Contenido
- Introducción
- Un resumen de la visión de Katz sobre el Imperio liderado por Estados Unidos
- El “Imperio”: un mito no marxista que se cierne sobre las contradicciones entre clases y estados
- Dándole la vuelta a Lenin: la concepción idealista de Katz del “imperialismo” como política exterior agresiva
- ¿Están los BRICS+ en condiciones de desafiar al “Imperio”?
- ¿Por qué no ha habido guerras entre potencias imperialistas desde 1945?
- ¿El programa antiimperialista de Lenin sólo servía para situaciones revolucionarias?
- El “Imperio” liderado por Estados Unidos y el zarismo ruso: una analogía equivocada
- ¿Mantenerse neutral o alinearse con la reacción en luchas populares importantes?
- El programa del antiimperialismo tuerto
- Conclusiones
* * * * *
Introducción
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 12 de diciembre de 2024.- En los últimos años, ha habido un notable aumento del debate entre los marxistas sobre la teoría del imperialismo. Como parte de esta discusión, en el último año y medio se ha producido un intercambio entre el economista argentino Claudio Katz y yo que ha sido publicado en varios idiomas. (1)
Hace unas semanas, Katz, uno de los economistas progresistas más conocidos de América Latina, publicó otra contribución a este debate en la que describe tanto su análisis del imperialismo contemporáneo como algunas estrategias de resistencia. Básicamente, su ensayo se divide en tres partes. Mientras que la primera parte es un resumen positivo de sus puntos de vista, la segunda parte es una crítica de la posición leninista, dirigida principalmente contra mi primera y segunda respuesta a él. La tercera parte es una polémica dirigida principalmente contra las ideas de Rolando Astarita, también un economista argentino que cree erróneamente que la opresión nacional y la superexplotación imperialista han perdido su relevancia. (2)
Como ésta es mi tercera respuesta, me abstendré, en la medida de lo posible, de repetir los argumentos que ya he desarrollado en detalle en contribuciones anteriores. Me centraré más bien en algunas cuestiones teóricas seleccionadas que considero particularmente importantes, así como en cuestiones de estrategia antiimperialista.
Resumen de la visión de Katz sobre el Imperio liderado por Estados Unidos
Básicamente, el economista argentino sostiene que el capitalismo ya no se caracteriza por contradicciones entre potencias imperialistas, sino por la dominación de un único “Imperio” (liderado por Estados Unidos). En cambio, defiendo el análisis elaborado por Lenin según el cual el mundo capitalista sigue caracterizándose por la rivalidad interimperialista, que actualmente encuentra su expresión en un grado especial en las tensiones entre las grandes potencias occidentales y orientales (Estados Unidos, Europa occidental y Japón versus China y Rusia).
No sorprende que Katz siga defendiendo su tesis del “Imperio” y, en general, repita los argumentos esbozados en contribuciones anteriores. Tampoco sorprende que yo siga considerando que su teoría del “Imperio” es defectuosa. Esto no significa que esté en desacuerdo con todos sus argumentos. Estoy básicamente de acuerdo con su crítica a las tesis de Astarita. Como marxista antiimperialista, comparto plenamente su oposición al imperialismo occidental y me pongo del lado de los pueblos oprimidos que resisten. No lo hago sólo con palabras, sino también con hechos. Como activista político, participo y soy orador habitual en las manifestaciones de protesta contra el genocidio sionista en Gaza. Este año, fui sometido a dos juicios por mi apoyo inequívoco a la resistencia armada del pueblo palestino, que terminaron con un veredicto de culpabilidad y una sentencia suspendida de prisión de seis meses. (3)
Mis desacuerdos con Katz tienen su raíz en el hecho de que él es sólo un antiimperialista unilateral. Para él, “el enemigo principal… es la dirección estadounidense del sistema imperial” y se niega explícitamente a reconocer el carácter imperialista de Rusia y China. En consecuencia, sólo es un antiimperialista contra los EE.UU. y sus aliados, pero no contra otras potencias imperialistas como Rusia y China. Por lo tanto, no apoya las luchas de los pueblos oprimidos contra estas grandes potencias orientales o sus aliados locales.
Katz sostiene que su concepto se basa en la teoría de Lenin, pero tiene en cuenta “dos grandes cambios” que se produjeron “durante la segunda mitad del siglo XX”. “Por un lado, se formó un bloque de países divorciados del mercado capitalista (el denominado campo socialista), y por otra parte, se consumó la transformación del imperialismo clásico en un sistema imperial”.
Según el economista argentino, “El sistema imperial modificó la competencia bélica entre los principales colosos del capitalismo. Las sangrientas confrontaciones entre Francia y Alemania o Japón y Estados Unidos fueron sustituidas por un dispositivo comandado por el Pentágono que resguarda a los poderosos. El gigante norteamericano actúa como centro de un mecanismo estratificado y piramidal, que articula distinto tipo de asociaciones entre la primera potencia y sus socios. Esa configuración opera con normas de pertenencia, coexistencia y exclusión, que definen el rol de cada región en la geopolítica global”.
Si bien nuestro crítico reconoce que Rusia y China han surgido como nuevas potencias, niega no sólo el carácter imperialista de Rusia sino incluso que China se haya convertido en un país capitalista.
“En siglo XXI ese amoldamiento del planteo leninista afronta otro contexto. La implosión de la URSS fue sucedida por la desaparición del denominado campo socialista y la consolidación del capitalismo en Rusia, derivó en la nueva centralidad de una potencia acosadora y acosada. Moscú es hostilizada por la OTAN e implementa incursiones externas en su radio de influencia. Por eso actúa como un imperio no hegemónico en gestación. Desenvuelve sus prioridades en conflicto con el sistema imperial, pero con acciones que garantizan por la fuerza la primacía de sus intereses.
China ha quedado situada al igual Rusia fuera del sistema imperial y soporta las mismas agresiones del Pentágono. Pero a diferencia de su par euroasiático no completó la restauración capitalista y soslaya hasta ahora todas las tropelías de una potencia imperialista. No despacha tropas al exterior, evita involucrarse en conflictos militares y mantiene una gran prudencia geopolítica. Con esa estrategia defensiva refuerza sus relaciones de dominación económica con el grueso de la periferia”.
El “Imperio” – un mito antimarxista que se cierne sobre las contradicciones entre clases y estados
Como dije antes, no tengo intención de repetir todos mis argumentos. He demostrado en mis respuestas anteriores a Katz, así como en otros trabajos, que China ya se ha convertido en capitalista hace tres décadas. Cualquier análisis concreto de la economía china muestra que sus corporaciones (incluidas las empresas estatales) operan según la ley capitalista del valor, obtienen ganancias, etc. y he aportado numerosos hechos y estadísticas para probar esta tesis. En cambio, Katz, lamentablemente, se muestra muy comedido a la hora de aportar pruebas concretas de sus tesis. (4)
Asimismo, Katz limita su respuesta a mi análisis del imperialismo ruso a afirmar que, puesto que Moscú está en confrontación con el “Imperio”, no puede ser imperialista. Es simplemente un “imperio no hegemónico en gestación. Desarrolla sus prioridades en conflicto con el sistema imperial, pero con acciones que garantizan por la fuerza la primacía de sus intereses”. Para él, ser imperialista y no ser parte del “Imperio” liderado por los EE.UU. es una contradicción in adiecto. (5)
Por cierto, una característica general de las obras de Katz sobre el imperialismo es que limita sus argumentos principalmente a la esfera de las generalidades doctrinarias del estructuralismo, un desafortunado éxito de exportación de académicos “marxistas” de universidades francesas que ven la historia como un proceso sin sujetos. Como Lenin señaló una vez, esta teoría es un “estrecho objetivismo (…) objetivismo que caracteriza el proceso en general, pero no, por separado, las clases antagónicas de cuya lucha nace el proceso en cuestión”. En consecuencia, el estructuralismo –y las obras de Katz llevan su sello– se las arregla bastante bien sin hechos y un análisis concreto de la realidad. (6)
Por lo tanto, me centraré en abordar el fundamento teórico de la tesis de Katz sobre el “Imperio liderado por los EE.UU.”. Afirma haber elaborado la teoría de Lenin sobre el imperialismo de acuerdo con los cambios del capitalismo desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, como demostraremos, más bien está liquidando la teoría de Lenin y poniendo patas arriba el método marxista.
Marx y Engels partieron del análisis de la política mundial a partir de las contradicciones entre las clases y las naciones, entre los Estados y las potencias. Por consiguiente, los teóricos bolcheviques consideraban al imperialismo como un sistema global contradictorio basado en el antagonismo entre las clases, las naciones y los Estados. Evaluaban la fuerza política y económica de las potencias individuales y sus relaciones entre sí y deducían de ello una caracterización de la situación mundial.
Por tanto, consideramos que el capitalismo moderno se caracteriza por varias líneas de contradicciones fundamentales que, por supuesto, están estrechamente entrelazadas: (7)
- i) el antagonismo entre las clases,
- ii) el antagonismo entre las naciones opresoras y oprimidas,
iii) el antagonismo entre las potencias imperialistas y los países semicoloniales,
- iv) el antagonismo entre los Estados en general y las potencias imperialistas en particular.
Katz tiene un enfoque completamente diferente. Parte del dogma del “Imperio” dirigido por los EE. UU., sin ningún análisis concreto, y deriva su evaluación de los estados individuales y los movimientos populares en varios países de su respectiva posición respecto de ese “Imperio”.
Lenin consideraba al imperialismo como un sistema que surge de la base económica del capitalismo y de sus contradicciones de clase. El imperialismo, incluido cualquier “imperio”, no era algo separado de la base económica. Por eso, cuando los bolcheviques discutieron un nuevo programa en 1917-1919, Lenin se opuso firmemente a la propuesta de Bujarin y Piatakov –con quienes Lenin tuvo que polemizar repetidamente porque abogaban por el “economicismo imperialista” (el propio Katz se refiere a esto en su respuesta a Rolando Astarita, antes mencionada)– de eliminar sin sustitución la parte del antiguo programa que trata de las contradicciones fundamentales del capitalismo. (8)
Lenin señaló una vez, en su análisis de la Ciencia de la lógica de Hegel: “El pensar, que avanza de lo concreto a lo abstracto -siempre que sea correcto (…)-, no se aleja de la verdad, sino que se acerca a ella”. (9) Pero Katz hace lo contrario: parte de un dogma abstracto y subordina las clases y las naciones, sus contradicciones y luchas a dicho dogma. Esto hace que todo su esquema sea bastante poco materialista, idealista, es decir, poco marxista.
Si Rusia interviene con sus tropas en otros países para expandir su influencia, para sofocar rebeliones populares o para mantener en el poder a una dictadura aliada (por ejemplo, Chechenia, Georgia, Kazajstán, Siria, Libia, Mali, etc.), no es imperialista porque… Moscú no es parte del “Imperio” liderado por Estados Unidos.
Si China desarrolla relaciones económicas y financieras con países semicoloniales que resultan en la extracción de plusvalía de los trabajadores y campesinos locales, no constituye una superexplotación imperialista porque… Pekín no es parte del “Imperio” liderado por los EE.UU.
Por lo tanto, Katz tiene una visión muy opuesta a la de Lenin. Comienza con la cima de la superestructura política –el supuesto “Imperio” liderado por los EE.UU.– y subordina todas las luchas entre clases y estados a esta única característica. No es la relación entre las clases y las naciones lo que cuenta para Katz, sino más bien la relación de las clases y las naciones de todo el mundo con el “Imperio” liderado por los EE.UU. Como resultado, crea un mito no marxista que se cierne sobre las contradicciones entre clases y estados.
Con esto, Katz reemplaza el concepto de Lenin del imperialismo como un análisis político-económico con una teoría puramente política y unilateral que, en consecuencia, carece de toda dialéctica materialista.
Dándole la vuelta a Lenin: La concepción idealista de Katz del “imperialismo” como política exterior agresiva
Es bien sabido que la teoría marxista del imperialismo –tal como la elaboraron Lenin, Bujarin, Luxemburg y Hilferding a principios del siglo XX– se basaba en el análisis económico del capitalismo. Identificaron la monopolización –el proceso de formación de monopolios en el sector industrial y financiero– como el fundamento económico del imperialismo. Lenin subrayó este punto en repetidas ocasiones: “En estas palabras se destaca lo más fundamental en la valoración teórica del capitalismo moderno, es decir, del imperialismo, a saber: que el capitalismo se convierte en un capitalismo monopolista”. (10)
La formación de potencias imperialistas –algunas grandes potencias de larga data (como Gran Bretaña, Francia o Rusia), otras emergentes (por ejemplo, Alemania, Estados Unidos, Japón)– tuvo lugar inevitablemente en relación con este proceso económico de monopolización. Por eso, “…es consustancial al imperialismo la rivalidad entre varias grandes potencias por hacerse con la hegemonía…” (11)
El líder del partido bolchevique resumió célebremente las características de la época imperialista de la siguiente manera: “Hay que empezar por definir, del modo más exacto completo y posible, qué es el imperialismo. El imperialismo es una fase histórica especial del capitalismo. Su carácter específico tiene tres peculiaridades: el imperialismo es 1) capitalismo monopolista; 2) capitalismo parasitario o en descomposición; 3) capitalismo agonizante. La sustitución de la libre competencia por el monopolio es el rasgo económico fundamental, la esencia del imperialismo. El monopolismo se manifiesta en cinco formas principales: 1) cártels, sindicatos y trusts; la concentración de la producción ha alcanzado el grado que da origen a estas asociaciones monopolistas de los capitalistas; 2) situación monopolista de los grandes Bancos: de tres a cinco Bancos gigantescos manejan toda la vida económica de los EE.UU., de Francia y de Alemania; 3) apropiación de las fuentes de materias primas por los trusts y la oligarquía financiera (el capital financiero es el capital industrial monopolista fundido con el capital bancario); 4) se ha iniciado el reparto (económico) del mundo entre los cártels internacionales. ¡Son ya más de cien los cártels internacionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten «amigablemente», hasta que la guerra lo redistribuya! La exportación del capital, como fenómeno particularmente característico a diferencia de la exportación de mercancías bajo el capitalismo no monopolista, guarda estrecha relación con el reparto económico y político-territorial del mundo. 5) Ha terminado el reparto territorial del mundo (de las colonias).” (12)
Katz ignora el proceso económico de monopolización en la economía mundial. El hecho de que China tenga tantas corporaciones y multimillonarios como los EE.UU., que la economía de Rusia esté dominada por monopolios nacionales que también exportan capital a otros países, todo esto es irrelevante para nuestro crítico.
¿Cómo justifica tal ignorancia? Reformulando la teoría marxista del imperialismo. Elimina la economía de su análisis del imperialismo y lo limita a la política exterior agresiva y militarista. Como ya señalamos en nuestras respuestas anteriores, este es un aspecto clave de la teoría del imperialismo de Katz que también es bastante evidente en su último ensayo.
Así escribe, por ejemplo: “El lugar de esas potencias en la economía mundial no esclarece su papel como imperio. Ese rol se dilucida evaluando su política exterior, su intervención foránea y sus acciones geopolítico-militares en el tablero global. Este registro permite actualizar la mirada de Lenin, evitando la repetición de sus diagnósticos, en un contexto radicalmente distinto al imperante a principios de la centuria pasada”.
Asimismo, si bien se ve obligado a admitir la fortaleza económica de China en el mercado mundial, afirma que esto no la convierte en una potencia imperialista. “Pero esa mirada desconoce la diferencia básica que distingue a un enemigo imperial de un dominador económico. Estados Unidos ejerce una opresión en todos los terrenos, mientras que su rival lucra con los beneficios del intercambio desigual, la transferencia de valor y la captura de rentas. Estas dos adversidades no son equivalentes para América Latina porque la primera imposibilita cualquier acción soberana y la segunda obstruye el desarrollo. Operan, por lo tanto, como limitaciones de distinta envergadura”.
Así pues, para Katz, un “dominador económico” (como China) que explota a otros países no es necesariamente una potencia imperialista. Tal concepción es coherente con la separación de política y economía que plantea Katz, pero completamente incompatible con cualquier pretensión de adherirse a la teoría marxista del imperialismo. Lenin denunció enérgicamente este enfoque, que era característico del progenitor ideológico de Katz, Karl Kautsky.
“Al definir de este modo el imperialismo, nos colocamos en plena contradicción con C. Kautsky, que se resiste a considerar el imperialismo como una «fase del capitalismo» y lo define como política «preferida» del capital financiero, como tendencia de los países «industriales» a anexionarse los países «agrarios». Desde el punto de vista teórico, esta definición de Kautsky es completamente falsa. La peculiaridad del imperialismo no es precisamente el dominio del capital industrial, sino el del capital financiero, precisamente la tendencia a anexionarse no sólo países agrarios, sino toda clase de países. Kautsky separa la política del imperialismo de su economía, separa el monopolismo en política del monopolismo en economía, para desbrozar el camino a su vulgar reformismo burgués tal como el «desarme», el «ultraimperialismo» y demás necedades por el estilo. El propósito y el objeto de esta falsedad teórica se reducen exclusivamente a disimular las contradicciones más profundas del imperialismo y a justificar de este modo la teoría de la «unidad» con sus apologistas: con los oportunistas y socialchovinistas descarados”. (12)
Katz no considera a China imperialista porque no libra guerras en otros países (todavía). Pero la agresión militar es sólo una forma de política imperialista, la penetración “pacífica” y la dependencia económica es otra, que incluso desempeña un papel mucho más importante. De hecho, la intervención militar ha sido más bien la excepción en la política exterior imperialista en las últimas décadas y tuvo lugar sólo en unos pocos países. En contraste, la penetración económica y la dependencia por parte de los monopolios imperialistas tienen lugar todos los días. Esto es tanto más cierto cuanto que uno de los cambios importantes en el sistema imperialista ha sido el proceso de descolonización que transformó a casi todas las colonias (África, grandes partes de Asia, Europa del Este) en semicolonias capitalistas. Con la desaparición de las colonias, también disminuyó la necesidad de intervenciones militares regulares y el despliegue permanente de tropas para mantener la ocupación. Por todas estas razones, los métodos de China de subyugación económica “indirecta” de los pueblos del Sur por medios financieros son un instrumento típico del imperialismo del siglo XXI.
La descripción que hace Lenin de este proceso suena bastante actual cuando se trata de la relación entre las potencias occidentales y China con los países semicoloniales. “Desde el punto de vista económico, el imperialismo es el capitalismo monopolista. Para que el monopolio sea completo hay que eliminar a los competidores no sólo del mercado interior ( del mercado del Estado), sino también del mercado exterior, del mund0 entero. ¿Existe «en la era del capital financiero» la posibilidad económica de suprimir la competencia incluso en un Estado extranjero? Existe, en efecto: los medios para ello son la dependencia financiera y el acaparamiento de las fuentes de materias primas y, después, de todas las empresas del competidor”. (14)
Básicamente, Katz defiende una concepción idealista del “imperialismo” como política exterior agresiva, que deja de lado la economía, la base material del capitalismo. Por lo tanto, es coherente con esta reinterpretación del imperialismo que Katz no considere al imperialismo como una etapa específica del desarrollo capitalista, su era de monopolización, sino más bien como una política exterior agresiva que siempre ha existido en el capitalismo. En su opinión, “el imperialismo (…) ha estado presente desde el comienzo del capitalismo”.
¿Están los BRICS+ en condiciones de desafiar al “Imperio”?
En respuestas anteriores a Katz hemos demostrado que la idea de un “Imperio” liderado por Estados Unidos que domine el mundo no se corresponde con la realidad del capitalismo del siglo XXI. No es necesario volver a reproducir nuestros argumentos y cifras. Sin embargo, tiene sentido tratar brevemente los acontecimientos que han ocurrido desde que publiqué mi última respuesta al economista argentino.
En los últimos dos años, no solo ha habido dos grandes guerras (en Gaza y Ucrania), sino también una expansión sustancial de los BRICS, la alianza liderada por China y Rusia. A principios de 2024, cuatro estados (Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos) se han unido formalmente a los cinco miembros originales (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Un país, Arabia Saudita, ha sido invitado a unirse, pero aún no ha decidido al respecto. En octubre de 2024, otros 13 estados se convirtieron en los llamados “países socios” (Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam).
Es cierto que esta alianza no es un bloque homogéneo y centralizado. Varios estados tienen conflictos entre sí, algunos tienen relaciones más estrechas y otros menos estrechas con las potencias occidentales. Sin embargo, Modi y Putin no se equivocan al decir que los BRICS «no son un grupo antioccidental, sino un grupo no occidental«. Sin embargo, a pesar de tales afirmaciones formales, la alianza dominada por Oriente es objetivamente el rival político, económico y militar más fuerte de las potencias occidentales y es vista por ellas como tal. (15)
Y, de hecho, tienen razones para temer a la alianza BRICS+. Lo más importante es que China se ha convertido en la mayor o segunda potencia en términos de producción económica, producción industrial y comercio. Rusia y China son la segunda y tercera potencias militares más grandes. Y aunque la alianza no es un bloque monolítico, el hecho mismo de que docenas de países hayan mostrado interés en unirse a ella demuestra que las dos potencias orientales están expandiendo masivamente sus esferas de influencia.
Existe una diferencia significativa en el cálculo del tamaño de los dos bloques, dependiendo de las medidas de cálculo. El PIB nominal se mide en dólares estadounidenses con conversión de moneda al tipo de mercado, mientras que el PIB ajustado por PPP utiliza dólares internacionales (usando a EE. UU. como país base para los cálculos) que tienen mejor en cuenta el costo de En términos nominales, el G7 –la alianza imperialista occidental– tiene una producción económica aún mayor, mientras que, calculada en términos de paridad de poder adquisitivo, los BRICS+ ya han superado a las potencias occidentales. Obsérvese que las cifras de las dos tablas siguientes corresponden a los cinco estados miembros originales de los BRICS+, es decir, antes de que las alianzas se hayan ampliado con cuatro estados miembros adicionales y trece países socios (véase la tabla 1).
Tabla 1. PIB nominal y PIB PPA del G7 y los BRICS (los 5 estados originales) en billones de dólares estadounidenses, 2023 (16)
G7 BRICS
PIB nominal PIB PPA PIB nominal PIB PPA
- UU. 26,9 26,9 China 19,4 33,0
Japón 4,4 6,5 India 3,7 13,0
Alemania 4,3 5,6 Brasil 2,1 4,0
Reino Unido 3,2 3,9 Rusia 2,1 5,0
Francia 2,9 3,9 Sudáfrica 0,4 1,0
Italia 2,2 3,2
Canadá 2,1 2,4
Total G7 46,0 52,4 Total BRICS 27,7 56,0
En cualquier caso, no hay duda de que los países BRICS tienen tasas de crecimiento mucho más altas y están en proceso de alcanzar o incluso superar a los “viejos” imperialistas (véase el cuadro 2).
Tabla 2. Participación del G7 y los BRICS (los 5 Estados originales) en el PIB mundial, 1992-2022 (ajustado a la PPA) (17)
1992 2002 2012 2022
BRICS 16,45% 19,34% 28,28% 31,67%
G7 45,80% 42,34% 32,82% 30,31%
El creciente peso de los BRICS se evidencia en otros indicadores. Cuando se expandió en 2023 a nueve estados miembros, tenía una población combinada de unos 3.500 millones de personas, o el 45% de la población mundial. En cuanto a las fuentes de energía, los miembros del BRICS+ poseen el 47% de las reservas mundiales de petróleo y el 50% de sus reservas de gas natural. (18) A partir de 2024, los BRICS, junto con sus nuevos miembros, controlan aproximadamente el 72% de las reservas mundiales de metales de tierras raras. (19)
No deja de ser interesante hacer una comparación histórica con la relación de fuerzas entre los bloques de potencias imperialistas al inicio de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En las tres tablas siguientes podemos ver que las dos alianzas rivales no eran iguales en términos de producción económica, pero que el bloque imperialista liderado por Occidente era claramente más fuerte. Antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, las potencias de la Entente tenían una producción combinada de más de cuatro veces la del bloque liderado por Alemania. (Véase la Tabla 3). Somos conscientes de que la lista de países de esta tabla no está completa, ya que faltan Japón, que se unió brevemente a la Entente, y el Imperio Otomano, que se puso del lado de Alemania. Sin embargo, ambos eran potencias más bien pequeñas en términos de producción económica, por lo que no alterarían significativamente la relación total de fuerzas entre los bloques.
Tabla 3. PIB de las potencias imperialistas, 1913 (millones de dólares internacionales de 1990) (20)
Entente Potencias centrales
Reino Unido 224.618 Alemania 237.332
Francia 144.489 Austria 23.451
Estados Unidos 517.383
Rusia 232.351
Italia 95.487
Total 1.214.338 260.783
(696.955 sin contar a los
Estados Unidos que se
unieron a la guerra a partir
de abril de 1917)
Vemos un panorama similar antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Las potencias occidentales (a las que se unió la URSS en 1941) eran dos o tres veces más fuertes que las potencias del Eje. (Véase las tablas 4 y 5)
Tabla 4. Participación de las potencias imperialistas en la producción manufacturera mundial en 1938 (21)
Potencias del Eje Potencias occidentales
Alemania 12,7% Gran Bretaña 10,7%
Italia 2,8% Francia 4,4%
Estados Unidos 31,4%
Total 15,5% 46,5%
Tabla 5. Producto nacional bruto de las principales potencias que participaron en la Segunda Guerra Mundial en 1939c (22)
(Dólares estadounidenses, valores a precios constantes sobre una base de 1990)
Potencias del Eje Aliados
Alemania 384 EE.UU. 869
Japón 165 Reino Unido 287
Austria 27 Francia 199
Italia 151 URSS 366
Total del Eje 727 Total de los aliados 1.721 (1.355 sin la URSS)
Este panorama de la relación de fuerzas entre el bloque liderado por Estados Unidos y el bloque liderado por China y Rusia demuestra que el llamado “Imperio” claramente ya no está en condiciones de dominar el mundo. Es cierto que su ejército, en términos de base y gastos en el extranjero, es mucho mayor que el de sus rivales. Sin embargo, la realidad ha demostrado en las últimas dos décadas que el declive de Estados Unidos se produce no solo en términos económicos sino también político-militares. Pensemos en las derrotas de Washington en Irak y Afganistán. Pensemos en su fracaso a la hora de dañar seriamente la economía de Rusia a pesar del régimen de sanciones sin precedentes de Occidente después de que Putin atacara a Ucrania en febrero de 2022. Pensemos en el vergonzoso aislamiento de Estados Unidos e Israel en la Asamblea General de la ONU sobre la cuestión de Palestina.
El hecho de que China y Rusia hayan logrado crear una alianza, que abarca a la mitad de la humanidad y una parte significativa de la economía mundial, demuestra que el “Imperio” liderado por Estados Unidos está muy lejos de imponer su voluntad al mundo. Además, como demuestran nuestras analogías históricas con las situaciones anteriores a la Primera y la Segunda Guerra Mundial, es absolutamente erróneo concluir que la superioridad de un bando imperialista sobre sus rivales significaría que estos últimos no son imperialistas. Estoy seguro de que Claudio Katz estará de acuerdo en que el bando dirigido por Alemania fue imperialista tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial.
¿Por qué no ha habido guerras entre potencias imperialistas desde 1945?
Katz cuestiona mi crítica de su tesis del Imperio preguntando por qué el bloque liderado por Estados Unidos con Europa Occidental y Japón existió durante tanto tiempo sin tensiones internas significativas. Escribe que yo “ignoraría los cambios monumentales que separan la era clásica del imperialismo del período de posguerra y el siglo XXI. El primer período estuvo marcado por guerras entre imperios y en el segundo no se han producido tales conflagraciones. (…) El sistema actual con primacía total de Estados Unidos sobre Europa y Japón ha eliminado la posibilidad de guerras entre estos componentes de la tríada. Este hecho introduce un cambio cualitativo en la dinámica del imperialismo”.
Por lo tanto, explica, “Hay una intensa competencia de empresas alemanas y japonesas con sus pares estadounidenses, pero el Pentágono mantiene su mira puesta en Moscú o Beijing y no se preocupa por Berlín o Tokio. (…) Lo que explica que ese desarrollo germano-nipón -mucho más intenso que Rusia y de más larga data que China- no derivara en tensiones militares con la primera potencia, es la inserción de los dos aliados de Occidente en la OTAN, es decir su pertenencia al sistema imperial”.
De hecho, la colaboración duradera entre EE.UU. y sus aliados occidentales no se basa en una supuesta transformación cualitativa del imperialismo, sino en condiciones históricas concretas y temporales. El papel hegemónico de EE.UU. en el mundo capitalista fue el resultado del desenlace de la Segunda Guerra Mundial, en la que otras potencias imperialistas fueron derrotadas (Alemania y Japón) o se convirtieron en aliados en una posición subordinada (Gran Bretaña y Francia). La dominación de Washington se vio reforzada por el hecho de que todos los estados imperialistas no tenían otra alternativa que aceptar el liderazgo estadounidense para librar su guerra fría contra los estados estalinistas. Por lo tanto, la rivalidad interimperialista estaba sobredeterminada por otra contradicción: la que existía entre las potencias occidentales y el campo de los estados estalinistas dirigido por la URSS.
Como acotación al margen, me gustaría señalar que el término “el llamado campo socialista” sólo refuerza la impresión de que Claudio Katz tiene debilidad por el imperialismo ruso y chino respectivamente. Especialmente cuando adopta una posición como la que él adopta, es más que necesario al menos criticar con dureza y repetidamente las concepciones erróneas estalinistas del socialismo (no olvidemos que China todavía está gobernada por un autoproclamado “Partido Comunista”). Los marxistas deberían ser claros en su intención y terminología. En primer lugar, no era “socialista”, ya que se trataba de estados obreros postcapitalistas degenerados dominados por la dictadura de las burocracias estalinistas. (23) En segundo lugar, estos estados no estaban unidos, en particular después de que China, bajo el mando de Mao Tse-tung, se alineara con el imperialismo estadounidense contra la URSS tras la famosa visita de Nixon en 1972. A partir de ese momento, la China “socialista” se había unido efectivamente al campo imperialista contra la URSS “socialista”.
Tras el colapso de la URSS en 1991, Estados Unidos se convirtió en la potencia hegemónica absoluta del mundo durante un breve período, hasta que su dominio decayó en la década de 2000. La Gran Recesión de 2008 fue un punto de inflexión porque, a partir de entonces, no sólo Rusia sino también China surgieron como nuevas potencias imperialistas. Desde entonces, una nueva rivalidad interimperialista sobredeterminó, por así decirlo, la antigua rivalidad entre las potencias occidentales.
Katz afirma que el Pentágono simplemente controla el “Imperio” y subyuga a otras potencias occidentales. Yo sostengo que, debido a condiciones históricas específicas, estas potencias occidentales persiguieron sus respectivos intereses imperialistas alineándose con Washington. Pero esto no resultó en la creación de un “Imperio” integrado bajo el mando único del Pentágono, sino en la creación de una alianza de estados imperialistas, entre los cuales Estados Unidos es el más fuerte. Esta alianza se mantiene actualmente unida por el ascenso de los rivales imperialistas del Este. Sin embargo, esto no significa que las tensiones entre las potencias imperialistas occidentales hayan desaparecido (y que se haya creado un imperio monolítico liderado por Estados Unidos). Ya hemos visto tensiones abiertas durante el primer mandato del presidente estadounidense Trump y es muy probable que veamos más de ellas durante su próximo segundo mandato. ¿El resultado será una guerra abierta entre estas potencias occidentales? Ciertamente no en el futuro previsible. Sin embargo, no está garantizado que la Unión Europea siga siendo una aliada cercana de Washington. Del mismo modo, no está claro si seguirá existiendo en su composición actual o si, por el contrario, se dividirá y un bando permanecerá con Estados Unidos y otro adoptará una posición independiente.
Sin embargo, todo esto no es decisivo para nuestra discusión. Nuestro principal argumento contra la tesis de Katz de un imperio liderado por Estados Unidos es que la situación mundial está marcada por la existencia de varias grandes potencias imperialistas, algunas de las cuales están en una rivalidad cada vez mayor entre sí y otras están en alianza. Esto ha sido así desde finales de la primera década del siglo XXI y seguirá siendo así durante el próximo período. Además, dada la decadencia del sistema capitalista en su conjunto, las contradicciones entre estas potencias imperialistas se acelerarán inevitablemente y pondrán el peligro de una Tercera Guerra Mundial en la agenda. (24)
¿El programa antiimperialista de Lenin sólo servía para situaciones revolucionarias?
Katz sostiene que la política derrotista de Lenin contra todas las potencias imperialistas habría sido un programa que sólo se aplicaba a situaciones revolucionarias. Como hoy no existe una situación de ese tipo, el programa antiimperialista de Lenin ya no se aplicaría. “Lenin basó su estrategia antiimperialista en tres diagnósticos: crisis terminal del capitalismo, intensa generalización de las guerras entre las principales potencias e inminencia de la revolución socialista. Todas las orientaciones que propuso de rechazo a la conflagración bélica a través del derrotismo y la creación de frentes antiimperialistas en la periferia, se basaban en esa evaluación”.
“Nuestros críticos (…) repiten la estrategia revolucionaria derrotista del líder bolchevique, que enfatizaba la culpa compartida de todas las potencias en la guerra. Pero omiten que esta caracterización se enmarcaba en el contexto de la inminente revolución socialista, ausente hoy”.
Pero el programa de Lenin no se basaba en una evaluación coyuntural que no se aplicaría en una situación no revolucionaria, sino que se basaba más bien en el carácter de toda la época del capitalismo en su última etapa. Lenin diferenciaba entre la época del siglo XIX –la época del capitalismo ascendente– y la época del capitalismo monopolista que se había abierto a principios del siglo XX. En las primeras épocas era legítimo que los socialistas se pusieran del lado de una potencia contra otra, pero esto ya no era así en la época imperialista.
En una polémica contra A. Potresov, un menchevique reformista en Rusia, que justificaba la defensa de la patria imperialista aludiendo a Marx tomando partido por una potencia europea contra otra en las guerras del siglo XIX, Lenin subrayó la diferencia fundamental entre la época del capitalismo ascendente y la época del imperialismo.
“En aquel tiempo, en 1859, el contenido objetivo del proceso histórico en la Europa continental no era el imperialismo, sino los movimientos burgueses de liberación nacional. El resorte principal era el movimiento de la burguesía contra las fuerzas feudales absolutistas. Pero el sabihondo A. Potrésov, 55 años después, cuando el lugar de los feudales reaccionarios ha sido ocupado por sus congéneres, los magnates del capital financiero de la burguesía decrépita, quiere evaluar los conflictos internacionales desde el punto de vista de la burguesía y no del de la nueva clase (…) Supongamos que dos países combaten entre sí en la época de los movimientos burgueses, nacionales y de liberación. ¿A qué país desear éxito desde el punto de vista de la democracia contemporánea? Es evidente que al país cuyo éxito impulse con más fuerza y desarrolle con más ímpetu el movimiento de liberación de la burguesía y quebrante más a fondo el feudalismo. Supongamos después que el factor determinante de la situación histórica objetiva ha cambiado y que el lugar del capital de la época de liberación nacional ha sido ocupado por el reaccionario e internacional capital financiero imperialista. El primero posee, pongamos por caso, tres cuartas partes de África, y el segundo, la cuarta parte. El contenido objetivo de su guerra es el reparto de África. ¿A qué bando habrá que desear éxito? Sería absurdo plantear el problema en los términos anteriores, ya que no tenemos los criterios anteriores de evaluación: el prolongado desarrollo del movimiento burgués de liberación ni el largo proceso de decadencia del feudalismo. No es tarea de la democracia contemporánea ayudar al primero a afirmar sus «derechos” sobre las tres cuartas partes de África, ni ayudar al segundo (aunque su desarrollo económico sea más rápido que el del primero) a apropiarse de estas tres cuartas partes.” (25)
De este modo, vemos que los marxistas basaron su oposición intransigente contra todas las grandes potencias no en la esperanza de una “revolución socialista inminente”, sino en su evaluación fundamental de la época del imperialismo en la que la burguesía en todos los estados imperialistas había asumido un carácter reaccionario.
El “imperio” dirigido por Estados Unidos y el zarismo ruso: una analogía errónea
La interpretación errónea que hace Katz de los razonamientos de Lenin para su programa derrotista va de la mano con su repetida referencia a la estrategia de Marx en la revolución de 1848 y después, en la que identificó a la Rusia zarista –el bastión más fuerte que quedaba del feudalismo– como el enemigo principal. Katz escribe, por ejemplo: “El coloso norteamericano ocupa en la actualidad un lugar semejante al que tenía vieja Rusia zarista, como bastión político de la reacción mundial”.
“Nuestro enfoque justamente destaca las semejanzas actuales con el siglo XIX por la centralidad del enemigo principal. El lugar que tenía Rusia en la época de Marx es actualmente ocupado por Estados Unidos. Los críticos aceptan la validez de esa localización hace dos centurias, pero no la avalan para el contexto actual. Consideran que las tesis de Lenin erigieron una frontera irreversible entre ambas etapas”.
Ya demostré en mi segunda respuesta que tal analogía es fundamentalmente errónea. (Véase el capítulo “Consecuencias políticas: ¿Volvemos a la estrategia de Marx del siglo XIX del “enemigo principal”?”) Sin embargo, puesto que Katz repite esta analogía varias veces en su nuevo ensayo, me siento obligado a añadir algunos argumentos.
La analogía de Katz es inapropiada no sólo porque no vivimos en un mundo unipolar dominado por los EE.UU. y no sólo porque son las dictaduras de Putin y Xi las que se parecen más a la autocracia zarista en Rusia que la de los EE.UU. Esta analogía también es errónea porque es profundamente antihistórica, ya que se basa en hacer retroceder las ruedas del tiempo. Aplica un enfoque de los estados y las guerras que estaba justificado en la época de transición del feudalismo al capitalismo en el siglo XIX hasta la época actual de capitalismo en decadencia.
Como ya mostramos en el capítulo anterior, los bolcheviques rechazaron un enfoque de este tipo que viola las leyes del materialismo histórico. En la época de transición del feudalismo al capitalismo, es decir, del capitalismo en ascenso, la burguesía podía desempeñar un papel progresista en la lucha contra el viejo orden de la Edad Media. En la época actual de transición del capitalismo al socialismo, esto ya no es así. En este período, la burguesía de las potencias imperialistas desempeña un papel reaccionario sin excepción.
De hecho, la referencia de Katz a la política exterior de Marx y Engels en el siglo XIX y su enfoque en la lucha contra Rusia también fue utilizada por los socialchovinistas de varios países durante la Primera Guerra Mundial –desde Kautsky, Cunov hasta Plejánov y Axelrod– para justificar su defensa de la patria imperialista.
Lenin rechazó enérgicamente tal analogía porque aplicaría el programa de una época pasada a las guerras de la época imperialista. Subrayó que los socialistas tienen que oponerse a todas las grandes potencias, independientemente de si son más fuertes o más débiles, más antiguas o más jóvenes.
“Supongamos que dos países combaten entre sí en la época de los movimientos burgueses, nacionales y de liberación. ¿A qué país desear éxito desde el punto de vista de la democracia contemporánea? (Como este artículo fue escrito para una publicación legal en la Rusia zarista, los bolcheviques usaban a menudo el sinónimo “democracia actual” para “proletariado socialista”, Ed.) Es evidente que al país cuyo éxito impulse con más fuerza y desarrolle con más ímpetu el movimiento de liberación de la burguesía y quebrante más a fondo el feudalismo. Supongamos después que el factor determinante de la situación histórica objetiva ha cambiado y que el lugar del capital de la época de liberación nacional ha sido ocupado por el reaccionario e internacional capital financiero imperialista. El primero posee, pongamos por caso, tres cuartas partes de África, y el segundo, la cuarta parte. El contenido objetivo de su guerra es el reparto de África. ¿A qué bando habrá que desear éxito? Sería absurdo plantear el problema en los términos anteriores, ya que no tenemos los criterios anteriores de evaluación: el prolongado desarrollo del movimiento burgués de liberación ni el largo proceso de decadencia del feudalismo. No es tarea de la democracia contemporánea ayudar al primero a afirmar sus «derechos” sobre las tres cuartas partes de África, ni ayudar al segundo (aunque su desarrollo económico sea más rápido que el del primero) a apropiarse de estas tres cuartas partes”. (26)
Katz quiere transmitir de manera ahistórica la táctica legítima de la lucha contra el feudalismo -del cual la Rusia zarista constituía la fuerza más poderosa en la época de Marx y Engels- a la época imperialista en la que todas las grandes potencias desempeñan un papel reaccionario.
“…el rasgo común de la época era justamente el carácter progresista de la burguesía, es decir, le faltaba resolver y culminar su lucha contra el feudalismo. Es muy natural que los elementos de la democracia contemporánea -:Y.Marx como representante de ellos-, guiándose por el principio indiscutible de apoyo a la burguesía progresista (a la burguesía capaz de luchar) contra el feudalismo, tuvieran que resolver entonces la cuestión de «qué bando», o sea, de qué burguesía era preferible que triunfase”. (27)
Gregori Zinoviev, el más cercano colaborador de Lenin durante mucho tiempo, planteó el mismo argumento en su libro “La guerra y la crisis del socialismo”, escrito en 1915/16: “En la época en que la cuestión de la conquista del poder por la burguesía, la victoria de la burguesía sobre los restos del feudalismo, estaba al orden del día, Marx y Engels, durante las guerras, abogaban por la victoria de esta o aquella burguesía, dependiendo de qué victoria fuera más favorable para la democracia y el socialismo”. (28)
Podemos formular nuestra objeción metodológica contra Katz también desde un ángulo diferente: el economista argentino aboga por un modelo (luchar sólo contra un único “enemigo principal” entre las grandes potencias) que era legítimo en una época de rápido crecimiento de las fuerzas productivas y en la que la tarea decisiva era romper las estrechas barreras del feudalismo y luchar contra las fuerzas que podían poner en peligro ese progreso histórico. Pero un modelo así es inaplicable para una época de estancamiento de las fuerzas productivas, catástrofe climática, depresión económica y peligro de guerra. En una época así, todas las burguesías imperialistas sólo pueden ser reaccionarias y obstáculos para el progreso de la humanidad.
“La guerra actual tiene carácter imperialista. Esta guerra es producto de las condiciones de una época en la que el capitalismo ha alcanzado la fase superior de desarrollo; en la que tiene ya la importancia más esencial no sólo la exportación de mercancías, sino también la exportación de capital; en la que la cartelización de la producción y la internacionalización de la vida económica han adquirido proporciones considerables; en la que la política colonial ha conducido al reparto de casi todo el globo terráqueo; una época en la que las fuerzas productivas del capitalismo mundial han rebasado el marco limitado de las divisiones en Estados nacionales; una época en la que han madurado por completo las condiciones objetivas para realizar el socialismo”. (29)
Por todas estas razones, el intento de Katz de hacer retroceder las ruedas del tiempo y abogar por tácticas de lucha contra el feudalismo para la época de lucha contra el imperialismo es una grave violación del materialismo histórico. Políticamente, representa una distorsión del marxismo en una ideología de colaboración con el imperialismo chino y ruso.
¿Neutralidad o apoyo a la reacción en luchas populares importantes?
Nuestras diferencias con Claudio Katz no se limitan al ámbito del análisis y la teoría, ya que tienen profundas consecuencias para la estrategia socialista y la intervención práctica en la lucha de clases. Como Katz sólo conoce un enemigo –el “Imperio” liderado por Estados Unidos–, caracteriza las guerras de defensa nacional y las rebeliones populares con un único criterio: ¿están dirigidas contra Washington y sus aliados o contra los rivales del “Imperio”? Si bien aboga por el apoyo al primer tipo de luchas, se abstiene de apoyar las segundas o incluso las denuncia con dureza.
Esto es evidente en varias declaraciones de su ensayo. Si bien no respalda la invasión de Ucrania por parte de Putin, ciertamente no se pone del lado del pueblo atacado. No defiende a Ucrania porque la ve simplemente como un representante del “Imperio” liderado por Estados Unidos. “Estados Unidos fue también el gestor de la guerra en Ucrania. Intentó sumar a Kiev a la red de misiles de la OTAN que rodea a Rusia, para afectar la estructura defensiva de su rival. Con ese objetivo promovió la revuelta del Maidán, incentivó al nacionalismo contra Moscú y apuntaló la mini guerra de Donbass. Buscó entrampar a su adversario en un conflicto destinado a imponer en Europa la agenda del rearme”. Parece que Katz no sabe de la opresión nacional de larga data de Ucrania por el imperialismo gran ruso, de los monopolios rusos, del deseo de independencia de Ucrania, etc. Todo esto es ajeno a Katz porque no reconoce a los “pueblos más pequeños” –ponemos esto entre comillas porque la población de Ucrania tiene más o menos el mismo tamaño que la de Argentina– como sujetos políticos. Para él, solo pueden ser representantes de las Grandes Potencias. Esto es aún más cierto si esos “pueblos más pequeños” luchan contra la opresión de los rivales del “Imperio” liderado por Estados Unidos.
“El Pentágono es el principal impulsor, responsable y causante de las mayores tragedias de las últimas décadas. Estados Unidos consumó una desgarradora intervención en el Gran Medio Oriente para manejar el petróleo, doblegar las rebeliones y someter a los rivales. Comandó desde allí el desangre de la Primavera Árabe, facilitó el terrorismo yihadista y perpetró la demolición de cuatro Estados (Irak, Libia, Afganistán y Siria) (…) La destrucción de Yugoslavia, la fractura de países africanos y la aparición de mini Estados digitados por la OTAN ilustran esa regresión”.
De hecho, la Gran Revolución Árabe se dirigió contra todo tipo de dictaduras capitalistas: las que se alineaban contra los EE. UU. (por ejemplo, Túnez, Egipto, Bahréin, Yemen) así como las que se alineaban con Rusia y China (por ejemplo, Libia y Siria). Esta fue, ante todo, una revolución democrática espontánea que a menudo fue masacrada por tiranías reaccionarias con el apoyo del imperialismo estadounidense y ruso (por ejemplo, Egipto y Bahréin, respectivamente, Siria). En 2011, Estados Unidos intervino militarmente en Libia durante un período mucho más breve y limitado que el que Rusia ha intervenido en Siria desde 2015. Y la intervención de Washington en el este de Siria para derrotar a Daesh no contribuyó en modo alguno a la lucha de liberación contra Asad.
Como ya demostramos en nuestra respuesta anterior, la formulación “destrucción de Yugoslavia” refleja la oposición de Katz a la lucha del pueblo no serbio por la autodeterminación nacional (¡por eso caracterizó vergonzosamente a la “fantasmal (!) república de Kosovo” como una “vieja provincia serbia”!). Y supongo que su protesta contra la “fractura de los países africanos” refleja que niega que exista opresión nacional y étnica en varios estados del continente negro contra la cual se alcen los pueblos. No podemos dejar de comentar que tal adaptación al chovinismo contra las luchas de liberación popular suele reflejar una mentalidad ideológica que es típica de los partidarios del socialimperialismo prorruso.
El programa del antiimperialismo tuerto
En esencia, Katz defiende un programa que no podemos sino caracterizar como un antiimperialismo tuerto. Puesto que sólo hay un “enemigo principal” –el “Imperio” liderado por los EE.UU.– todas las demás grandes potencias son al menos males menores. Somos plenamente conscientes de que Katz es crítico de la política exterior de Putin. Y, asimismo, reconoce que las inversiones y préstamos extranjeros de China no tienen como objetivo el mejoramiento de la humanidad, sino mayores ganancias para sus monopolios. Pero como Rusia supuestamente se ve obligada a defenderse contra la expansión de la OTAN y “China evita la prepotencia imperial”, estas potencias orientales son el mal menor.
Por lo tanto, Katz quiere centrar la lucha antiimperialista sólo contra el “Imperio” liderado por los EE.UU. Critica el programa que defendemos por una “errónea identificación del antiimperialismo con una política de indiscriminada oposición a todas las grandes potencias. Esa mirada conduce a reacciones simplificadas, al ignorar que el imperialismo actual conforma un sistema de agresión bajo el comando de Washington. Solo el registro de este dato permite concebir una estrategia antiimperialista amoldada al siglo XXI”. Por lo tanto, es lógico que Katz priorice la lucha contra un campo imperialista mientras coquetea con una alianza táctica con el otro campo imperialista.
En consecuencia, Katz aboga por una “triple estrategia en América Latina” que resume en la fórmula: “resistencia a Estados Unidos, negociación con China y unidad regional”. Naturalmente, somos plenamente conscientes de que los países que luchan por la independencia y la igualdad tienen que seguir una Realpolitik, ya que no creemos en la utopía estalinista de construir el socialismo en un solo país. Por lo tanto, abrir relaciones comerciales y solicitar un préstamo puede ser un paso necesario para tales países.
Sin embargo, un gobierno obrero y campesino victorioso en un país del Sur Global no se limitará a abrir tales relaciones diplomáticas y económicas con otros países (incluidas las grandes potencias). En cambio, se centrará en la expansión del proceso revolucionario, ya que la única garantía para el poder obrero y campesino es fortalecer las luchas de sus hermanos y hermanas de clase para derrocar a la clase dominante en sus países.
Además, sí, es absolutamente legítimo que un país que lucha por la independencia entable relaciones diplomáticas y económicas con otros países (incluidas las grandes potencias). Pero ¿por qué sólo “renegociar con China”? ¿No es un hecho que esos países también pueden verse obligados a hacer negocios con el imperialismo estadounidense? Miremos a Venezuela, que ha vendido su petróleo a Washington incluso en los días de apogeo del bolivarianismo de Chávez.
Nos parece más bien que la defensa de Katz de una estrategia de “soberanía nacional” es un programa para que los países latinoamericanos se unan al BRICS y se alineen con el imperialismo chino y ruso contra los EE.UU. Este es también el significado de su apoyo al concepto putinista de “multipolaridad”. Es cierto que quiere combinarlo con un “programa radical-revolucionario”. Pero primero, quiere fortalecer los BRICS liderados por China y Rusia porque la “multipolaridad” “debilitar la dominación imperialista forjando al mismo tiempo los pilares de un futuro poscapitalista”.
En efecto, se trata de una versión de la estrategia reformista de transformación por etapas. En el terreno interno, esto suele significar obtener una mayoría en las elecciones parlamentarias y luego comenzar gradualmente la transformación hacia el socialismo. En el terreno de la política exterior, para Katz significa “apuntalar la gestación de un mundo pluripolar que pavimente el tránsito al socialismo”. De hecho, un “mundo multipolar” sólo significa un mundo dominado por varias grandes potencias enredadas en rivalidades interimperialistas. (30)
Objetivamente, se trata de un programa de antiimperialismo tuerto y no tiene nada que ver con el socialismo auténtico. En la política interna, se traduce en la defensa de las relaciones de propiedad burguesas (como ha sido el caso, por ejemplo, en Venezuela en el último cuarto de siglo) y en la política exterior, en el apoyo al imperialismo chino y ruso.
Pero, como explicó Lenin, la tarea de los socialistas no es apoyar a una gran potencia contra otra –independientemente de si es más grande o más pequeña, más fuerte o más débil–, sino luchar contra todos los imperialistas. “Desde el punto de vista de la justicia burguesa y de la libertad nacional (o del derecho de las naciones a la existencia), Alemania tendría sin duda alguna razón contra Inglaterra y Francia, ya que ha sido «defraudada» en el reparto de las colonias, y sus enemigos oprimen a muchísimas más naciones que ella; en cuanto a su aliada, Austria, los eslavos por ella oprimidos gozan sin duda de más libertad que en la Rusia zarista, verdadera «carcel de pueblos». Pero la propia Alemania no lucha por liberar a los pueblos, sino por sojuzgarlos. Y no corresponde a los socialistas ayudar a un bandido más joven y más vigoroso (Alemania) a desvalijar a otros bandidos más viejos y más cebados. Lo que deben hacer los socialistas es aprovechar la guerra que se hacen los bandidos para derrocar a todos ellos.” (31).
Conclusiones
- Rechazamos la teoría de Katz de un “Imperio” liderado por Estados Unidos que dominaría el mundo. De hecho, han surgido nuevas potencias imperialistas –principalmente China y Rusia– que pusieron fin a la hegemonía absoluta de Washington en el período posterior a 1991. Estas nuevas potencias han acumulado una fuerza económica y militar sustancial y persiguen sus propios intereses imperialistas de manera independiente y en rivalidad con los de Estados Unidos.
- La teoría de Katz es errónea, ya que subordina las contradicciones entre clases, naciones y estados a una sola contradicción: el “Imperio” liderado por Estados Unidos contra el resto del mundo. En realidad, los marxistas tienen que defender los intereses de las masas populares y de los países semicoloniales del sur contra todas las clases capitalistas y contra todas las grandes potencias, tanto las de Occidente (Estados Unidos, Europa occidental, Japón) como las de Oriente (China y Rusia).
- Para justificar su antiimperialismo unilateral –dirigido sólo contra los EE.UU. pero no contra China y Rusia– Katz da vuelta la teoría leninista del imperialismo y la transforma en una concepción idealista del “imperialismo” como política exterior agresiva. De hecho, el imperialismo es la época final del capitalismo en la que un pequeño grupo de monopolios y grandes potencias tratan de expandir sus esferas políticas y económicas de influencia contra las masas populares y en rivalidad entre sí.
- Katz sostiene que el imperialismo como sistema de grandes potencias rivales había terminado en 1945 y fue reemplazado por un “Imperio” dirigido por los EE.UU. en el que Washington domina a otros estados occidentales. Como resultado, las contradicciones interimperialistas han sido eliminadas. Esta es una interpretación errónea del desarrollo histórico desde la Segunda Guerra Mundial. En realidad, las contradicciones interimperialistas se subordinaron a la contradicción primordial entre las potencias imperialistas y los estados obreros degenerados, el bloque liderado por la URSS. Tras el colapso del estalinismo en 1991, Estados Unidos se convirtió en la potencia hegemónica absoluta. Sin embargo, este breve período terminó con la Gran Recesión de 2008, cuando surgieron nuevas potencias imperialistas en el Este: China y Rusia. En la actualidad, las principales contradicciones interimperialistas se dan entre el bloque occidental y el oriental. Sin embargo, esto no significa que se trate de alianzas homogéneas, y es muy posible que en el próximo período surjan fricciones dentro de ambos bloques.
- Consideramos errónea la opinión de Katz de que el programa derrotista de Lenin sólo se aplicaría a situaciones revolucionarias. De hecho, el líder bolchevique consideraba que este programa era apropiado para la lucha contra todas las grandes potencias en toda la época del imperialismo, no sólo en situaciones específicas.
- Asimismo, la analogía que hace Katz entre el “Imperio” liderado por Estados Unidos y la Rusia zarista del siglo XIX y su consiguiente defensa de la aplicación de la táctica de Marx (con el “Imperio” liderado por Estados Unidos como enemigo principal en lugar de la Rusia zarista) es inapropiada. Esto es así no sólo porque no vivimos en un mundo unipolar dominado por Estados Unidos y no sólo porque son las dictaduras de Putin y Xi las que se parecen más a la autocracia zarista en Rusia que la de Estados Unidos. Esta analogía también es errónea porque es profundamente ahistórica y aplica un enfoque de los estados y las guerras que estaba justificado en la época de transición del feudalismo al capitalismo a la época del capitalismo en decadencia. En la época del capitalismo ascendente, la burguesía de varias grandes potencias en Europa desempeñó un cierto papel progresista y su lucha contra la Rusia zarista –el principal bastión del feudalismo– tuvo que ser apoyada. En la época del capitalismo en decadencia, la burguesía de todas las potencias imperialistas tiene un carácter profundamente reaccionario.
- El programa de Katz de un antiimperialismo tuerto tiene consecuencias reaccionarias, ya que objetivamente presta apoyo a las grandes potencias que son oponentes de los EE. UU. (por ejemplo, China y Rusia). Del mismo modo, aboga por apoyar solo aquellas luchas obreras y populares que se dirigen contra el “Imperio” liderado por los EE. UU. y sus aliados. En contraste, se niega a apoyar, e incluso denuncia, tales luchas si se dirigen contra Rusia y China o sus regímenes aliados.
- Reiteramos que los socialistas de hoy deben oponerse no solo a una gran potencia o a un grupo de grandes potencias aliadas, sino a todos los imperialistas, tanto de Occidente como de Oriente. ¡Ninguna solidaridad con ninguno de estos ladrones, solidaridad internacional solo con los trabajadores y los oprimidos que luchan por la libertad y una vida digna!
1) Las aportaciones de Claudio Katz son: ¿Es Rusia una potencia imperialista? Parte I-IV, mayo-junio de 2022, https://katz.lahaine.org/es-rusia-una-potencia-imperialista-i/, https://katz.lahaine.org/es-rusia-una-potencia-imperialista-ii/, https://katz.lahaine.org/es-rusia-una-potencia-imperialista-iii/ y https://katz.lahaine.org/es-rusia-una-potencia-imperialista-iv/; Desaciertos sobre el imperialismo contemporáneo, 18.09.2022, https://katz.lahaine.org/desaciertos-sobre-el-imperialismo-contemporaneo/. Las respuestas del autor de estas líneas son: Rusia: ¿Potencia imperialista o “imperio no hegemónico en gestación”? Una respuesta al economista argentino Claudio Katz, 20 de julio de 2022, https://periodistasunidos.com.mx/opinion/rusia-potencia-imperialista-o-imperio-no-hegemonico-en-gestacion/; “Empire-ism” vs a Marxist analysis of imperialism. Continuing the debate with Argentinian economist Claudio Katz on Great Power rivalry, Russian imperialism and the Ukraine War, LINKS, 3 de marzo de 2023, https://links.org.au/empire-ism-vs-marxist-analysis-imperialism-continuing-debate-argentinian-economist-claudio-katz
2) Claudio Katz: Coincidencias y discrepancias con Lenin, 15.10.2024, https://katz.lahaine.org/coincidencias-y-discrepancias-con-lenin/.
3) Ver sobre esto, por ejemplo Escandaloso veredicto contra el luchador pro-Palestina Michael Pröbsting, 21 de agosto de 2024, https://www.thecommunists.net/rcit/rcit-activities-in-2024-part-3/#anker_11
4) He publicado varios trabajos sobre el capitalismo en China y su ascenso a potencia imperialista. Los más importantes son los siguientes: El imperialismo chino y la economía mundial, un ensayo publicado en la segunda edición de “The Palgrave Encyclopedia of Imperialism and Anti-Imperialism” esitado por Immanuel Ness y Zak Cope), Palgrave Macmillan, Cham, 2020, https://link.springer.com/referenceworkentry/10.1007%2F978-3-319-91206-6_179-1; China: sobre la relación entre el Partido “comunista” y los capitalistas. Notas sobre el carácter de clase específico de la burocracia gobernante de China y su transformación en las últimas décadas, 8 de septiembre de 2024, https://www.thecommunists.net/theory/china-on-the-relationship-between-communist-party-and-capitalists/#anker_1; China: sobre el estalinismo, la Restauración capitalista y la teoría marxista del Estado. Notas sobre la transformación de las relaciones sociales de propiedad bajo el régimen de un solo partido, 15 de septiembre de 2024, https://www.thecommunists.net/theory/china-imperialist-power-or-not-yet/; China: una potencia imperialista… ¿o todavía no? ¡Una cuestión teórica con consecuencias muy prácticas! Continuando el Debate con Esteban Mercatante y el PTS/FT sobre el carácter de clase de China y sus consecuencias para la estrategia revolucionaria, 22 de enero de 2022, https://www.thecommunists.net/theory/china-imperialist-power-or-not-yet/#anker_1; ¿Cómo es posible que algunos marxistas sigan dudando de que China se ha vuelto capitalista? (Una crítica del PTS/FT). Un análisis del carácter capitalista de las empresas estatales de China y sus consecuencias políticas, 18 de septiembre de 2020, https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/pts-ft-y-imperialismo-chino-2/; Incapaces de ver el bosque por ver los árboles. El empirismo ecléctico y la falla del PTS/FT en reconocer el carácter imperialista de China, 13 de agosto de 2020, https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/pts-ft-y-imperialismo-chino/; China’s Emergence as an Imperialist Power (Article in the US journal ‘New Politics’), in: “New Politics”, Summer 2014 (Vol:XV-1, Whole #: 57). Vea muchos más documentos del RCIT en una subpágina especial en el sitio web del RCIT: https://www.thecommunists.net/theory/china-russia-as-imperialist-powers/
5) He publicado varias obras sobre el capitalismo en Rusia y su ascenso a potencia imperialista. Las más importantes son los siguientes folletos: Las características peculiares del imperialismo ruso. Un estudio de los monopolios, la exportación de capital y la superexplotación de Rusia a la luz de la teoría marxista, 10 de agosto de 2021, https://www.thecommunists.net/theory/the-peculiar-features-of-russian-imperialism/#anker_7; Lenin’s Theory of Imperialism and the Rise of Russia as a Great Power. On the Understanding and Misunderstanding of Today’s Inter-Imperialist Rivalry in the Light of Lenin’s Theory of Imperialism. Another Reply to Our Critics Who Deny Russia’s Imperialist Character, agosto de 2014, http://www.thecommunists.net/theory/imperialism-theory-and-russia/; Russia as a Great Imperialist Power. The formation of Russian Monopoly Capital and its Empire, 18 de marzo de 2014, http://www.thecommunists.net/theory/imperialist-russia/.
6) V. I. Lenin: El contenido económico del populismo y su crítica en el libro del señor Struve (reflejo del marxismo en la literatura burguesa), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1894/struve/index.htm
7) Mis trabajos más detallados sobre la teoría marxista del imperialismo son dos libros: Anti-imperialismo en la Era de la Rivalidad de las Grandes Potencias. Los factores detrás de la Rivalidad acelerada entre los E.U, China, Rusia, la U.E y Japón. Una crítica del análisis de la izquierda y una semblanza de la Perspectiva Marxista, RCIT Books, Viena 2019, https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/libro-anti-imperialismo-en-la-era-de-la-rivalidad-de-las-grandes-potencias/; The Great Robbery of the South. Continuity and Changes in the Super-Exploitation of the Semi-Colonial World by Monopoly Capital Consequences for the Marxist Theory of Imperialism, RCIT Books, 2013, https://www.thecommunists.net/theory/great-robbery-of-the-south/
8) Ver en V. I. Lenin: VIII Congreso del PC(b)R, 18-23 de marzo, 1919, Informe sobre el programa del partido (1919), en Lenin Obras Completas, Tomo 38, Ed. Progreso, p. 161-184.
9) V. I. Lenin: Resumen del Libro de Hegel «La Ciencia de la Lógica» (1914), en Lenin Obras Completas, Tomo 29, Ed. Progreso, p. 149
10) V. I. Lenin: El Estado y la Revolución. La teoría marxista del estado y las tareas de proletariado en la revolución (1917), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja5.htm
11) V. I. Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916), ed. Fundación Federico Engels, p. 56, https://www.fundacionfedericoengels.net/images/PDF/lenin_imperialismo.pdf
12) V. I. Lenin: El imperialismo y la escisión del socialismo (1916), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/10-1916.htm
13) V. I. Lenin: El imperialismo y la escisión del socialismo (1916)
14) V. I. Lenin: Sobre la caricatura del marxismo y el “economicismo imperialista” (1916), en Lenin Obras Completas Tomo 30, Ed. Progreso, p. 99
15) Ver sobre esto p. ej. Michael Pröbsting: BRICS+: una alianza liderada por los imperialistas. La expansión de los BRICS refleja el ascenso del imperialismo chino y ruso a costa de sus rivales occidentales, 29 de agosto de 2023, https://www.thecommunists.net/worldwide/global/brics-an-imperialist-led-alliance/#anker_1
16) Las cifras son tomadas de James Eagle: Animated Chart: G7 vs. BRICS by GDP (PPP), 27 July 2023, https://www.visualcapitalist.com/cp/animated-chart-g7-vs-brics-by-gdp-ppp/
17) Las cifras son tomadas de James Eagle: Animated Chart: G7 vs. BRICS by GDP (PPP), 27 July 2023, https://www.visualcapitalist.com/cp/animated-chart-g7-vs-brics-by-gdp-ppp/
18) Ver sonbre esto en: Henry Meyer, S’thembile Cele, and Simone Iglesias: Putin Hosts BRICS Leaders, Showing He Is Far From Isolated, Bloomberg, 22 de octubre de 2024, https://www.bloomberg.com/news/articles/2024-10-22/putin-hosts-brics-leaders-in-russia-defying-attempts-from-west-to-isolate-him; Dr Kalim Siddiqui: The BRICS Expansion and the End of Western Economic and Geopolitical Dominance, 30 de octubre de 2024, https://worldfinancialreview.com/the-brics-expansion-and-the-end-of-western-economic-and-geopolitical-dominance/; Walid Abuhelal: Can the Brics end US hegemony in the Middle East? Middle East Eye, 22 de octubre de 2024 https://www.middleeasteye.net/opinion/can-brics-end-us-hegemony-middle-east; Anthoni van Nieuwkerk: BRICS+ wants new world order sans shared values or identity, 30 de octubre de 2024 https://asiatimes.com/2024/10/brics-wants-new-world-order-sans-shared-values-or-identity/
19) Ben Aris: Can the BRICS beat the G7? Intellinews, 19 October 2024, https://www.intellinews.com/can-the-brics-beat-the-g7-348632/?source=south-africa
20) Angus Maddison: Contours of the World Economy, 1–2030AD, Essays in Macro-Economic History, Oxford University Press Inc., New York 2007, p. 379
21) Paul Kennedy: The Rise and Fall of the Great Powers: Economic Change and Military Conflict from 1500 to 2000, Unwin Hyman, London 1988, p. 202.
22) Keishi Ono: Total War from the Economic Perspective, in: National Institute for Defense Studies (Ed.): The Pacific War as Total War: NIDS International Forum on War History: Proceedings (March 2012), p. 160
23) Para nuestro análisis de los estados estalinistas, véase, por ejemplo, Capítulo 2 de mi libro: Cuba’s Revolution Sold Out? The Road from Revolution to the Restoration of Capitalism, RCIT Books, agosto de 2013
24) Ver en esto, p. mi entrevista con LINKS: Imperialism, Great Power rivalry and revolutionary strategy in the twenty-first century, 1 de septiembre de 2023, https://links.org.au/imperialism-great-power-rivalry-and-revolutionary-strategy-twenty-first-century
25) V. I. Lenin: Bajo Pabellón Ajeno (1915), en Lenin Obras Completas Tomo 26, Ed. Progreso, p. 146-147
26) V. I. Lenin: Bajo Pabellón Ajeno (1915), en Lenin Obras Completas Tomo 26, Ed. Progreso, p. 146-147
27) V. I. Lenin: Bajo Pabellón Ajeno (1915), en Lenin Obras Completas Tomo 26, Ed. Progreso, p. 151
28) Gregory Zinoviev: Der Krieg und die Krise des Sozialismus, Verlag für Literatur und Politik, Wien 1924, p. 115 (traducción hecha por nosotros)
29) V. I. Lenin: Conferencia de las secciones del POSDR en el extranjero (1915), en Lenin Obras Completas Tomo 26, Ed. Progreso, p.169
30) Para una crítica del concepto de ver, p.e. mi ensayo: “Orden Mundial Multipolar” = Multiimperialismo. Una crítica marxista a un concepto propugnado por Putin, Xi, el estalinismo y la “Internacional Progresista” (Lula, Sanders, Varoufakis), 24 de febrero de 2023, https://www.thecommunists.net/worldwide/global/multi-polar-world-order-is-multi-imperialism/#anker_1; véase también mi discurso en la Conferencia Socialismo 2023 en Malasia, https://www.thecommunists.net/rcit/michael-probsting-speaks-at-socialism-2023-conference-malaysia-about-de-dollarization-and-multipolarity/
31) V. I. Lenin: El Socialismo y la guerra (1915), https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/1915sogu.htm