Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de junio de 2021.- El domingo 30 de mayo se cumplieron 37 años del asesinato del gran periodista: Manuel Buendía Téllezgirón.
La ceremonia que tradicionalmente se realizaba frente a la estatua de Francisco Zarco, en las calles que confluyen: Soto, Avenida Hidalgo y Reforma, estuvo sumamente desangelada, ya que la asistencia fue mínima. Y, además, como es usual ya en toda la Ciudad de México, las palabras que se inscribieron en la base de Zarco, obra de otro gran maestro, Miguel Ángel Granados Chapa, están grafiteadas.
Lo segundo tiene importancia porque en el monumento se labraron, primeramente, unas frases horribles de Gustavo Díaz Ordaz, quien mandó construir la efigie. Pero gracias a la exigencia de centenas de periodistas que concurríamos anualmente y a la intervención de Alejandra Moreno Toscano, funcionaria del entonces Distrito Federal, las letras fueron cambiadas por las de uno de sus discípulos más conspicuos, don Miguel Ángel Granados.
Es necesario recordar que Buendía fue asesinado al salir de su despacho en la calle de Insurgentes Centro, sitio de trabajo al cual había titulado como MIA (Mexican Inteligencie Agency), para burlarse de la CIA, organización que fue blanco de sus columnas e incluso en un escrito divulgó a su jefe operativo en México, Ary Sternfield (espero ser preciso en el nombre), con un valor inusitado.
La investigación que hizo don Manuel de los nexos del narcotráfico con las fuerzas armadas, la iglesia y las empresas privadas trajeron el odio de muchos, incluidos miembros del gobierno de Miguel de la Madrid.
Es más, en un texto acusó al entonces presidente de México de haber hurtado- el segundo apellido de De la Madrid, por cierto, era ése- varios millones de pesos del erario nacional. Lo que enojó en gran medida a las autoridades federales de la época.
Sus allegados a Buendía decían que seguía la pista de una operación que se fraguó en Estados Unidos para traer de Irán narcóticos al puerto de Veracruz y enviar a cambio armas a Nicaragua, donde los grupos que combatieron a los revolucionarios las necesitaban con el objeto de intentar derrocar a los sandinistas.
La operación llamada Irán- Contras la encabezó Oliver North, un militar estadounidense que estuvo en la cárcel por esas acciones, y ahora, curiosamente, preside la Asociación Nacional del Rifle, que apoya a congresistas de derecha, tanto del partido Republicano como del Demócrata.
El hecho es que el 30 de mayo de 1984 ultimaron a Manuel Buendía de cinco balazos por la espalda. Quien llegó en un tiempo récord a la escena del crimen fue José Antonio Zorrilla Pérez, director de la Federal de Seguridad, no con el objeto de investigar el asesinato sino para saquear los archivos del compañero de teclas y evitar que se divulgaran los nombres de muchos ligados al tráfico de estupefacientes y el lavado de dinero.
Según Granados Chapa, allí inició: “El primer asesinato de la narcopolítica en México”
A dos días del homicidio de Buendía ejecutaron a Javier Juárez Vázquez, en Coatzacoalcos, Veracruz, pues se decía que éste pasaba información precisa al autor de la muy leída columna: Red Privada.
Luego de 23 años en prisión, Zorrilla Pérez salió del Reclusorio Sur y hoy goza de sus propiedades y libertad en Hidalgo. Y desde 1984 hasta hoy, han ultimado a 283 periodistas con una impunidad del 98 por ciento.
Afortunadamente, el lunes 7 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, a las 17 horas, se realizará un homenaje por redes en el cual hablarán acerca de esos y otros acontecimientos: José Reveles, pionero de la investigación periodística; Témoris Grecko, quien ha cubierto guerras en muchos países; Alejandro Olmos, alumno de Manuel Buendía, y el periodista Jorge Meléndez Preciado.
Todo con el objeto que la llama de la libertad continúe encendida.
@jamelendez44