Triunfo de la diversidad sexual y racial campeonato mundial femenil de EU
Foto: Richard Drew / AP
Por Jesús Yañez Orozco
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de julio de 2019.- Esta ocasión es distinto, en Nueva York, a cómo el general Dwight Eisenhower tuvo su propio desfile por liderar las Fuerzas Aliadas. Igual que Charles Lindberg tras cruzar en solitario, por primera vez, el Océano Atlántico en avión. Por el afamado Cañón de los Héroes pasaron también astronautas, Nelson Mandela, y varias veces los Yankees, los Metz y los Giants cuando ganaron sus respectivas ligas.
Ahora son victoriosas mujeres.
Este miércoles –mientras las 250 toneladas de la Estatua de la Libertad sufrían un simbólico sismo de baja intensidad de orgullosa emoción, desde sus 45 metros de altura, y esbozaba una imperceptible sonrisa, por la fiesta que miraba impávida– el centro de la celebración es la selección femenina de futbol tras su rotundo triunfo en el mundial de Francia al grito de “¡USA!”.
Aunque, fantasmal, aún supura por la piel de la ciudad– como un infausto recuerdo–, la caída de las Torres Gemelas, aquél fatídico 11 de septiembre de 2001.
La capitana, Megan Rapinoe –goleadora y mejor jugadora en la justa mundialista–, erigida en la Atila de la administración de Donald Trump, hace una defensa de la diversidad racial y sexual en su discurso:
«Este grupo es fuerte, resistente».
Y continúa, como siempre, irreverente, ácida:
«Tenemos el pelo rosa y el pelo morado, tatuajes y rastas. Tenemos chicas blancas, negras y lo que hay en medio. Tenemos chicas heterosexuales y chicas gays».
Fue un acto que sirvió para aplaudir también la defensa que sus integrantes hacen por la igualdad de género en el mundo del deporte y denunciar la injusticia social.
“Dentro y fuera del campo”, confiesa el alcalde demócrata Bill de Blasio, “este equipo representa lo mejor de Nueva York y de nuestro país”.
“La confianza, el coraje y la perseverancia de la selección nacional femenina sirve de inspiración para todos los que las ven jugar”, añadió el también candidato presidencial.
El alcalde dice que si fuera presidente recurriría a sus poderes para forzar a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) a que ponga fin a la discriminación salarial contra las mujeres.
El gobernador Andrew Cuomo también aprovechó para presionar firmando una legislación que garantiza la igualdad en las remuneraciones.
“Si no se paga a las mujeres lo que se paga a los hombres no podrás hacer negocio en Nueva York”, lanza.
Los seguidores de la selección lo que quieren es que sea Rapinoe la que se presente a presidenta en 2020, como podía leerse en numerosas pancartas. Charlotte dice que la capitana es su heroína. Estuvo en la celebración que se realizó hace cuatro años.
“Esta es muy diferente”, compara, “ahora hay mucha más energía. Espero que se mantenga para seguir dando fuerza a su activismo”.
Rapinoe dijo, durante la ceremonia, que es un honor liderar el equipo.
«No hay otro lugar en el que me gustaría estar, ni en la carrera presidencial», bromea, «lo siento, estoy demasiado ocupada».
Antes, en una entrevista con CNN, le encía un mensaje a Donald Trump.
“Tu mensaje excluye a gente que se parece a mí, a estadounidenses que pueden apoyarte”.
El dorsal de la capitana dominaba entre las decenas de miles de fans que se echaron a la calle. También había muchas camisetas con el 13 de Alex Morgan y el 17 de Tobin Heath.
“Son el ejemplo de que los sueños se pueden cumplir”, comenta la mediocampista.
Juega al futbol desde los cuatro años. Ahora tiene 14 años. Se acercó con seis amigas desde Nueva Jersey para participar en el evento.
Stephanie Maden, una de las madres que le acompañaba, dice que es frustrante “que las mujeres estén por debajo cuando están logrando mucho más. Tienen mucha más audiencia, venden mucha más ropa”.
En marzo, la selección demandó a la Federación por discriminación de género. Las dos partes pactaron negociar un arreglo después del Mundial.
Tras el silbato final en Lyon, la afición reclamó a coro igualdad salarial al grito de “equal pay” ante la presencia del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Carlos Cordeiro, presidente de US Soccer, califica de “éxito sin precedentes” el triunfo del equipo femenino.
“Son 22 de las mejores deportistas jamás producidas por Estados Unidos”.
Reconoce, además, el esfuerzo que hacen para ser grandes también fuera del campo.
«Habéis elevado vuestras voces por la igualdad. Os hemos escuchado, creemos en vosotras y estamos dispuestos a hacer lo correcto», garantiza.
«Has demostrado que estás de nuestro lado», le dijo Megan Rapinoe.
La capitana se dirige a la audiencia en la conclusión del acto para decir que esta selección es «mucho más que un grupo de mujeres deportistas».
“No hay nada que no pueda afrontar», aclara, «unas tenemos el pelo rosa y morado, tatuajes, hay chicas blancas, negras y toda la diversidad en medio, tenemos chicas hetero y gay”.
Para después decir que hay que aprender a «amar más y odiar menos» porque es «responsabilidad de todos hacer de este mundo un lugar mejor”.
Las entradas para participar en la celebración se agotaron en minutos. Es la segunda vez –de cuatro títulos obtenidos– que la selección femenina de futbol de EU comparte su victoria en Nueva York. La anterior fue cuando ganó el Mundial en 2015.
Y es también la segunda vez que un equipo de mujeres desfila por el Cañón de los Héroes, como se conoce al recorrido entre rascacielos por la avenida Broadway en el distrito financiero. La ciudad acogió un total de 206 desfiles en su historia.
Es el alcalde el que decide quién recibe la celebración. El evento debe su nombre a la cinta de papel que salía de las máquinas que en Wall Street registraban el valor de los títulos que cotizaban en el parqué neoyorquino.
Los empleados los tiraban a modo de serpentina desde las ventanas, creando un efecto remolino. En la última se tiraron varias toneladas de confeti al paso de la comitiva.
En la ceremonia en el ayuntamiento, cada miembro del equipo recibió las llaves de la ciudad.
Bofetada con guante blanco a Donald Trump.