AP. Washington, Estados Unidos. 09 de noviembre de 2022.- Durante semanas, los republicanos pronosticaron que una “ola roja” los llevaría al poder en el Congreso, ya que los votantes repudiarían a los demócratas por su incapacidad de domar la inflación y frenar el aumento de la delincuencia.
El país amaneció el miércoles con una realidad muy distinta.
En lugar de un rechazo generalizado del presidente Joe Biden y su partido, los resultados eran mucho más variados a medida que llegaban los recuentos de las elecciones de mitad de mandato.
Muchos demócratas defendieron sus cargos con una energía sorprendente, para sorpresa incluso de su propio partido. El demócrata John Fetterman arrebató a los republicanos una banca en el Senado, y otras contiendas cruciales que determinarán quién controla la cámara alta aún no estaban decididas.
“Cuando ustedes despierten mañana, nosotros tendremos la mayoría y Nancy Pelosi estará en la minoría”, pronosticó el líder del bloque republicano en la cámara baja, Kevin McCarthy, el miércoles. Tal vez tenga razón. Pero, aparentemente, la balanza no era tan favorable a los republicanos.
Algunas conclusiones preliminares de la elección:
CONTINUARÁ…
Los republicanos esperaban liquidar al oficialismo. No lo lograron. Los demócratas obtuvieron triunfos en distritos arduamente disputados, y la amplia victoria pronosticada por los republicanos aún no se había concretado el miércoles por la mañana.
En cuanto al Senado, no estaba claro si los demócratas conservarían o no el control.
Fetterman derrotó al doctor Mehmet Oz por una banca crucial que quedó vacante al retirarse el republicano Pat Toomey. El senador demócrata Raphael Warnock y el exastro del fútbol americano Herschel Walker, republicano, estaban empatados en Georgia. El margen en Wisconsin entre el senador republicano Ron Johnson y el demócrata Mandela Barnes era demasiado estrecho para dar un resultado.
Y el resultado por las dos bancas restantes que determinarán el control del Senado —Arizona y Nevada— tal vez solo se conozca dentro de varios días porque parte de los votos llegan por correo y el conteo es lento.
Siga atento.
LECCIÓN DE HISTORIA
Por algo lo llaman historia. El partido que festeja el triunfo en la Casa Blanca generalmente llora su derrota en las elecciones intermedias dos años después.
Si a ese patrón histórico se añade una economía golpeada por la inflación y al borde de la recesión y los temores provocados por la delincuencia, el resultado está prácticamente cantado.
Biden y los legisladores demócratas tenían escasas esperanzas de conservar la mayoría en la cámara baja. Los republicanos esperan recuperar la mayoría. Si sucede, lo cual no estaba claro el miércoles por la mañana, podrán aplicar su plan de anular los proyectos de Biden en los próximos dos años.
Desde 1906, el partido oficialista ha aumentado su mayoría en la cámara en solo tres ocasiones: 1938, en medio de la Gran Depresión; 1998, cuando la economía estaba próspera y 2002, cuando reinaba el sentimiento de unidad nacional después de los ataques del 11 de setiembre.
¿FLORIDA SIGUE SIENDO UN ESTADO DISPUTADO?
El gobernador Ron DeSantis y el senador Marco Rubio, ambos republicanos, son la prueba más reciente de que el estado se inclina cada vez más por ese partido.
Florida ha sido una entidad disputada. Dos veces ayudó a llevar a Barack Obama a la Casa Blanca. Pero el estado ha virado cada vez más a la derecha, gracias a los avances republicanos entre los votantes hispanos y el arribo de nuevos habitantes, entre ellos muchos jubilados, atraídos por la falta de un impuesto sobre la renta y su clima soleado.
“Los demócratas deben ponerse a pensar en la reconstrucción. La coalición de Obama ya no existe”, dijo el exlegislador republicano Carlos Curbelo, y añadió que Florida está “fuera del mapa (demócrata) para el futuro previsible”.
¿MAREA ROJA U OLITA?
Si habrá una marea roja que lleve los republicanos al poder o apenas unas olitas, probablemente no se sabrá durante días, mientras los estados como California, donde gran cantidad de gente vota por correo, siguen contando papeletas.
En todo caso, parece improbable que repita la marea del tea party en 2010, que ganó 63 bancas, o la de 1994 encabezada por Newt Gingrich, que expulsó a 54 demócratas y entregó la mayoría a los republicanos por primera vez desde la presidencia de Dwight Eisenhower en los años 50. Una de las razones es que no hay tantas bancas disputadas. El resultado final será la falta de interés en llegar a acuerdos y el impasse en el legislativo.
¿QUÉ QUIEREN LOS REPUBLICANOS?
Se consideró al “Contrato con Estados Unidos” de Gingrich la piedra angular del triunfo republicano en 1994 porque presentaba una lista de medidas concretas que propondrían si llegaban al poder.
Ahora los objetivos republicanos son mucho más modestos.
“Es una buena pregunta. Les informaré cuando ganemos”, dijo el líder del bloque republicano en el Senado, Mitch McConnell, en enero.
McCarthy ha presentado su “Compromiso con Estados Unidos”, una lista de prioridades que lleva en el bolsillo y que abunda en consignas, pero es pobre en detalles.
Tal vez intentan evitar la suerte de Gingrich, cuyo “Contrato con Estados Unidos” se convirtió en un lastre cuando los republicanos no lograron cumplirlo.
Los legisladores republicanos dicen que van a investigar a Biden y su gobierno. Han pedido que se enfoque en la austeridad fiscal, la represión de la inmigración ilegal en la frontera con México y el aumento de la producción energética.
Pero tal vez, importe poco. Después de todo, Biden tiene el veto.
LOS COMICIOS MÁS CAROS
El precio de las elecciones de 2022 en los niveles estatal y federal se acerca a 16.700 millones de dólares, siendo los comicios de medio término más caros de la historia, de acuerdo con la ONG apartidista OpenSecrets, que investiga las finanzas de campañas y cabildeo.
Para dar una perspectiva, estas contiendas costarán casi el doble de las de 2010, más del doble de las de 2014 y alcanzarían aproximadamente el producto interno bruto de Mongolia.
Al menos 1.100 millones de dólares donados en el nivel federal en lo que va de la actual temporada electoral proviene de un pequeño club de donantes que en general se inclinan por las causas conservadoras.
“Entre los 25 mayores donantes, los conservadores superan a los liberales por 200 millones de dólares”, dijo Brendan Glavin, analista de datos de OpenSecrets. “Hay una gran desproporción”.
El multimillonario de la tecnología Peter Thiel (32,6 millones de dólares), el magnate naviero Richard Uihlein (80,7 millones), el gerente de un fondo de riesgo Ken Griffin (68,5 millones) y Timothy Mellon, heredero de una fortuna inversionista con 40 millones de dólares, se cuentan entre los donantes conservadores.
Del lado liberal, el fundador de fondos de riesgo George Soros fue el donante mayor, con 128 millones de dólares, aunque buena parte de ese dinero no se ha utilizado. Sam Bankman Fried, multimillonario de las criptomonedas, donó 39,8 millones de dólares.