Venganza del ‘jugador número 12”

Por Jesús Yáñez Orozco

  • Aficionados, con el grito homofóbico, tienen contra la pared a los zares del balón

  • Pueden hacer que los súper Ratones Verdes pierdan puntos

  • Hastiados del vergonzante futbol del Tri

  • Y poner en predicamento la calificación a Qatar

  • Tata Martino nada en la alcantarilla de la mediocridad

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de septiembre de 2021.- Siempre están con el “Jesús en la boca” aficionados –alguna vez llamados con el eufemístico ‘jugador número 12’– de los súper Ratones Verdes. Ocurre, irremediablemente, cada torneo eliminatorio de Con-caca-f –con el peor nivel futbolístico de las cinco confederaciones que conforman a la FIFA— rumbo a una justa mundialista.

Al menos así sucede, irremisiblemente, hace medio siglo.

Inconcebible que no haya 22 dignos representantes en el equipo nacional cuando hay ocho millones de futbolistas amateurs en todo nuestro territorio.

Y, ahora, como nunca –oh, paradoja–, con el grito homofóbico, los seguidores del Tri tienen en sus manos a los barones del futbol.

Están hartos de mirar la estulticia balompédica de siempre.

Nada atempera el “¡eh, puto!”: ni campañas dentro o fuera de los estadios.

Pueden hacer que el equipo pierda puntos. Y poner en predicamento la calificación mundialista.

Son, como se dice en política, “fuego amigo”: anotarían un costoso autogol.

Después de los cachirules nada extrañaría en el kafkiano futbol nacional.

Aunque con tres boletos directos y un repechaje, es casi inconcebible que México quede fuera del mundial qatarí.

Y más, porque el Tri se ha convertido en uno de los equipos más importantes para la FIFA, después de Brasil.

Obvio, no por su excelso juego, sino por el turismo futbolero que genera.

A lo largo de 50 años los zares del balón en México siguen sin percatarse que ellos –y sólo ellos– son los responsables de la mediocridad del futbol nacional que tiene su espejo en el Tri.

Desde 1923 a la fecha ha desfilado una larga lista de técnicos nacionales y extranjeros –44— y varios miles de jugadores han sido llamados y el resultado es el mismo: más pena que gloria.

Casi un siglo de más de lo mismo.

Así sucede porque, por encima de todo, los dueños de la pelota priman el negocio sobre el espectáculo.

Por eso su aspiración es llegar a disputar el quinto juego mundialista que lo logran desde México 1986.

No más.

Y es que si la cabeza está mal, los pies no funcionan.

O, como reza el refrán:

“A mal amo, mal esclavo”

Y así será per seacula saeculorum –por los siglos de los siglos…

Porque la escuadra tricolor no es el diamante en bruto cuando gana, ni el cobre cuando pierde.

Desde la década de los 70s nada en una profunda fosa séptica de mezquindad.

Una prueba más son los cinco juegos disputados durante el octagonal rumbo al Mundial de Qatar 2020: va de lo ridículo a lo vergonzante.

Nada sublime se ha mostrado en 450 minutos.

Sólo algunos chispazos individuales.

Sigue sin convencer, aunque ayer retomó el liderazgo del torneo.

Cada vez más es menos ‘gigante’ de Con-caca-f.

La columna semanal deportiva del diario La Jornada, analiza, ácida, hoy:

Muchas y duras lecciones dejó el partido contra Canadá. En el aspecto deportivo “corroboró” que el Tri de Gerardo Martino “no juega a nada”, no se ve un sistema o esquema en el que esté progresando el plantel del estratega argentino, quien asumió el banquillo en enero de 2019.

Resume:

“El equipo del Tata apostó por las individualidades, abusó del pelotazo y fue abrumado, exhibido, por un inesperado ciclón”.

Los canadienses, enfundados en camiseta roja eran incontenibles demonios sobre la grama. Sobre todo Alphonso Davies, crack del Bayern Munich. Con 1.83 de estatura, 77 kilos de peso y vertiginosa velocidad, hizo ver caricaturescos a sus rivales.

México nunca ha contado con un jugador de similares características.

Y desnudó la inoperancia de los súper Ratones Verdes y el sistema táctico del afamado técnico argentino.

Explica el diario que Martino libró con “más fortuna que otra cosa” los partidos de septiembre –dos triunfos ante Jamaica y Costa Rica, y un empate contra Panamá–, “pero su desempeño dejó muchas dudas”.

Se esperaba un notable progreso con el arribo de los estelares Raúl Jiménez y el Chucky Lozano; no obstante, las interrogantes, “lejos de disiparse, crecieron”, advierte, el texto firmado por la reportera Marlene Santos.

Critica:

“De nuevo queda claro que, ante los rivales con máxima aplicación, México naufraga en el desconcierto”.

Aclara que “no fue la fiesta esperada”.

El estadio Azteca, reflexiona, que dejó de ser la casa del Tri desde hace varios años, “desdeñado como sede en aras de la alegre cosecha de dólares” –en referencia a sus partidos ‘moleros’ en Estados Unidos–, “se cobró la factura” por el abandono, y “en medio de un juego poco convincente”, aderezado con errores arbitrales, apareció el lamentable grito catalogado por la FIFA de homofóbico.

Y se refiere el resentimiento social y deportivo del llamado ‘jugador 12”:

“El duro de matar eh puto, quedó comprobado, es el recurso claro y rotundo que tiene el público para evidenciar su furia”.

Sigue:

El mundo del futbol tuvo actividad al unísono; hubo varios focos de atención, lo cual sirvió para disimular el “vergonzoso” episodio que llevó al silbante a detener momentáneamente el partido, y que estaría convenciendo a los federativos para “trasladar hacia otras plazas” los choques que restan como local al Tri en el octagonal eliminatorio…

No importa a dónde la lleven, el reproche existirá en diversas modalidades y tonos mientras el equipo no mejore su funcionamiento.

Obvio, no lo hará.

Porque los verdaderos enemigos del balompié mexicano y del Tri están agazapados en los escritorios.

Martino es inexpresivo, analiza Santos Alejo, “no transmite frío ni calor”, deja la impresión de que “todo le da igual”. Lo refuerza con sus palabras, no se ve afectado por un mal partido.

Ciertamente, detalla, el futbol da revanchas siempre, casi a la vuelta de la esquina, pero su actitud choca con el temperamento del mexicano:

“Así, en ese tono plano, sin vibrato, prometió mejorar ante los siguientes rivales, Honduras el primero”.

Pero, pregunta, “¿qué caso tiene vencer al penúltimo?…”

Responde:

“… el mal sabor que dejó ante Canadá nada lo borra”.

Y veremos cosas peores.

 

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Easysoftonic