Portero español de 11 años, ejemplo mundial de fair play

Foto: Especial

Por Jesús Yañez Orozco

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 21 de febrero de 2020.- Seguramente, el niño Pablo Hernández no conoce a Albert Camus, Premio Nobel de Literatura 1957. El escritor sostenía, en vida, que lo que había aprendido de moral había sido gracias a que jugó fubol soccer amateur en su juventud. En días pasados, el pequeño dio una lección de compañerismo y deportividad al público que estaba gritando contra la árbitro, Ana López, desde las gradas del Complejo Deportivo de La Toba, en Asturias.

Es un ejemplo vívido mundial de fair play que, paradójicamente, poco se mira en los estadios de futbol profesional, donde el espíritu es ganar a toda costa. Así lo exige la parafernalia de la mercadotécnica del balón. Trae en la sangre, sin saber, la filosofía de deportivismo del literato angelino-francés.

Pablo Hernández, de 11 años de edad, reprendió a los padres que se encontraban abucheando a la árbitro, Ana López, desde las gradas del Complejo Deportivo de La Toba, en Asturias, en medio de un partido de futbol infantil.

La joven Ana López, de 19 años, arbitraba el partido entre el Avilés Stadium –donde él juega– y el Deportivo Valdés (de Tercera Alevín) cuando empezó a escuchar gritos e improperios por parte del público de la grada.

(Ana López y Pablito Hernández)

«No es la primera vez que escucho algo así», lamentó la joven.

Las protestas provocaron que la joven se pusiera nerviosa y empezase a llorar. Ante esto, Pablo Hernández, el pequeño portero, se giró y gritó desde su rollizo cuerpo, que temblaba como terremoto de baja intensidad:

«¡Callad y dejad a la árbitra tranquila de una vez, ¿no veis que está llorando?!»

Tras el grito de valor de Pablo los asistentes se relajaron.

«No sé muy bien lo que pasó… Es que no estaba mirando. Pero no escuché ni una protesta, ni un grito más», rememoró la árbitro.

De hecho, tras lo ocurrido, los padres empezaron a lanzar comentarios de ánimo como:

«¡Lo estás haciendo muy bien!».

Por otro lado, las mujeres continúan sufriendo machismo en los partidos de futbol. López recuerda que en otras ocasiones ha tenido que escuchar cosas como que este deporte era solo para hombres y que no podía haber mujeres árbitros:

«Eso no debe ser así», sentencia.

Después del partido, Ana López se encontró con el joven portero, para el cual solo tenía palabras de agradecimiento:

«Muchas gracias por todo, eres un ejemplo para los padres».

Quizá Pablo Hernández sea otro Nobel de Literatura en ciernes.

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