Qatar 2022: mundial de la ignominia

  • La Copa del Mundo que obligaron los intereses monetarios

  • Un “error”, como reconoció Joseph Blatter, rodeado de corrupción

  • Danza de los millones o cicuta del balón

  • Cuando Estados Unidos perdió la sede ante el emirato, su rabiosa respuesta fue una monumental investigación que destapó el FIFAgate

  • El torneo, con una inversión de 200 mil millones de dólares,  arrancará el próximo 20 de noviembre y terminará el 18 de diciembre 

Periodistas Unidos/Balón Cuadrado/Agencias. Ciudad de México. 15 de noviembre de 2022.-  La diminuta Qatar –poco más de 11 mil 500 kilómetros cuadrados– hizo una promesa a los aficionados hace 12 años, que simbolizaba cicuta del balón, cuando comenzó su rabiosa campaña para albergar el Mundial:

“Nos encanta el futbol como a ustedes, así que vengan y disfrútenlo con nosotros”.

El mensaje, dardo envenenado de curare, reconocía cierto escepticismo sobre la posibilidad de equiparar la pasión que había rodeado al máximo certamen del este deporte durante Alemania 2006, la edición mundialista más reciente hasta entonces.

De acuerdo con diversos expertos e informes, el costo de Qatar 2022 excederá los 200.000 millones de dólares.

Hasta ahora, los Mundiales más caros han sido el de Brasil, de 2014, y el de Rusia, de 2018. Ambos costaron menos de 15.000 millones.

El poderío económico del país árabe estriba en que es uno de los 14 miembros de la adinerada Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En la víspera del torneo, un furioso mar de dudas sigue ahí.

No se sabe si los aficionados LGBT+ estarán seguros en un país donde se penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo.

Y también causa inquietud el plan de Qatar de pagar los gastos de unos mil 500 aficionados, a fin de que visiten el país y generen influencia en las redes sociales.

Los seguidores invitados acudirán a la ceremonia inaugural y tratarán de generar contenido elogioso, para mostrar su pasión por el futbol.

Pero la elección de Qatar como sede de la Copa del Mundo –era sabido desde entonces, pero todo mundo guardó silencio cómplice—“fue un error”, señala ahora el ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declarado inocente junto a Michel Platini tras un juicio en un tribunal federal por su implicación en el caso FIFAGate, el mayor entramado de corrupción en la historia del futbol.

Con escasa tradición futbolística y limitaciones en alojamiento, la pequeña y adinerada nación se impuso en la ronda final de un proceso de cinco candidaturas para ser la sede de 2022, desatando la furia de Estados Unidos.

Aunque en los pasillos de la FIFA era un secreto a voces el anticipado triunfo de los estadounidenses, el proceso dio un vuelco en favor de los cataríes luego que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, organizó un almuerzo en el Palacio del Elíseo, en París, una semana antes de la votación pautada para el 2 de diciembre de 2010 por el comité ejecutivo.

Allí estuvieron el príncipe heredero de Qatar y actual emir, Tamim bin Hamad Al Thani; el primer ministro de Asuntos Exteriores, Hamad ben Jassem, además de Platini, entonces presidente de la UEFA.

Los acuerdos

Según la revista France Football, en la reunión se discutió la votación para elegir la sede de la Copa, pero además otros temas:

La compra del club París Saint-Germain, acuerdos entre la energética francesa EDF y Qatar Petroleum International, futuros contratos de la compañía Airbus con Qatar Airways, así como el arribo a Francia de la cadena televisiva BeIN Sports, filial del grupo Al Jazeera, con la condición de que el voto de Platini fuera para el emirato y no a los estadounidenses.

La FIFA, a su vez, recibiría un bono por 100 millones de euros de los jeques árabes y la garantía de firmar un segundo contrato de derechos televisivos por 480 millones de dólares, reveló el diario inglés The Sunday Times.

Llegada la votación, Qatar, nación principalmente llana y desértica donde en verano la temperatura supera los 40 grados centígrados, fue anunciada como organizadora del torneo en 2022 –al mismo tiempo que Rusia de 2018– sin sospechar el escándalo de corrupción que vendría después.

Estados Unidos, furioso porque perdió aquella elección, acudió en seguida al FBI por presuntas irregularidades en el procedimiento.

La monumental investigación –conocida como FIFAGate– abrió varios frentes, pero, en su afán de quitarle el matiz revanchista por haberse quedado sin la Copa, las autoridades estadounidenses afirmaron que todo comenzó meses antes.

El negocio

La prensa europea reveló que el presidente de la Federación catarí y también titular de la Confederación Asiática de futbol, Mohammed bin Hamman, pagó hasta 3.6 millones de dólares a 30 miembros de la FIFA y otro tanto a dirigentes africanos para asegurarse el voto favorable.

“Encuentro vergonzoso que se me arrastre por el barro”, declaró Platini al diario Le Monde, en medio de las diligencias que también encabezaron elementos de la policía británica, Scotland Yard.

El punto culminante llegó con la detención de siete altos funcionarios en mayo de 2015, en un hotel de Suiza. Joseph Blatter, entonces mandamás de la FIFA durante 17 años, cayó del trono del máximo organismo del futbol tan estrepitosamente como el francés, quien aspiraba a sucederlo.

“Sarkozy nunca me pidió votar por Qatar, pero yo sabía que era beneficioso”, reconoció el titular de la UEFA, señalado por Blatter de echar abajo la candidatura estadounidense.

Ambos tuvieron que afrontar un proceso judicial tras la renuncia a sus cargos, mientras en la FIFA se convocaban a elecciones extraordinarias en febrero de 2016, en las que resultó ganador Gianni Infantino, quien se mudó al emirato en el último año.

Aunque arrepentido de sus errores, el suizo acusó a Estados Unidos e Inglaterra, que perdió el derecho a organizar el Mundial de 2018, de sumarse a una campaña para destruir a la FIFA. Junto a las autoridades, dijo, esos países orquestaron el ataque contra el organismo.

Críticas por derechos laborales

Qatar, país musulmán con leyes, costumbres y prácticas arraigadas en el Islam, es ahora el anfitrión más chico en tamaño desde el Mundial de Suiza 1954. Como otras naciones del Golfo Pérsico, depende de millones de trabajadores migrantes, que son la mayoría de la población y casi 95 por ciento de la fuerza laboral, desde los ejecutivos corporativos de altos salarios a los obreros de la construcción.

Ante las intensas críticas, el emirato ha desmantelado buena parte del sistema conocido como kafala, que vinculaba a los trabajadores a sus empleadores y hacía casi imposible que renunciaran o cambiaran de empleo sin permiso. Pero organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han denunciado que dicho modelo persiste de un modo más informal.

A menudo, los trabajadores deben pagar una cuota desorbitada de reclutamiento, que los endeuda incluso antes de llegar. Y los empleadores todavía pueden cancelar sus visas o reportar a los que renuncian por fuga, un delito penal. Desde 2010 a la fecha, informó el diario The Guardian, se reportaron al menos 6 mil 500 fallecimientos de obreros que trabajaron en la construcción de siete de los ochos estadios para el torneo.

A eso se suman la ausencia de infraestructuras deportivas y hoteleras, el rechazo a la comunidad LGBT+, así como las altas temperaturas del verano catarí, que llevó en 2015 a trasladarlo a los meses de noviembre y diciembre, en el final del otoño local.

Según los historiadores, el balompié llegó al país en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial. El primer equipo local data de 1950, mientras la Asociación de Futbol de Qatar fue fundada en 1960 e ingresó a la FIFA en 1970. La liga nacional celebró su primera temporada en 1963.

Espaldarazo de Brasil

La Confederación Brasileña de Futbol (CBF) respaldó el mensaje de la FIFA de centrarse en el deporte durante el Mundial, luego de que varias naciones europeas instaran al organismo a tomar medidas para mejorar los derechos de los trabajadores migrantes en el país anfitrión.

La declaración del organismo pentacampeón se sumó a la postura de la Conmebol, que afirmó que los desacuerdos y peleas deberían pasar a un segundo plano cuando el torneo comience el 20 de noviembre.

“Estamos totalmente de acuerdo en que se aborden las cuestiones extra futbolísticas con la certeza de que el deporte puede ser una fuerza de cambio”, señaló la CBF.

Arrecian críticas

Mientras los clubes de la liga alemana disputan su última jornada previa al Mundial de Qatar, grupos de aficionados de aquel país exhibieron su rechazo a este torneo que ocurre en medio de severas críticas de toda índole por haber sido concedido al poder económico del emirato árabe.

Un gran cartel que decía Boicot a Qatar 2022 fue mostrado en un lado del estadio del Hertha Berlín, y hubo mensajes similares en Schalke, Werder Bremen, Ausgburgo y otros encuentros.

Las críticas se concentran en la nula tradición futbolística, la influencia para mover la época en la que se celebra la Copa del Mundo para llevarla a fin de año, pero sobre todo las acusaciones de violar los derechos humanos de la comunidad LGBT+ y de los trabajadores migrantes contratados para realizar esta cita.

También la selección holandesa, que aguarda para participar en el torneo, expresó su postura al respecto y dijo que se reuniría con un grupo de trabajadores en Doha después de realizar ahí un entrenamiento de cara a su primer partido.

El encuentro forma parte de una iniciativa de la federación holandesa de futbol KNVB para promover los derechos humanos.

“Primero que nada, vamos a Qatar a ser campeones del mundo, pero desde luego miramos más allá del futbol”, indicó el técnico Louis van Gaal en un comunicado. “Consideramos importante reunirnos con los involucrados. Por tanto, los invitamos a nuestro entrenamiento para dejarles también un buen recuerdo”.

El viernes, durante una conferencia de prensa para revelar su plantilla, Van Gaal aceptó que la reunión entre los astros holandeses y los empleados migrantes era algo planeado, dado que normalmente no ocurriría.

El anuncio surgió días después de que la FIFA instó a las selecciones a concentrarse en el futbol durante el Mundial, pese a las preocupaciones por las actitudes en el país hacia los aficionados LGBT+ y el tema de los derechos humanos y laborales.

Será, dentro y fuera de las canchas, la Copa del Mundial más brillantemente oscura de la historia.

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