Lula buscará revertir la deforestación del Amazonas
Por Fabiano Maisonnave y DianE Jeantet
AP. Río de Janeiro, Brasil. 22 de enero de 2023.- Sacudiendo una sonaja tradicional, la nueva jefa de asuntos indígenas de Brasil recorrió recientemente todos los rincones de la sede de la agencia, incluso el salón de café, mientras invocaba la ayuda de los antepasados durante una limpieza ritual.
El ritual tuvo un significado extra para Joenia Wapichana, la primera mujer indígena de Brasil en comandar la agencia encargada de proteger la selva amazónica y su gente. Una vez que preste juramento el próximo mes bajo la administración del nuevo presidente Luiz Inácio da Silva, Wapichana promete limpiar la casa en una agencia que, según los críticos, ha permitido que los recursos de la Amazonía se exploten a expensas del medio ambiente.
Mientras Wapichana realizaba el ritual, indígenas y funcionarios coreaban con entusiasmo “¡Yoohoo! ¡Funai es nuestra!”, una referencia a la agencia que ella dirigirá.
Los ambientalistas, los pueblos indígenas y los votantes que simpatizan con sus causas fueron importantes para la estrecha victoria de Lula ante el expresidente Jair Bolsonaro. Ahora Lula busca cumplir las promesas de campaña que hizo sobre una amplia gama de temas, desde la expansión de los territorios indígenas hasta detener el aumento de la deforestación ilegal.
Para llevar a cabo estos objetivos, Lula está nombrando a ambientalistas e indígenas reconocidos en puestos clave en Funai y otras agencias que Bolsonaro ocupó con aliados de la agroindustria y jefes militares.
En sus dos primeros mandatos, Lula tuvo un historial mixto en temas ambientales e indígenas. Y seguramente enfrentará obstáculos de los gobernadores estatales simpatizantes de Bolsonaro que aún controlan franjas de la Amazonía. Pero los expertos dicen que Lula está dando los primeros pasos correctos.
Mientras tanto, los partidarios de Bolsonaro temen que la promesa de Lula de protecciones ambientales más estrictas dañe la economía al reducir la cantidad de tierra abierta para el desarrollo y castigue a las personas por actividades que antes estaban permitidas. Algunos en la agroindustria han sido acusados de brindar asistencia financiera y logística a los manifestantes que a principios de este mes asaltaron el palacio presidencial, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal.
Cuando Bolsonaro era presidente, despojó a la Funai y a otras agencias responsables de la supervisión ambiental. Esto permitió que la deforestación se disparara a su nivel más alto desde 2006, ya que los desarrolladores y mineros que tomaron tierras de los pueblos indígenas enfrentaron pocas consecuencias.