Casos de violencia política sacuden la recta final de la campaña en Brasil
Periodistas Unidos. Sao Paulo, Brasil. 28 de septiembre de 2022.- El primer caso grave de supuesta violencia política ocurrió en julio, en Foz de Iguazú.
Allí, un agente penitenciario, declarado seguidor de Bolsonaro, mató a tiros a uno de los líderes locales del PT, mientras este celebraba su cumpleaños con una fiesta temática sobre Lula.
El 7 de septiembre, otro simpatizante del capitán retirado del Ejército asesinó a cuchilladas a un colega de trabajo, admirador de Lula, durante una discusión política, en una zona rural del estado de Mato Grosso.
Los dos últimos ocurrieron el pasado fin de semana, siendo la motivación política una de las líneas abiertas de investigación.
En Ceará, un sospechoso entró en un bar, preguntó quién era votante de Lula y apuñaló a un hombre, que murió poco después en el hospital, según relatos de testigos recogidos por medios locales.
En Santa Catarina, la Policía investiga la muerte, también a cuchilladas, de un correligionario de Bolsonaro durante otra riña en un bar.
«Ninguna línea de investigación está descartada con relación a la motivación del crimen», señaló en una nota el comisario Juliano Tumitan, siendo las principales hipótesis una disputa política o familiar.
A estos casos hay que sumarle diversas agresiones entre bolsonaristas y lulistas en medio de actos de campaña, además de episodios de violencia contra periodistas.
En este contexto, una encuesta del Foro Brasileño de Seguridad Pública y de la Red de Acción Política por la Sustentabilidad (RAPS) indicó que siete de cada diez brasileños reconocen tener miedo de ser agredidos físicamente al manifestar sus opiniones políticas.
La politóloga Mônica Sodré, directora de RAPS, una plataforma que incentiva el diálogo entre líderes políticos de distintos espectros ideológicos, explicó a Efe que detrás de ese dato hay dos posibles factores.
El primero es el discurso «abiertamente proarmas y proviolencia» de Bolsonaro; y el segundo, la política de flexibilización de acceso a las armas de fuego patrocinada por su Gobierno.
«Eso tiene consecuencias porque cuando el principal líder de la República estimula a las personas a ser violentas, estas se sienten autorizadas a comportarse de esa manera», señaló.