Sean Connery: crack que se convirtió en sex simbol de la pantalla
Foto: Especial
Por Jesús Yáñez Orozco
- Fallecido a los 90 años de edad, abandonó el futbol para convertirse en actor
- Declinó jugar para Manchester United
- Ganaría 100 libras mensuales
- “Un futbolista de élite inicia su decadencia con 30 años. En aquel momento tenía 23… y decidí ser actor», argumentaba
- En el papel del célebre James Bond, personaje del escritor Ian Flemming, hizo siete películas
- Fue merecedor de un Óscar
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 02 de noviembre de 2020.- Calvo prematuro, pudo ser crack del futbol en la década de los 50s, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Pero se convirtió en sex-simbol de la pantalla grande durante casi seis décadas. Actor elegante, apuesto y polifacético, pero sobre todo el primer James Bond –para muchos el mejor de todos los tiempos–, el escocés Sean Connery murió ayer a los 90 años, como anhela cualquier mortal: mientras dormía.
Eligió entre el histrionismo y el balompié. Pasión de la que poco se sabía. La muerte tiene la peculiar virtud de hacer visible lo invisible. Bueno o malo.
En la encrucijada de su historia, ya veinteañero, con incipiente calvicie, se decantó por los sets de cine. No erró. Y que catapultó su papel como el célebre James Bond o 007 –a lo largo de siete inolvidables películas–, personaje inspirado en las novelas del escritor inglés Ian Flemming.
Luego vendrían, en el papel del agente británico, Roger Moore, Pierce Brosnan, Timothy Dalton, George Lazenby y Daniel Craig. Aunque no con el mismo carisma.
Ganador de un Óscar y objeto de múltiples reconocimientos a su carrera actoral, el deceso ocurrió rodeado de su familia en las islas Bahamas, la cual anunció que habrá una ceremonia privada, seguida de un homenaje cuando termine la pandemia.
En sus últimos días vivía atenazado por demencia senil.
Poco después de la Segunda Guerra Mundial, quienes lo conocieron, decían que no jugaba mal futbol. En esa época el físico de un futbolista decidía qué posición desempeñaría. Cuando todos lo veían, por su altura y cuerpo atlético, hacía pensar que sería defensa. O delantero, porque sabía moverse por las bandas.
Thomas Sean Connery fue fiel aficionado a los deportes, en especial al balompié, boxeo y tenis –más tarde al golf–. También probó suerte en el fisicoculturismo. Terminó tercero en el concurso Mister Universo en 1950.
Nació un 25 de agosto de 1930 en una familia humilde en las afueras de Edimburgo y a lo largo de su vida luchó por salir de la pobreza.
A los 16 años, en 1946, recién finalizado el conflicto bélico, se unió a la Marina y al volver a la vida de civil trabajó en diferentes sectores. Antes de su travesía como actor, fue también guardaespaldas y pulidor de ataúdes.
La estrella, que se retiró del cine en 2003, obtuvo numerosos galardones, además del Óscar por su papel en Los Intocables de Eliot Ness, tres Globos de Oro y dos premios Bafta.
Amante del balompié desde pequeño, fue protagonista de una de las historias más curiosas que se recuerdan en el futbol escocés. Connery era fanático declarado del Celtic de Glasgow desde muy joven. Pero de la noche a la mañana eso cambió.
“Siempre he apoyado al equipo que mejor futbol realizaba”, reveló en su autobiografía.
“Durante años ese fue el Celtic, que fue el primer equipo británico en ganar una Copa de Europa. Pero con los años me cambié al Rangers”, aclaró.
Un cambio que le hizo incluso ser víctima de “algunos escupitajos” mientras caminaba por Glasgow. Aquel cambio de apoyo al rival histórico nunca fue comprendido por muchos, a pesar de su gran amistad con David Murray, antiguo presidente del Rangers.
Pero, como él mismo filosofó:
“Las afiliaciones religiosas no significan nada para mí”.
Connery también dio vida al fraile Guillermo de Baskerville, en El nombre de la rosa –novela policiaca de Umberto Eco– y encarnó al padre de Indiana Jones en La úlima cruzada.
El Imperio Británico –a cargo de la Reina Isabel II–, en reconocimiento a su trayectoria, le otorgó el título de Sir.
Pese a su etiqueta de rompecorazones — La revista People lo coronó como “el hombre más sexy del mundo” y sus romances brotaban sin cesar, como hongos en primavera– sólo estuvo casado dos veces: la actriz Diane Cilento, en 1962, con quien procreó a su hijo Jason, y durante los últimos 45 años con Micheline Roquebrune.
Allá por los años 50, Matt Busby, entrenador del Manchester United se encontraba buscando jugadores. Estaba viendo un partido de segunda división del Bonnyrigg Rose Athletic Football Club de Escocia, cuando un alto jugador de ojos azules le llamó la atención por sus cualidades atléticas.
Dicen que no jugaba mal. Pero sobre todo que aprovechaba el futbol para conocer mujeres hermosas. Se llamaba Connery… Thomas Sean Connrey, delantero que años después sería el famoso e irresistible 007.
Busby se acercó al futbolista después de recabar informes y le ofreció jugar en los Diablos Rojos por 25 libras a la semana, nada que ver con los cinco chelines que cobraba en el club escocés.
Pero… el futuro James Bond rechazó la oferta. Nunca imaginó qué le deparaba el destino.
“Realmente quería aceptar”, reconoció el actor años después, en una entrevista, porque amaba con pasión el futbol.
Puntualizó, reflexión barnizada de sentido común:
“Pero me di cuenta que un futbolista de élite llega a su tope a los 30 años, y yo tenía 23. Decidí volverme actor y resultó que fue uno de mis movimientos más inteligentes.”
Tuvo razón.
“Un arcoíris cae sobre NDP tras el triste anuncio de, probablemente, nuestro futbolista más famoso y uno de los escoceses más emblemáticos de todos los tiempos. Nos gustaría ofrecer nuestro más sentido pésame a su familia. RIP Sean”, dedicó, tras su deceso, el Bonnyrigg Rose AFC.
En 2005, Sean Connery compartió el césped del Camp Nou, al lado de Ronaldinho. Fue un partido por la paz en el que el Barcelona se enfrentó a un combinado de equipos de Palestina e Israel.
“El Camp Nou es enorme, inmenso, y desde el césped es aún más impresionante”, dijo Connery en algo que fue una premonición, ya que el conjunto terminó coronándose en el torneo europeo ésa temporada.
Y reconoció:
“Hoy por el Barça es en cuanto a juego y espectáculo futbolístico el mejor equipo, seguro que hará un gran papel en la Champions League”,
Aquel día el actor posó para la prensa junto a Ronaldinho, el capitán del equipo y recibió de manos de la directiva un jersey de edición especial, con su apellido grabado y el número 007 en el dorsal.
Poco después de la infausta noticia de su deceso, en sus redes sociales, el conjunto catalán envió sus condolencias mediante un mensaje que publicaron en Twitter.
“Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento de Sean Connery, que nos visitó en el Camp Nou en 2005. Descanse en paz”, se lee en el comunicado del equipo.
La pelota, segundo amor de Sean Connery, también le dice adiós