Excelsior despide a periodistas con engaños, sevicia y cinismo de directivos

Por Juan Carlos Ortega Prado

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 22 de diciembre de 2018.- Hace 12 años, Excélsior me recibió cuando salí corriendo de Michoacán. En ese periódico hice amigos entrañables y conocí a colegas de excepción, que siempre han sabido hacer periodismo pese a lo indignas que llegaron a ser la línea editorial y las usanzas del diario. En Excélsior tuve algunos de los mejores (y peores) jefes que haya conocido, aprendizaje a raudales y experiencias harto interesantes. Por eso me duele tanto la villanía que los dueños y directivos del diario están perpetrando contra decenas y decenas de trabajadores. 


1. El problema no es el despido, sino las condiciones en que ocurre: ilegales, abusivas, crueles, hipócritas. Me recuerdan las agravantes de ley: premeditación, alevosía, ventaja y nocturnidad. 


2. El cinismo de Pascal Beltrán Del Río – dos días seguidos- criticando los sin duda repudiables despidos en el gobierno mientras él hace algo similar en casa -y calla al respecto- es doblemente doloroso, al venir de alguien a quien tanto agradezco y tanto admiré.


3. Es terrible que quieran hacer pasar por renuncias lo que son despidos; es humillante que lo hagan en estas fechas. No sólo por la carga simbólica, sino ante todo porque los juzgados de lo laboral están cerrados por vacaciones. Eso es usar ilegítimamente las instituciones. 


4. «Sevicia» es una palabra poco usada. Significa «crueldad excesiva». Condicionar el pago del aguinaldo a aceptar una liquidación es una crueldad. Que esa liquidación sea del 30% de lo que marca la ley es sevicia.

5. «Esquirol» es otra palabra que se oye poco. Excélsior solicitando estudiantes para hacer prácticas es Excélsior solicitando esquiroles.


6. Cualquier empresa (o gobierno) que pretenda hacer algo así estaría actuando mal, pero que lo haga un periódico le agrega una pátina de hipocresía inefable: «Señalaremos las irregularidades doquiera que las haya… menos las que perpetremos nosotros».


7. Lo anterior aplica para una inmensa cantidad de medios. Desde MVS hasta Reforma -cuyos despidos pertenecen a la historia universal de la infamia.


8. El silencio de los periodistas en torno a estas prácticas (salvo excepciones, como en el gremio de los fotorreporteros) también pesa. Se entiende: nadie quiere ser el próximo despedido. Pero injusticias van, abusos vienen, y reportamos todos… menos los que cometen los medios. Por eso he escrito estas palabras. Y por eso traigo este fragmento del conocido poema de Brecht:


«Después agarraron algunos desempleados
Pero como yo tengo mi empleo
Tampoco me importó.
Ahora me están llevando a mí
Pero ya es tarde
Como yo no me preocupé por nadie
Nadie se preocupa por mí.»

Vaya, en fin, todo mi cariño y solidaridad a mis amigos y colegas agredidos. Luchen por sus derechos, cuenten conmigo.

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