Cartas desde México: Lo que agrede es el silencio

Por Adriana Esthela Flores

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de septiembre de 2019.- “Al llegar con ellos a Rectoría, yo estaba enfocando los desmanes que estaban haciendo, al momento que uno de los chavos, encapuchado con lentes nos dice: ´No queremos medios’ y nos empezó a pintar lo que era parte de la cámara, yo tapé el lente con el parasol. Lo que hice fue agachar la cámara, cuando la voy agachando, sentí el palazo, volteo a ver y era una chica que está agrediendo la cámara de video. Fue una reacción que yo tomé para quitarle el palo y cuando hice esa acción, la gente se me vino encima. Eran como diez personas y me empezaron a aventar de puñetazos, de patadas. La chava seguía apaleándome. No sé qué tipo de personas sean ellos, si eran estudiantes, si no eran. Nosotros hacíamos nuestro trabajo. Si tienen coraje tienen que apoyar a la organización que hacía el festival, no contra la gente”.

Rafael Ríos, camarógrafo de Multimedios Televisión, narra así los hechos que ocurrieron el 3 de septiembre, después de las tres y media de la tarde, cuando cubrimos la marcha que llegó del CCH Azcapotzalco a Rectoría de la UNAM. Ambos estábamos cubriendo un festival en conmemoración del primer aniversario del ataque porril contra una movilización de estudiantes que ocurrió ahí mismo, el año pasado. El golpe que la joven encapuchada propinó contra Rafael por la espalda, le provocó una contusión en su mano derecha que lo dejó tres días incapacitado. La joven formaba parte de un grupo de por lo menos diez encapuchados, que ese día iban armados con palos, bates y tubos; tres de ellos iban con las manos vendadas, como  si fuera una identificación. Y toda la agresión ocurrió sin que ninguna autoridad interviniera.

Me resistí a centrar la información sobre la agresión contra nosotros. Se suponía que eso no era la nota. Después, nos enviaron videos sobre el hecho y constaté lo fácil que es agredir a un camarógrafo o una reportera o reportero.

En redes sociales, hubo muchas muestras de solidaridad y apoyo, que agradezco de corazón. En la calle, muchos colegas me preguntan por la salud de Rafa. Pero me pasman tres cosas: la rabia con la que muchos usuarios hablan de los jóvenes (aunque muchos son asesinados y desaparecidos cada día, sin que mucha gente se inmute);  el comentario fácil desde muchos espacios televisivos que, de inmediato, resaltaron la agresión y olvidaron las demandas de la jornada; y esta odiosa indignación selectiva que pone en la mira el golpe “contra uno de nosotros” pero olvida, minimiza o de plano, ignora, las agresiones cotidianas que enfrentan decenas de colegas cuyos derechos laborales son violados de manera sistemática por empresas privadas.

En este caso concreto, me refiero a los compañeros del portal mexico.com y los de El Financiero Bloomberg. Los colegas del sitio web denunciaron desde el mes pasado que su patrón, Juan Mactzil Trejo Cervantes (conocido como Max Trejo), no los inscribió en IMSS y dejó de pagarles su salario.

“Claramente nos pronunciamos en contra de la precariedad laboral que enfrentamos y del intolerable abuso que muchas veces se da por parte de los dueños de los medios”, resaltaron los colegas en un comunicado.

Del lado de EFB, con sus oficinas ubicadas al sur de la Ciudad de México, la historia es de una asfixia económica silenciada. El patrón de este medio, Manuel Arroyo, adeuda por lo menos dos quincenas a los colegas y no les ha dado la cara para explicar la situación de este medio de comunicación que, paradójicamente, informa sobre negocios, finanzas y economía.

“Nos dicen que no hay lana, que faltan facturas por cobrarle al gobierno y que no hay liquidez”, nos informaron colegas que pidieron omitir sus nombres debido a que aun analizan qué acciones tomarán. Algunos ya iniciaron el camino legal, mediante demandas contra la empresa. Otros, que continúan en la redacción, han aplicado medidas forzadas de austeridad, como trabajar desde casa, para evitar el gasto en alimentos y traslados que implican las coberturas in situ. Todas las áreas están afectadas: Diseño, edición web e impresa, camarografía, la plantilla reporteril y el staff de estudio y cabina.

“Estamos ahí literal, por amor al arte y porque si faltas tres días, corremos el riesgo de que la empresa pueda despedirnos por abandono de trabajo. Tenemos que dejar constancia de que hemos seguido trabajando sin recibir un sueldo, de que de nuestra parte no ha habido ninguna falla sino al contrario”, indicaron los colegas.

Justo aquel martes, la organización Artículo 19 reportó que en México, se registra una agresión contra una o un periodista cada 17.4 horas; la que enfrentan las y los colegas de El Financiero Bloomberg y mexico.com es permanente y no aparecen en titulares.

Nos vemos la próxima semana

Con café y sin cigarro

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