68 a 50 años: Un movimiento de todos

Fotos: Alejandro Meléndez

Por Alejando Meléndez

Periodistas Unidos. Ciudad de México.  04 de octubre de 2018.- “Queremos crecer, no desaparecer” fue el grito de la escuela Activa Paidos que secundó al contingente del  Comité 68 que a paso presuroso nos mostró que la edad no tiene tiempo porque la lucha es la juventud. Rodeado de muchos medios de comunicación, un joven de pelo blanco gritaba ¡Medios de comunicación! ¿Dónde estaban el dos de octubre del 68? Muchos respondimos: No habíamos nacido pero sabemos que aquí tenemos que estar.

Enfilados de Eje Central y Flores Magón comenzó esta verbena popular rumbo al zócalo que reencontró a viejos combatientes con nuevos amores. A nuevos combatientes con viejos amores. A familias peleadas con rencuentros de una sola lucha. A familias unidas que siguen por años pidiendo justicia y se quieren integrar a un nuevo gobierno para ser el cambio verdadero.

Sin policías se marcha mejor y así lo entendieron los anarquistas que no pudieron soltar su rabia y solo arremetieron contra dos tiendas neoliberales que pagan bajos salarios a sus empleados y los someten a amplias horas de trabajo.

La marcha llegó al zócalo y continuó su flujo interminable por más de tres horas. Los calculadores dieron un veredicto escueto de 90 mil personas. Claro que fueron muchas más.

La banda de Tlayacapan recibió a todos los contingentes y una imagen de Álvarez Garín, que acompañó toda la marcha, fue puesta en  primer plano en el templete y luego reacomodada. La gran Karina Gidi esperaba para moderar a los hablantes de las dolencias y denunciadores.

Por fin hicieron su presencia dos representantes de aquella lucha heroica para darle entrada a Felix Hernández Gamundi quien nos recordó que el 68 es una piedra angular de encuentros y virtudes para las libertades sociales y que ahora se ha multiplicado en un bien común: La unión de generaciones para no claudicar en la lucha del corazón y la justicia.

Un desmayo nos rompió el corazón, una damnificada no pudo con el cansancio y su cuerpo desvaneció cuando se denunciaba al cartel inmobiliario que dejó sin vivienda a miles después del sismo del 2017.

El grito de Ayotzinapa rompió el corazón de la plaza con su conteo de uno a cuarenta y tres y en el otro lado la gente instalaba un antimonumento por los estudiantes masacrados del 68. Atenco en lucha nos alertó sobre una consulta impuesta donde tenemos que elegir #YoPrefieroElLago  contra un aeropuerto inhumano.

Ya son 50 años de aquel despertar que terminó en una represión y que creo ramas de resistencia mú­­­­­ltiples. La marcha de ayer comprueba que no permitiremos el silencio, que creceremos para abrazarnos y ser más fuertes. Porque el 2 de octubre no se olvida, se recuerda como una fecha donde salimos de la cueva de Platón.

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