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¿Aquí también habrá deportaciones masivas?, se preguntan paisanos en California
Por Iván Santiago Corresponsal en Los Ángeles
AMEXI. Ciudad de México. 20 de enero de 2025.- En el sur de California, el paisaje cotidiano parece mantenerse intacto: los comercios abren este lunes sus puertas, las personas se dirigen a sus trabajos en bicicleta, automóvil o transporte público, y otros realizan sus compras en supermercados ,sin embargo, bajo esta aparente normalidad, se respira un aire de temor y preocupación entre la comunidad migrante.
Los migrantes enfrentan la incertidumbre sobre lo que traerá el primer día de la presidencia de Donald Trump y sus nuevas políticas migratorias.
La tensión es palpable
Pese a que Santa Ana, California, se declaró “ciudad santuario” el 17 de enero de 2017, limitando la cooperación con las autoridades federales de inmigración, los residentes no pueden evitar preguntarse si esa protección será suficiente para evitar las temidas deportaciones masivas.
En esta ciudad, donde los recursos municipales no se destinan al cumplimiento de leyes migratorias, la tensión es palpable entre los miles de inmigrantes que ya consideran este lugar su hogar.
Francisco Rodríguez, guanajuatense que lleva más de tres décadas viviendo en Santa Ana, confiesa que el miedo es inevitable. “He visto esto antes, cuando se decía que los oficiales de migración patrullaban la zona y debíamos escondernos”, dice con preocupación en entrevista con Amexi.
Francisco, quien trabaja arduamente para sacar su hogar adelante y apoyar a su familia en México, no tiene antecedentes criminales y contribuye a la economía estadunidense pagando sus impuestos, siente que su esfuerzo y dedicación no son reconocidos. “Este nuevo presidente no ve eso, solo quiere deportarnos a todos”, lamenta.
Para Francisco, el miedo no es solo personal; también se extiende a su familia. Sus hijos comparten la incertidumbre de no saber si su padre volverá a casa al final del día. “Nosotros trabajamos duro para sacar adelante este país. No somos delincuentes; solo buscamos un mejor futuro para nuestras familias”, señala.
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Luis Merino, otro residente de la zona, se ha convertido en un asiduo consumidor de noticias a través de TikTok, donde las publicaciones sobre redadas y nuevas políticas migratorias lo llenan de preocupación.
Aunque lleva poco más de dos años en Estados Unidos, ya ha escuchado rumores sobre posibles operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en ciudades como Chicago, Washington, Filadelfia, Los Ángeles y Denver.
Luis teme que esas redadas se extiendan a Los Ángeles, un lugar al que solía ir para hacer compras importantes o disfrutar de sus días de descanso. Ahora prefiere quedarse en casa. “Si me detienen, todo mi esfuerzo se va a la basura. Vine aquí con el sueño de construirle una casita a mi mamá, pero aún no lo logro”, comenta con temor el joven oaxaqueño de 22 años.
El tema de las deportaciones domina las conversaciones
Mientras tanto, en las cocinas de los restaurantes, uno de los principales centros de trabajo para los migrantes, el tema de las deportaciones domina las conversaciones. Entre cuchillos y sartenes, el temor y las bromas sobre posibles redadas conviven en un espacio donde los trabajadores intentan mantener la calma mientras procesan las noticias sobre la llegada de Trump a la Casa Blanca.
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En los autobuses y paradas del transporte público, los rumores no cesan. Los pasajeros discuten lo que podría suceder en las próximas semanas, compartiendo información y especulaciones. Muchos ya se están preparando mentalmente para regresar a sus países de origen si son detenidos.
A pesar del miedo, también hay quienes intentan mantener la esperanza.
Organizaciones locales y activistas se han movilizado para ofrecer apoyo y recordar a los inmigrantes que tienen derechos; incluso el Centro Cultural de México y la Universidad de California Irvine ya han ofrecido un entrenamiento para prepararse ante la llegada de Trump, aunque la incertidumbre sigue siendo una sombra constante sobre la comunidad, que enfrenta un futuro incierto.
El sur de California, un lugar que ha sido un refugio para muchos migrantes mexicanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños, ahora se convierte en un terreno de miedo e incertidumbre para miles de migrantes que intentan continuar con su vida mientras esperan lo que traerá la llegada de Trump a la presidencia.