Tras emigrar por homofobia, pareja regresa a Liga Mx femenil
Por Jesús Yañez Orozco
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de diciembre de 2020.- La sexta edición de la Liga Mx Femenil tendrá como novedad los sorpresivos fichajes de Stephany Mayor y Bianca Sierra. Ambas dejaron México hace cuatro años para resguardarse de la homofobia deportiva y social, emblemático caso de discriminación que acaparó páginas de la prensa internacional.
Stepanhy Mayor y Bianca Sierra (mexicana-estadunidense) tendrán su primera experiencia en la Liga Mx Femenil después de que se fueron a jugar a Islandia, tras hacer pública, en redes sociales, su relación homosexual y ser víctimas de insultos en Internet, de acuerdo con una publicación en 2017 del portal New York Times en español.
Las jugadoras señalaron en ese momento que fueron reprendidas por Leonardo Cuéllar, entonces timonel de la selección mexicana, quien les llamó la atención al advertirles que no las quería ver agarradas de la mano o haciendo «desfiguros». Historia que trae a la mente la épica actuación de Megan Rapione, capitana de la selección de Estados Unidos, campeón en el mundial femenil de Francia, y su abierta homosexualidad.
Nueva oportunidad
Las futbolistas, que han defendido la playera tricolor en múltiples ocasiones, pasaron cuatro años con el Thor KA de Islandia y ahora tendrán una oportunidad para jugar en México de la mano del técnico Roberto Medina –quien las dirigió en el Tricolor tras la salida de Cuéllar– y ahora se encuentra al frente del subcampeón Tigres.
Cuéllar, quien ahora está al frente del América, también relegó por indisciplina a Esmeralda Verdugo y Lucero Cuevas, quien en las primeras temporadas de la Liga Mx Femenil destacó como goleadora. Después de tener pocos minutos en la cancha en torneos recientes, ambas salieron en este semestre del plantel de las Águilas y ahora llegarán a las filas de Tijuana.
Como parte de una estrategia para aprovechar los seis espacios que se abrieron para las jugadoras mayores de 25 años de edad, así como los seis lugares que se permiten en la alineación para las mexicano-estadounidenes, algunos clubes recurrieron a jugadoras con experiencia internacional.
Historia en NYT
Vale recordar la información publicada por el diario estadounidense, sobre Mayor y Sierra, fechado el 6 de julio de 2017, Akureyri, islandia firmado por Raúl Vilchis. Refleja la acendrada discriminación que caracteriza al cavernario futbol mexicano, espejo de una sociedad medieval:
Desde la ventana de la cocina de su cabaña, se alcanza a ver el estadio de fútbol en el que Bianca Sierra y Stephany Mayor entrenan diario. Mayor, quien juega en un equipo de primera división islandés, dice que está viviendo sus sueños, sobre todo porque duerme tan cerca del césped.
“Es como estar en La Masía”, dijo, en referencia al centro de formación del FC Barcelona, ubicado cerca del Camp Nou. Pero Mayor y Sierra tenían otro sueño cuando se mudaron a esta ciudad pesquera del norte islandés: querían poder jugar en el mismo equipo sin dejar de ser pareja.
Mayor, delantera, y Sierra, defensa, posiblemente sean las primeras atletas profesionales abiertamente homosexuales de México y, definitivamente, son las primeras personas de la selección –varonil o femenil– que han discutido su orientación sexual. Ambas han representado a México en competencias internacionales y fueron parte de la selección que disputó la Copa del Mundo de Canadá 2015.
Sin embargo, tuvieron que dejar su hogar y mudarse a más de siete kilómetros para sentirse aceptadas.
Dijeron que en México se enfrentaron con un poderoso director técnico que les ordenó que escondieran su relación, así como con una cultura en la que los fanáticos del deporte han obviado las multas que conlleva lanzar un grito homofóbico. Cuando Sierra y Mayor revelaron su relación, al publicar fotos en redes sociales en las que anunciaban su amor, fueron víctimas de acoso en línea.
Pero aquí en Akureyri dicen sentirse bienvenidas. Son estrellas de un equipo invicto de la principal liga femenil. Los habitantes locales las saludan en las calles y el entrenador de su equipo, el Thor-KA, celebra su talento.
“Desde el principio sentimos que aquí valoraban nuestro trabajo, nos valoraban como futbolistas, sin prejuicios”, dijo Sierra.
Mayor y Sierra, ambas de 25 años, ahora cuentan por primera vez su historia, justo cuando la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) enfrenta críticas y varias multas de la FIFA por ignorar el grito homofóbico que lanzan sus aficionados cuando hay saque de meta. FMF ya fue sancionada por más de 100.000 dólares y en junio, durante la Copa Confederaciones, la FIFA advirtió que los partidos de la selección podrían ser suspendidos si seguía el grito.
Es un contexto que ayuda a explicar por qué, en varias entrevistas, Sierra y Mayor dijeron que lo mejor para sus vidas personales y profesionales era dejar México.
Sierra es una mexicana-estadounidense cuyos padres tienen una cadena de restaurantes de comida mexicana en el área de la bahía en San Francisco; ella creció jugando fútbol. Cuando todavía era adolescente, estrella del equipo de su colegio en Mountain View, California, atrajo la atención de Leonardo Cuéllar, quien fue por mucho tiempo el director técnico de la selección femenil mexicana. Cuéllar la reclutó para que jugara en el equipo de la sub-20 en 2010.
Mayor es oriunda de Azcapotzalco, al norte de Ciudad de México. Cuando era adolescente practicaba jugando en ligas amateur masculinas y atrajo la atención de la FMF en una convocatoria abierta; como Sierra, empezó a jugar en las selecciones juveniles.
Ahí fue donde se conocieron: compartieron cuarto durante la Copa Mundial Sub-20 de Alemania 2010. Se volvieron buenas amigas, pero todavía no eran pareja. Sierra regresó después a Estados Unidos para estudiar becada en la Universidad de Auburn, mientras que Mayor regresó a México.
No fue sino hasta 2013, cuando ambas fueron convocadas a la selección para un torneo en China, que floreció el romance. Mayor dijo que estar con Sierra, quien creció en Estados Unidos —donde son más comunes las relaciones gay en los equipos femeniles de diversos deportes— la ayudó a aceptarse más a sí misma.
“Hay muchos tabúes en México para hablar de la sexualidad”, dijo Mayor. “Hay cosas que no se hablan, es algo yo creo cultural, no es fácil abrir tu relación. Para mi fue fácil abrirme con ella porque ella desde el principio tenía sus ideas claras de lo que quería, eso me ayudó mucho”.
Mantuvieron una relación de larga distancia cuando Sierra fue contratada para jugar en el Washington Spirit, equipo de la liga femenil estadounidense, la National Women’s Soccer League. Solo se veían cara a cara cuando Sierra viajaba a los entrenamientos o torneos de la selección mexicana.
Las dos dicen que siempre fueron abiertas con las otras jugadoras del equipo y con sus familias; cuando viajaban compartían cuarto y siempre estaban juntas. Sin embargo, su afecto llamó la atención de Cuéllar.
Durante décadas, Cuéllar fue la principal figura del fútbol femenil en México. Un exjugador de la North American Soccer League y de Pumas en la liga mexicana, empezó su carrera como director técnico en los años ochenta en Los Ángeles, con el Cal State. En 1998, cuando el fútbol femenil tuvo su auge en Estados Unidos, regresó a México para construir el programa de mujeres. Encabezó la selección durante 18 años, desde su infancia hasta su calificación a tres mundiales.
En 2015, durante un torneo previo a la Copa Mundial, en Chipre, Cuéllar convocó a las jugadoras para una reunión sobre las reglas del equipo. En medio de un discurso sobre cómo no deben tomar alcohol y que deben ser cuidadosas al usar redes sociales, hizo un comentario que las jugadoras sintieron como una referencia explícita a su relación.
“Dijo: ‘A mí no me importa si son novias o no, pero no las quiero ver ahí agarradas de la mano o haciendo desfiguros’”, recordó Mayor sobre la conversación. Como ella y Sierra eran la única pareja en el equipo, dijo, todas supieron a quiénes estaba dirigida la orden de Cuéllar. “Si lo piensas no creo que le dicen a un jugador hombre de la selección mexicana que no bese o agarre a su novia con el uniforme”.
“Es difícil pensar que eso pase en Estados Unidos”, dijo Sierra. Cuando Estados Unidos ganó “el Mundial en Canadá, Abby Wambach besó a su esposa en el campo; es algo normal”.
Otras dos jugadoras que estuvieron en la reunión de Chipre confirmaron el relato de Mayor y Sierra, pero pidieron mantener su anonimato porque todavía están en la selección. Cuéllar no hizo comentarios sobre lo contado por las jugadoras ni declaraciones para este artículo.
Mariana Gascón, coordinadora de Operaciones de las Selecciones Femeniles, dijo que la FMF no tenía conocimiento del incidente en Chipre y recalcó que el equipo ahora tiene una nueva directiva. (Cuéllar renunció en abril de 2016, una decisión que fue atribuida por muchos al pobre desempeño del equipo en el mundial del año anterior). Gascón también dijo que la federación respeta cualquier preferencia sexual o religiosa y que no discrimina, e hizo notar que ha hecho sus propias campañas contra la homofobia.
Eso incluye una serie de anuncios hechos el año pasado con integrantes de la selección masculina que leían mensajes a favor de la tolerancia. Algunas de las principales figuras, como Javier Chicharito Hernández o Rafa Márquez, aparecían diciendo: “Para nosotros las diferencias no son una barrera” y “Yo no acepto la violencia”. Sin embargo, no se incluyó en la campaña a las seleccionadas.
Enrique Torre Molina, gerente de Comunicación Global de la organización proderechos LGBT All Out, dijo que la campaña no enfrentó de manera directa el tema de la homofobia. “No quieren nombrarle por su nombre”, dijo. “La Federación Mexicana no tiene un interés y un compromiso real por acabar con esa cultura en el mundo del futbol”.
Pese a la reunión incómoda con Cuéllar en Chipre, Sierra y Mayor decidieron quedarse en la selección para el Mundial de Canadá de 2015 porque dijeron que sí se sintieron respaldadas y aceptadas por sus compañeras. No obstante, después de la copa, les incomodó seguir jugando bajo la dirección de Cuéllar.
Para cuando Sierra quedó fuera de la convocatoria para un torneo de calificación para las olimpiadas en febrero de 2016, ella y Mayor –quien rechazó el llamado por sus diferencias con Cuéllar– ya buscaban nuevas oportunidades profesionales.
La agente de Sierra que la había representado cuando estaba en la National Women’s Soccer League ayudó a ambas jugadoras; en marzo del año pasado Sierra fue contratada por un equipo en Noruega y Mayor por el islandés. Al establecerse como figura en Akureyri, Mayor cabildeó para que Sierra también fuera contratada ahí. Llegó a principios del año.
Las jugadoras hicieron pública su relación en junio de 2016, cuando Sierra puso en Twitter una selfi de ella con Mayor.
La respuesta fue una serie de insultos como “No quiero que un par de machorras me representen. Dan asco” o “En mi barrio ya las hubiéramos quemado”.
“No pensé que le importara a tanta gente”, dijo Mayor. “No estábamos haciendo nada malo y sientes tristeza y enojo que estén diciendo cosas que están fuera de lugar”.
Sierra agregó: “A mí me sorprendió que todos los comentarios malos estaban en español; en inglés todos eran comentarios positivos”.
La comunidad lésbica en México es poco visible en los sectores atléticos, en parte por una cultura arraigada del machismo en el país. Si vuelven pública su orientación sexual se enfrentan a más oposición, dijo Claudia Pedraza, quien se especializa en estudios de género y del deporte en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Para una chica asumirse lesbiana en México resulta todavía más complicado porque se enfrenta a una discriminación doble”, dijo. “La primera por ser mujer y la segunda por asumir una identidad homosexual”.
(Un entrenamiento de las jugadores de Thor-KA. El equipo en el que juegan Sierra y Mayor está invicto. CreditAndrew Testa para The New York Times)
Por ahora, Mayor y Sierra se han enfocado en los aspectos positivos y en sus carreras. Thor-KA encabeza la liga islandesa –10 victorias y un empate después de 11 partidos– y está cerca de asegurarse el paso a la Liga de Campeones de la UEFA para la siguiente temporada.
El entrenador de Thor-KA, Halldor Jon Sigurdsson, dijo que las jugadoras mexicanas tienen un enfoque innovador dentro de la cancha. Describió a Sierra como una “máquina” y dijo que Mayor tenía una “mente para el fútbol increíble”.
“Y si Fany es la persona a la que ama”, dijo, usando el apodo de Mayor, “entonces obviamente se va a sentir fantástica”.
Puede que la FMF haya tomado nota. El nuevo director técnico de la selección, Roberto Medina, convocó tanto a Sierra como Mayor antes de un amistoso contra Suecia este sábado. Salieron rumbo a esa nación para entrenar, juntas.
Ahora regresan al cavernario balompié nacional.
Ojalá no se arrepientan.