Rechazo generalizado a la polémica Superliga europea
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Genera reacciones adversas político-financiero-deportivo
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Iría hacia la tiranía futbolística
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El mandatario británico Boris Johnson defiende el esquema tradicional del balompié con arraigo
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»No se descarta ninguna medida”, advierte
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Se suman los gobiernos de España, Italia y Francia
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También rechaza el anuncio Bayern Munich, actual campeón mundial de clubes
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Marcelo Bielsa critica una competencia “elitista para poderosos» y que «excluye a los débiles”
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Justifican su creación, los disidentes, para combatir las consecuencias económicas debido a la pandemia mundial
Periodistas Unidos/Agencias. Ciudad de México. 20 de abril de 2021.- El anuncio de la creación de la Superliga europea –con 12 poderosos equipos de España, Italia e Inglaterra y ocho invitados–, es una abierta declaración de guerra contra la estructura tradicional –comercial y deportiva– del futbol europeo. Un cisma histórico que amenaza romper una industria multimillonaria dirigida por la UEFA al amparo de FIFA. Y que ha escalado al terreno de la política.
Y donde algunos mandatarios se han comprometido a defender el sistema tradicional de competencia. Van contra lo que consideran un atentado a las raíces democráticas del balompié. Porque iría, además, rumbo a una abierta tiranía balompédica.
La nueva competencia sería exclusiva para la élite del futbol europeo. Los más espectaculares, mediáticos, a nivel mundial. Con inconmensurables fortunas robustas.
Doce clubes son los fundadores de la Superliga: los ingleses Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur; los españoles Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid; y los italianos Juventus, AC Milán e Inter de Milán.
Es decir, los clubes y sus rutilantes estrellas. Las más atractivas de la competencia actual de la UEFA… y de la llamada aldea global.
El formato pretende incluir a tres escuadras más como parte medular de la competencia y cinco que serían invitados, según su desempeño en sus competencias locales.
Son abrumadoras las acciones de rechazo, deportivas, políticas y económicas. Curiosamente, en el terreno financiero, donde dos equipos disidentes cotizan en mercados bursátiles, la Juventus y Manchester United, cerraron este lunes con sus acciones al alza.
Incluso, el primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró este martes que su gobierno «no descarta ninguna medida» para frenar el proyecto de la Superliga europea, después de un encuentro con los dirigentes del balompié inglés.
Johnson «reafirmó su apoyo sin fisuras a las autoridades del futbol y confirmó que tienen el total apoyo del gobierno para tomar toda medida necesaria para frenar este proyecto», indicó Downing Street, su oficina de comunicación, en un comunicado después de la reunión.
“El primer ministro confirmó que el gobierno no permanecerá inactivo mientras un puñado de propietarios crean su pequeño club privado», apuntó.
«No se descarta ninguna medida y el gobierno explora todas las posibilidades, incluyendo la opción legislativa, para asegurarse de que esta propuesta sea abandonada», explicaron los servicios de prensa del primer ministro.
«Todos los participantes estuvieron de acuerdo en que había que actuar para preservar la competición igualitaria y abierta que queremos ver en el futbol y para mantener el principio fundamental de que cada club debe tener una opción de enfrentarse y ganar a los mejores jugadores de la disciplina», subrayó Downing Street.
La Federación Inglesa de Futbol (FA), la Premier League y grupos de hinchas fueron invitados al encuentro, en presencia también del ministro de Deportes, Oliver Dowden, dos días después del anuncio de la creación de una futura Superliga europea privada en la que la mitad de los doce fundadores son ingleses.
La Liga, que el domingo hizo pública su postura de rechazo al nuevo torneo continental, recibió el apoyo del gobierno español.
En un comunicado, la administración de Pedro Sánchez declaró que no apoyará la iniciativa de la Superliga.
Dicha postura también la refuerzan los gobiernos de Italia y de Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, celebró que los clubes de su país no estén en la disidencia.
En la liga francesa milita el París Saint Germain, otro grande que bien podría ser uno de los invitados permanentes al nuevo torneo, pero que no lo apoyan.
Igual ocurre con los equipos de la Bundesliga alemana, donde figura otro gran protagonista continental como el Bayern Munich.
La Liga de Campeones de la UEFA, cuya reforma se aprobó el lunes para la etapa que comenzará en 2024, sí que tiene un sistema de clasificación abierto.
«No es deporte»
Los 14 clubes de la Premier League, que no forman parte de la Superliga, también recibieron con hostilidad el proyecto.
«Rechazan unánime y enérgicamente los planes para la competición», dijo la Premier en un comunicado.
La Premier League, añadió, “está estudiando todas las acciones disponibles para evitar que progrese”.
El Bayern de Múnich rechazó este martes los planes de crear dicho súper torneo. Y expresó su apoyo a la Liga de Campeones, a la que calificó de mejor competición de clubes del mundo.
“Nuestros socios y aficionados rechazan la Superliga», dijo en un comunicado Herbert Hainer, presidente del equipo.
Explicó que “es nuestro deseo como Bayern y nuestro objetivo que los clubes europeos vivan esta maravillosa y emotiva competición -la Liga de Campeones- y la desarrollen junto con la UEFA”.
Y añadió:
“El Bayern dice ‘no’ a la Superliga».
Aunque su equipo forma parte de los fundadores de la Superliga, el entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, admitió que la competición no casa con el modo en que él entiende el deporte.
“No es deporte cuando no existe la relación entre esfuerzo y recompensa. No es deporte si el éxito está garantizado o si perder no tiene ninguna importancia», criticó Guardiola.
Mientras se habla de que los jugadores podrían quedar fuera de futuros Mundiales o Eurocopas si participan en la Superliga, Marcus Rashford, delantero del Manchester United, insinuó que no estaba de acuerdo con la nueva competición.
Rashford subió una fotografía a su cuenta de Twitter de una de las lonas que cubre las gradas de Old Trafford. En ella se lee una frase del mítico exentrenador del club Matt Busby:
«El futbol no es nada sin los aficionados».
Desde el costado más idealista, el entrenador del Leeds, Marcelo Bielsa, un hombre de futbol con un pensamiento agudo, defiende sobre todo el concepto de competencia que estaría en riesgo con la aparición de un torneo elitista.
El Loco Bielsa considera que la creación de este supertorneo es un síntoma de la lógica imperante del mundo contemporáneo.
“Donde –dijo– los poderosos se hacen cada vez más ricos y los pobres los son cada vez más. Los poderosos lo son por lo que producen. Pero el resto son indispensables”, filosofó el técnico argentino.
Argumento a favor
En el comunicado de la Superliga el domingo asentaron que su intención, además de elevar el nivel de competencia con este nuevo torneo, buscaría hacer más justas y redituables las ganancias para los participantes, sobre todo después del golpe que representó la pandemia de Covid.
Florentino Pérez, mandamás del Real Madrid y nombrado presidente de la naciente Superliga, argumentó que ésta surgió como solución a una mala situación que atraviesa el futbol.
Recordó que “cuando no tienes más ingresos que los de la televisión, la única manera de rentabilizarlos es haciendo partidos más competitivos y con más atractivo entre los grandes clubes”.
Llegaron a la “conclusión de que si, en vez de hacer entre semana la Champions hacemos una Superliga entre los grandes clubes, seríamos capaces de paliar los ingresos que hemos perdido”, argumentó.
En el popular programa El Chiringuito, Pérez fue partidario de la adaptación del balompié a las circunstancias del presente.
“El futbol tiene que ir cambiando y adaptándose a los tiempos. El futbol pierde interés. Hay que hacer algo”, arengó Pérez.
“Es el único deporte que es global. La televisión tiene que cambiar para adaptarnos a los tiempos. Debemos pensar en las razones de por qué los jóvenes de 16 a 24 años ya no tienen interés en el futbol”, añadió el directivo.
“Hay muchos partidos de escasa calidad y muchas otras plataformas. El futbol tiene que cambiar”, insistió.
Otro ámbito que resiente los efectos de este terremoto es el negocio de las cadenas televisivas, que han gastado miles de millones de dólares para transmitir los partidos de la Champions y que pondría en riesgo sus inversiones en una competencia sin las figuras que atraen a las masas.
El diario Financial Times informó que los organizadores de la Superliga han conversado para llegar a acuerdos con empresas como Amazon, Facebook, Disney y Sky. Y que generarían ingresos anuales de 4 mil 800 millones de dólares.