Expolicía es declarado culpable por muerte de George Floyd
Por Amy Forliti, Steve Karnowski y Tammy Webber
AP. Minneapolis, Estados Unidos. 21 de abril de 2021.- Después de tres semanas de testimonios, el juicio del expolicía acusado de matar a George Floyd terminó con rapidez: poco más de un día de deliberaciones del jurado, luego sólo unos minutos para que se leyeran los veredictos: culpable, culpable y culpable. Derek Chauvin fue esposado inmediatamente y llevado a prisión.
Chauvin, de 45 años, podría pasar décadas en la cárcel cuando sea condenado dentro de unos dos meses en un caso que desencadenó protestas y violencia en todo el mundo y un furioso replanteamiento del racismo y la actuación de las fuerzas policiales en Estados Unidos.
El veredicto desató un júbilo mezclado con dolor en toda la ciudad y en todo Estados Unidos. Cientos de personas salieron a las calles de Minneapolis, algunas corriendo entre el tráfico con pancartas. Los conductores hicieron sonar sus bocinas en señal de celebración.
“Hoy podemos respirar de nuevo”, dijo el hermano menor de Floyd, Philonise, durante una conferencia de prensa ofrecida por la familia. Rompió en llanto mientras comparaba el caso de Floyd con el de Emmett Till, víctima de linchamiento en Mississippi en 1955, con la excepción de que en esta ocasión había cámaras para mostrarle al mundo lo que había sucedido.
El miércoles, Philonise Floyd describió sus pensamientos mientras veía cómo esposaban a Chauvin. Recordó al programa “Good Morning America” de la cadena ABC cómo le pareció “mucho más fácil” a Chauvin que cuando su hermano fue esposado antes de su muerte, pero dijo que seguía representando “la rendición de cuentas”.
“Nos hace más felices saber que su vida, importaba, y que no murió en vano”, dijo.
El jurado —integrado por seis personas de raza blanca y seis de raza negra o mestizos— rindió su veredicto el martes después de deliberar unas 10 horas durante dos días. Chauvin fue declarado culpable de tres cargos: homicidio involuntario, homicidio doloso en tercer grado y homicidio no premeditado en segundo grado.
El rostro del expolicía estaba cubierto con una mascarilla como medida de prevención contra el COVID-19, por lo que no se pudo observar su reacción, fuera de sus ojos que recorrían el juzgado. De inmediato se le revocó la fianza. Por el cargo más grave podría pasar hasta 40 años tras las rejas.
El abogado defensor Eric Nelson siguió a Chauvin y dejó el juzgado sin dar comentarios.
El presidente Joe Biden acogió el veredicto, y declaró que la muerte de Floyd “fue un asesinato a plena luz del día, y le quitó la venda de los ojos a todo el mundo”, para poder ver el racismo sistémico, pero advirtió: “No es suficiente. No podemos detenernos aquí. Vamos a crear cambios verdaderos y reformas. Podemos y debemos hacer más para reducir la posibilidad de que tragedias como esta vuelvan a suceder”.
Mientras el juez preguntaba al jurado si habían llegado a un veredicto, el suspenso se apoderó de las cerca de 300 personas reunidas en un parque aledaño al juzgado, donde escuchaban el proceso en sus celulares. Cuando se anunció el veredicto final de culpable, la multitud estalló en júbilo, muchos de ellos se abrazaron y otros más rompieron en llanto.
En la esquina en la que Floyd fue sometido, una multitud entonó consignas de “¡Uno menos, faltan tres!”, en referencia a los otros tres agentes despedidos por la policía de Minneapolis y que serán llevados a juicio en agosto por cargos de complicidad en el homicidio de Floyd.
Whitney Lewis asomó la mitad de su cuerpo por la ventana de un auto y ondeó una bandera de Black Lives Matter en medio del embotellamiento causado por las personas que celebraban el veredicto.
“Se hizo justicia”, dijo. “Significa que George Floyd ya puede descansar”.
El veredicto se leyó en un juzgado rodeado de barreras de concreto y alambre de púas, y patrullado por la Guardia Nacional, en una ciudad en vilo ante la posibilidad de nuevos disturbios, no sólo por el caso de Chauvin, sino también por la muerte de otro joven de raza negra: Daunte Wright, a manos de la policía el pasado 11 de abril en un suburbio de Minneapolis.
Las identidades de los jurados se mantuvieron en secreto y no se darán a conocer hasta que el juez decida que es seguro hacerlo.
Es poco común que los agentes de policía sean procesados por matar a alguien en cumplimiento de su deber. Y muy rara vez son condenados.
De los miles de tiroteos con resultado letal en los que ha participado la policía en Estados Unidos desde 2005, menos de 140 agentes han sido acusados de homicidio, según datos de Phil Stinson, un criminalista de la Universidad Bowling Green. Antes del martes, únicamente siete policías habían sido condenados por homicidio.
Floyd, de 46 años, murió el 25 de mayo después de ser arrestado por sospecha de haber pagado una cajetilla de cigarrillos con un billete falso de 20 dólares en un minisúper. Entró en pánico, aseguró que era claustrofóbico y forcejeó con los agentes cuando intentaron introducirlo en la patrulla. Fue sometido contra el suelo.
La pieza central del caso fue el video que captó un testigo y en el que se ve a Floyd diciendo en repetidas ocasiones “no puedo respirar”, mientras las personas reunidas alrededor de la escena le gritaban a Chauvin que dejara de presionar su rodilla contra el cuello de Floyd durante cerca de nueve minutos y medio, según las autoridades. Floyd fue perdiendo el conocimiento poco a poco.