AP. Ciudad de México. 08 de julio de 2021.- Chris Umphlett y su familia se esforzaron para ayudar a la niña hondureña de 12 años — que apenas decía una palabra cuando llegó tras cruzar sola la frontera desde México — a sentirse cómoda en su casa en Michigan.
La pareja y sus cuatro hijos, que viven en la ciudad de East Lansing, invitaban a la niña a caminatas y paseos en bicicleta y miraban películas de Disney con subtítulos en español. Una mujer hondureña de la iglesia a la que iba la familia cocinó platos hondureños de carne y frijoles y pasteles tres leches, que motivaron una sonrisa.
“Me imagino que su primera imagen de Estados Unidos no fue muy acogedora, fue probablemente confusa”, dijo Umphlett, de 37 años, que trabaja en una compañía de software. “Nosotros tratamos de darle una experiencia mejor”.
Cuando un número récord de niños escaparon de la violencia en Centroamérica y cruzaron la frontera a solas esta primavera, la mayoría fueron enviados a albergues de emergencia masivos que el gobierno de Joe Biden abrió con premura en bases militares, centros de convenciones y terrenos de ferias.
Esta niña de 12 años estuvo entre los afortunados, colocada con una familia mientras las autoridades contactaban y examinaban a su madre, que vive en Texas.
Se considera que los hogares de transición, donde las familias tienen licencia para cuidar a niños inmigrantes, son la mejor opción para los niños bajo custodia estadounidense, especialmente los menores que han sido traumatizados, son muy pequeños, son adolescentes embarazadas o madres adolescentes que requieren mayor apoyo emocional.
Pero centenares de camas en hogares de transición no están siendo usadas, de acuerdo con datos del gobierno. Cuatro proveedores dijeron a The Associated Press que tienen a familias de acogida listas para recibir menores. Dos dijeron que una tercera parte de las camas disponibles en el último mes no fueron utilizadas. Los otros no especificaron.
Los proveedores dicen que el interés en acoger a niños inmigrantes está creciendo con el incremento de las vacunaciones y el levantamiento de las restricciones a la vida diaria causadas por la pandemia. Están pidiendo al gobierno que envíe más niños inmigrantes a esos hogares.
“Estados Unidos rechazó los cuidados institucionales a gran escala para niños hace 110 años y no deberíamos aceptarlo ahora para niños que buscan protección dentro de nuestras fronteras. Los niños deben estar con familias”, dijo Chris Palusky, jefe de Bethany Christian Services, que coloca a niños inmigrantes en hogares de transición.
Aunque no hay aún suficientes familias autorizadas para recibir a los miles de menores inmigrantes bajo custodia estadounidense, sus defensores dicen que los hogares pudieran acoger a muchos de los niños menores de 12 años y otros menores vulnerables, como adolescentes embarazadas, que están ahora en albergues del gobierno. En los terrenos de la feria del condado de Los Ángeles en Pomona, había la semana pasada unos 300 niños menores de 12 años entre los casi 1.400 menores albergados allí.
El riesgo de daños sicológicos y emocionales crece mientras más tiempo pasan los niños en los albergues, de acuerdo con un documento presentado en una corte federal el 22 de junio por los abogados que monitorean el cuidado de los menores bajo custodia federal como pare de un acuerdo con las cortes.
A fines de mayo, cuando unas 500 camas en hogares transicionales estaban desocupadas, había niños de 5 y 6 años que se habían pasado más de un mes en los albergues, de acuerdo con el documento.
“Lo que un niño recibe en un albergue no se puede comparar jamás con el amor de unos padres que acogen a un niño”, dijo Kayla Park, de Samaritas, el proveedor que conecta la familia Umphlett con niños inmigrantes. “Ellos los ponen en la cama por la noche o los niños de la familia juegan con ellos. Ese tipo de interacción humana es muy necesaria y no puede ser reproducida en un albergue”.
El gobierno de Biden dice que no es cuestión simplemente de ocupar las camas. Algunos hermanos pudieran tener que ir a un albergue para seguir juntos o tener el espacio para quedar en cuarentena si alguien da positivo para el coronavirus, así que existe la necesidad de tener camas disponibles para lidiar con circunstancias que puedan surgir, dijo el secretario de Vivienda y Servicios Humanos Xavier Becerra la semana pasada en declaraciones a la prensa.
“Es difícil tratar de maximizar completamente el espacio”, dijo cuando se le preguntó sobre las camas autorizadas que estaban desocupadas tras visitar un albergue que tiene a 800 niños en la base militar de Fort Bliss, cerca de El Paso, Texas, que ha sido blanco de numerosas quejas.
Los proveedores concuerdan con que el cuidado de acogida es más complicado porque debe tenerse en cuenta edad y género, especialmente en hogares en los que los niños inmigrantes tendrían que compartir dormitorios con los niños de la familia, como los Umphletts, que solamente aceptan niñas menores de 12 años.
Y la pandemia restringió las cosas aún más. Muchas familias no querían acoger a un niño que provenía de la frontera por temor al virus.
Otras familias no estaban equipadas para acoger a alguien mientras trabajaban en casa con niños en enseñanza virtual, como los Umphlett, que no aceptaron a nadie hasta marzo de este año.
Pero los proveedores, como el Lutheran Immigration and Refugee Service, ven ahora un aumento de las familias interesadas en acoger a niños inmigrantes, lo que crea una oportunidad que se debe aprovechar, dijo su directora Krish O’Mara Vignarajah.
“Realmente pienso que si nos dedicamos y enfocamos en construir esta red de posibles hogares de acogida, esos hogares pueden y deben ser el medio para una solución a largo plazo para no tener que depender de instalaciones de influjo en el futuro”, dijo.
La niña hondureña se quedó con los Umphlett por un mes, hasta mediados de abril. Pero pasaron dos meses antes de que la familia recibiese otra llamada con un referido de otro niño centroamericano.
“Espero que ellos estén enviando a niños a los hogares de acogida antes de enviarles a un centro de convenciones”, dijo Umphlett. “Un hogar con una familia es siempre mejor que un campamento masivo, incluso cuando te cuidan bien y no te maltratan”.
La familia Umphlett vio la transformación en la niña hondureña durante su tiempo con ellos. “Al inicio ella era muy tímida, no se entusiasmaba con nada”, dijo Umphlett
Con el tiempo, la niña se sumó a paseos en bicicleta y comenzó a jugar con bloques magnéticos. La familia habla poco español, pero usó el traductor de Google y gestos para comunicarse. Dos semanas después de su llegada a la casa, la niña no solamente sonreía, sino que bromeaba con la madre.
El día que se fue, la niña que apenas hablaba cuando llegó abrazó a Umphlett y a su esposa.
Pero no fue una despedida triste.
“Acometimos esto con la idea de que el objetivo es enviarte a tu madre un otro familiar lo más pronto posible”, dijo. “Así que es un momento feliz”.