AP. Bogotá. Colombia. 13 de julio de 2022.- El reputado economista José Antonio Ocampo, designado nuevo ministro de Hacienda de Colombia, intenta enviar mensajes que generen confianza y calmen la incertidumbre en un país que transita hacia su primer gobierno de izquierda en cabeza del exrebelde Gustavo Petro, con el que se esperan reformas de fondo, pero que según Ocampo apuntarán a un “capitalismo más redistributivo”.
“Confíen en que nosotros no vamos a hacer nada irresponsable en materia macroeconómica”, dijo el nuevo ministro en entrevista con The Associated Press. “Vamos a ser responsables en el manejo de la economía siguiendo la tradición colombiana. Eso significa ir gradualmente a cumplir la regla fiscal, respetar la autonomía del Banco de la República y cumplir la tarea en materia de responsabilidad fiscal y monetaria”, agregó.
Durante la reciente campaña electoral, sus críticos señalaron a Petro de ser “comunista” y querer convertir a Colombia en “una Venezuela” sumida en una crisis social y económica. En respuesta, Petro firmó bajo juramento que no expropiará bienes y al ganar dijo que defiende el capitalismo.
Ocampo, doctor en Economía de la Universidad de Yale, dejó su puesto como profesor en la Universidad de Columbia para asumir la cartera de Hacienda de su país. Asegura que pese a no ser petrista aceptó el encargo motivado por el “acuerdo nacional” que propone el presidente electo y que pretende reunir a amplios sectores para llegar a consensos en una nación polarizada.
Se ubica en la centro-izquierda y se define como un socialdemócrata. Fue el ministro de Hacienda del liberal Ernesto Samper en 1998 y militó por mucho tiempo en el Partido Liberal colombiano, que “es parte de la Internacional Socialista, o sea, de la socialdemocracia mundial”, recalcó.
Ocampo plantea como uno de sus objetivos reducir las grandes brechas de desigualdad. Aunque asegura que los subsidios para los más vulnerables continuarán, cree que un verdadero cambio a largo plazo en la vida de las personas se da al garantizar vivienda, educación, salud y vías terciarias.
“Queremos un capitalismo de Europa occidental. No un capitalismo en el cual la distribución del ingreso es de las peores del mundo. Mire Dinamarca, eso es capitalismo, pero tiene un Gini de 0,3. Nosotros somos capitalismo, pero con un Gini de 0,5”, recalca Ocampo. El coeficiente Gini se utiliza para medir la desigualdad, el 0 indica máxima igualdad y 1 máxima desigualdad.
Obtener nuevos recursos para el Estado pasará por una ambiciosa reforma fiscal. Petro ha dicho que el dinero saldrá de las capas más pudientes de la sociedad y que hará una reforma fiscal de más de 10.900 millones de dólares. La última reforma tributaria aprobada en Colombia fue de unos 4.000 millones de dólares y se dio luego de multitudinarias protestas en contra del gobierno saliente del conservador Iván Duque.
Ocampo tendrá bajo sus hombros esa responsabilidad y defiende la idea de que personas de mayores ingresos deben tributar más. Ha puesto sobre la mesa que sea el “1% más rico”, es decir, quien tenga ingresos mensuales de más de 10 millones de pesos (2.100 dólares) con el impuesto a la renta. También aseguró que volverá el impuesto al patrimonio o a la riqueza solo para las personas, no para las empresas.
Como gobierno seguirán abiertos “a la inversión extranjera y ojalá vengan bastante”, dijo Ocampo. Una de sus tareas será hablar con las calificadoras para ver cuáles son los requisitos que tienen para que Colombia recupere el grado de inversión que perdió el año pasado. “Vamos a trabajar con todo para garantizarlo, porque además eso ha encarecido el crédito colombiano en el exterior. Y debo decir, eso no es de Petro, eso se llama Iván Duque”, señaló.
Tampoco considera que los precios récord del dólar en Colombia se deban a los cambios políticos internos, sino que obedecen a factores externos como el alza de las tasas de interés anunciada por la Reserva Federal de Estados Unidos para buscar contener la inflación. “La realidad es que está golpeando mucho a la economía latinoamericana… el peso colombiano y el chileno son los que más han caído, pero le sigue el real brasileño”, dijo Ocampo.
Desde su campaña, Petro propuso renegociar el tratado de libre comercio firmado con Estados Unidos hace una década. Ocampo aseguró que lo primero por hacer es consultar al gobierno de Joe Biden sobre las posibilidades. “Unilateralmente, me parece que no”, explicó.
Considera que se podrían cambiar elementos como la “protección de inversionistas que hacen deterioro ambiental” y revisar caso por caso algunos productos agrícolas.
Petro ha propuesto reducir sustancialmente la importación de alimentos y avivar la producción nacional.
También cambiará la relación con Venezuela. Petro propone restablecer las relaciones diplomáticas rotas entre Nicolás Maduro e Iván Duque en 2019.
Según Ocampo, el sector privado de los dos países quiere la apertura total de la frontera. “Hay que recordar que Venezuela era nuestro segundo socio comercial. Es una oportunidad enorme si se logra. Obviamente depende de que la economía venezolana tenga una reactivación firme, pero ya éste es el primer año en donde hay una expectativa de crecimiento de la economía venezolana”, indicó.
En el sector de hidrocarburos hay gran expectativa. Petro ha manifestado su intención de acelerar la transición energética y limitar nuevas licencias de exploración petrolera. Ocampo, por su parte, asegura que se tratará de un proceso gradual que no culminará en los cuatro años que tiene Petro para gobernar.
“Tienen que haber tres objetivos de transición: en la fuente de energía, sea eólica, solar e incluso de hidrógeno verde, que se desarrolle realmente. Segundo, la transición en exportaciones, que dejemos de depender de petróleo, pero eso es un proceso gradual. Y tercero, que dejemos de depender de recursos fiscales”, dijo Ocampo, quien aseguró que están estudiando los contratos de exploración vigentes para garantizar una “transición ordenada”.
Con un rotundo no, Ocampo le niega la entrada al fracking, una técnica polémica en el país entre los ambientalistas que sirve para sacar gas y petróleo de rocas profundas, para lo cual se utiliza agua con químicos a alta presión hasta fracturar la roca.