró un rating, en los hogares de las familias de los Estados Unidos, registró un promedio debajo de los 45 millones de espectadores. Se convirtió en el peor en la última década de acuerdo a las cifras preliminares de la agencia Nielsen.

Aunque el Super Bowl es considerado el evento por televisión más visto cada año, este 2019 las cifras no fueron las esperadas al ser apenas el segundo peor tras lo acontencido en 2009.

El triunfo de los New England Patriots sobre Los Angeles Rams por 13-3 logró un rating hogares de 44,9 y un share del 68%, según las cifras preliminares de Nielsen.

Se trata del peor dato desde la final del 2009 entre los Pittsburgh Steelers y los Arizona Cardinals, que logró un rating de 42,1.

México, históricamente, es patio trasero del llamado Imperialismo Yanqui. El deporte no es la excepción. Por eso, sus dos principales televisoras se convierten en la caja de pandora del American Dream. Dan amplia difusión a la NFL

Televisa, de Emilio Azcárraja Jean, desde la década de los 60s, y TV-Azteca, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, consentido del actual gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, a partir de los 90s.

Sus comentaristas y analistas omiten verter crítica alguna o minimizan las notas informativas que ponen en tela de juicio la NFL.

Tienen el síndrome de Juan Escutía –niño héroe mexicano que envuelto en la bandera, lanzándose desde el alcázar del Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México, durante la invasión estadounidense, de 1847, evitó que fuera mancillada– se acorazan con el lábaro patrio del vecino país del norte, en aras del sueño americano.

El Drama

En este contexto, que ratifica el temor de Donald Trump, un estudio arrojó que 111 ex jugadores de la liga de futbol americano de Estados Unidos (NFL), solamente uno evitó traumas cerebrales.

Un estudio aplicado en Boston con más de 202 ex jugadores de fútbol americano, desde profesionales que militaron en la National Football League (NFL), hasta jugadores universitarios y de escuela secundaria, arrojó cifras preocupantes en el porcentaje de afectados por enfermedades cerebrales.

Encontraron síntomas de CTE, en 177 de los ex jugadores examinados. Es decir en el 87,6% de los cerebros del estudio publicado entonces en el Journal of the American Medical Association.

En el informe, que representa la actualización más grande en enfermedades asociadas con los reiterados golpes en la cabeza, el desglose de afectados fue el siguiente: 110 de 111 ex jugadores de NFL; 48 de 53 jugadores universitarios; 9 de los 14 jugadores semiprofesionales; 7 de los 8 jugadores de la liga de futbol canadiense y 3 de los 14 jugadores de la escuela secundaria.

Se hallaron las enfermedades más graves en los ex jugadores profesionales y las más leves en los tres ex jugadores de la escuela secundaria. La edad media de muerte entre todos los participantes estudiados fue de 66 años. Hubo 18 suicidios entre los 177 diagnosticados.

Los reiterados golpes en los jugadores de futbol americano dejan secuelas en sus cerebros.

Muchos donantes o sus familias contribuyeron debido a las contusiones repetidas de los jugadores y síntomas preocupantes antes de la muerte.

“Hay muchas preguntas que quedan sin respuesta: ¿Qué tan común es esto en la población en general y en todos los futbolistas? ¿Cuántos años de fútbol es demasiado? ¿Cuál es el riesgo genético?. Algunos jugadores no tienen pruebas de esta enfermedad a pesar de largos años de juego”, dijo la autora principal de la investigación, Ann McKee, neurocientífica de la Universidad de Boston.

Además, según Ann McKee, es incierto si algunos hábitos de vida de los jugadores -alcohol, drogas, esteroides, dieta- pueden influir en los resultados.

De todas formas, afirmó que la investigación del banco de cerebros puede conducir a respuestas y una comprensión de cómo detectar la enfermedad “mientras que todavía hay una posibilidad de hacer algo al respecto”. Aún no hay tratamiento conocido.

Hasta el momento, la evidencia científica más fuerte dice que el CTE sólo puede ser diagnosticado mediante el examen de los cerebros después de la muerte, aunque algunos investigadores están experimentando con pruebas realizadas en la vida.

Muchos científicos creen que los golpes repetidos a la cabeza aumentan los riesgos de desarrollar traumas cerebrales.

En contrapartida, el Dr. Munro Cullum, neuropsicólogo del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, enfatizó que el informe se basa en una muestra selectiva de hombres que representan necesariamente a todos los jugadores de futbol.

Otros problemas, aparte del CTE, podrían explicar algunos de sus síntomas más comunes antes de la muerte: depresión, impulsividad y cambios de comportamiento.

La NFL dijo que estos informes son importantes para avanzar en la ciencia relacionada con traumatismo craneal y opinó que la liga “continuará trabajando con una amplia gama de expertos para mejorar la salud de los atletas actuales y anteriores”.

Después de años de negaciones, la NFL reconoció un vínculo entre los golpes en la cabeza y enfermedades cerebrales y acordó un acuerdo de mil millones de dólares para compensar a ex jugadores que habían acusado a la liga de ocultar los riesgos.



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