Intensos combates en la siderúrgica de Mariúpol

AP. Leópolis, Ucrania. 05 de mayo de 2022.- Se produjeron intensos combates en la planta siderúrgica de Mariúpol el jueves, mientras las fuerzas rusas intentaban acabar con el último foco de resistencia ucraniana en la ciudad y completar la captura del estratégico puerto.

La sangrienta batalla ocurre en medio de crecientes sospechas de que el presidente ruso Vladimir Putin quiere presentarle a los rusos un gran éxito en el campo de batalla o tal vez anunciar una escalada de la guerra para el Día de la Victoria, el lunes. Esa es la principal fiesta patriótica del calendario ruso, que marca el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi.

A 10 semanas de iniciada la guerra, el Ejército de Ucrania afirmó el jueves que recapturó algunas áreas en el sur y repelió otros ataques en el este, frustrando aún más las ambiciones de Putin.

Las fuerzas ucranianas y rusas están peleando pueblo por pueblo, mientras Moscú trata de avanzar en el corazón industrial oriental del Donbás. Rusia cambió su enfoque a esa región, donde los separatistas prorrusos han luchado contra las fuerzas ucranianas durante años, después de que una resistencia más dura de lo esperado empantanó a sus tropas y frustró su objetivo inicial de invadir la capital.

En una entrevista con The Associated Press el jueves, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dijo que no esperaba que la ofensiva rusa “se prolongara de esta manera”. Moscú utilizó a su aliado Bielorrusia como plataforma de lanzamiento para lanzar la invasión del 24 de febrero, y Lukashenko apoyó públicamente la operación.

“Pero no estoy lo suficientemente inmerso en este problema como para decir si va según lo planeado, como dicen los rusos, o como lo siento”, aseguró Lukashenko, quien gobierna Bielorrusia desde 1994.

Bielorrusia anunció el miércoles el inicio de ejercicios militares. Un alto funcionario ucraniano dijo que su país estará listo para actuar en caso de que Bielorrusia se sume al conflicto.

En el ejemplo más agudo de cómo las fuerzas ucranianas han frenado el progreso de Rusia, los combatientes ucranianos están escondidos en los túneles y búnkeres debajo de la enorme planta siderúrgica Azovstal en Mariúpol, el último foco de resistencia en una ciudad que, de otro modo, está controlada por las fuerzas de Moscú. Los civiles, que se cree suman unos pocos cientos, también están atrapados dentro de la planta.

“Las tropas rusas entraron en el territorio de Azovstal, pero fueron expulsadas por nuestros defensores”, dijo Oleksiy Arestovych, asesor presidencial, en declaraciones en la televisión ucraniana. “Podemos decir que la lucha continúa”.

El Kremlin negó que hubiera habido un asalto terrestre.

Al oeste de Mariúpol, las fuerzas ucranianas lograron algunos avances en la frontera de las regiones sureñas de Jersón y Mykolaiv, donde las tropas del Kremlin estarían tratando de lanzar una contraofensiva, y frenaron 11 ataques en las regiones de Donetsk y Luhans, dijo el ejército.

Cinco personas fallecieron y al menos 25 más resultaron heridas en ataques sobre varias ciudades del este en las últimas 24 horas, explicaron funcionarios ucranianos.

El Ejército ruso señaló que usó misiles lanzados desde mar y aire para destruir instalaciones eléctricas en cinco estaciones ferroviarias de diversos puntos de Ucrania, y llevó a cabo ataques aéreos y de artillería contra bastiones de soldados y depósitos de munición y combustible. Videos publicados en redes sociales dejaban entrever que también se atacó un puente.

El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, acusó a Rusia de “recurrir a tácticas terroristas con misiles a fin de propagar el miedo en toda Ucrania”.

En respuesta a los ataques, el presidente del país, Volodymyr Zelenskyy, dijo en su discurso nocturno en video que “Se responderá a todos estos crímenes, de forma legal y bastante práctica, en el campo de batalla”.

La oleada de ataques se produjo mientras Rusia se prepara para celebrar el Día de la Victoria. El mundo estará pendiente para ver si Putin aprovecha la ocasión para declarar la victoria en Ucrania o para expandir lo que califica de “operación militar especial”.

Una declaración de guerra permitiría que Putin implementase una ley marcial y movilizase a reservistas para compensar la enorme cantidad de bajas entre sus tropas.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, restó importancia a las especulaciones calificándolas de “disparates”.

El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña señaló en su reporte diario sobre la guerra que no espera que estas maniobras supongan una amenaza para Ucrania, pero apuntó que Moscú podría emplearlos para “retener a las fuerzas ucranianas en el norte, impidiendo que se movilicen para la batalla por el Donbás”, la región industrial del este de Ucrania que se ha convertido en el objetivo principal del Kremlin.

Los ataques contra la infraestructura ferroviaria tenían la intención de entorpecer la entrega de armas de Occidente, manifestó el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el mayor general Igor Konashenkov. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, denunció que Occidente “está llenando a Ucrania de armas”.

Un alto funcionario estadounidense de Defensa, que habló bajo condición de anonimato para discutir las evaluaciones del Pentágono, dijo que a pesar de que Moscú ha intentado atacar infraestructuras vitales en las inmediaciones de la ciudad de Leópolis, enfocándose en vías de tren, no ha habido “un impacto perceptible” en las tareas de reabastecimiento de Ucrania. Leópolis, cerca de la frontera con Polonia, ha sido un importante punto de tránsito para las armas suministradas por la OTAN.

Las armas que han ingresado a Ucrania ayudaron a sus fuerzas a frustrar el avance inicial de Rusia para capturar Kiev y parece indudable que tendrán un papel fundamental en la batalla por el Donbás.

Ucrania ha instado a Occidente a aumentar el envío de armamento antes de ese enfrentamiento potencialmente decisivo.

Además de proveer armas, Europa y Estados Unidos han tratado de castigar a Moscú con sanciones. La presidenta de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, pidió el miércoles al bloque de 27 países que prohíba las importaciones de petróleo ruso, una fuente crucial de ingresos para el Kremlin.

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