Lydia Cacho: soy una reportera de guerra en mi país

EFE. Logroño, España. 08 de junio de 2021.-  «Soy una reportera de guerra en mi propio país, México»,
afirmó este martes la periodista mexicana y activista en Derechos Humanos Lydia Cacho,
superviviente de torturas por sus investigaciones sobre redes de explotación infantil.

Cacho, autora de libros superventas sobre la trata de blancas y esclavismo,
participó en el seminario online «La libertad de expresión en la era digital»,
organizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en colaboración
con Nueva Revista y dirigido por la vicepresidenta de El Español y presidenta
de Tribune for Human Rights (THRibune), Cruz Sánchez de Lara.

«La libertad de expresión es un derecho que tenemos todos, no solo los
periodistas», añadió Cacho, de 58 años, durante su intervención, de la que
informó UNIR.

Incidió en que el periodismo es «una linterna para iluminar el mundo» y «una
profesión indispensable para la sociedad, pero para poder ejercerlo
necesitamos la libertad de expresión

Cacho se refirió a su experiencia al enfrentarse con «una poderosa red de
explotación sexual infantil (..), en la que estaban involucrados empresarios y
políticos mexicanos» y, con sus investigaciones, demostró «la connivencia entre
políticos, banqueros y tratantes de niños», que publicó en el libro «Los

Por ello recibió fuertes presiones para que se retractara, fue arrestada
ilegalmente y sometida a torturas pero, años después, el 90 % de los miembros
de aquella red han sido procesados.

También investigó las redes internacionales de explotación sexual de mujeres y
lo que descubrió lo reflejó en su libro «Esclavas del poder».

«La autocensura es la hija desgraciada del miedo» porque «paraliza» e impide
ejercer el periodismo con libertad, defendió Cacho, quien abandonó México y
aprendió a convivir con el miedo desde que «hace 25 años me pusieron una
pistola en la cabeza».

Esta periodista hace 30 años tomó conciencia de la conexión «entre el
periodismo y la defensa de los derechos humanos» y, al ver que «no era
escuchada en los medios la voz de las mujeres», decidió aportar una
perspectiva de género en sus investigaciones periodísticas.

«El feminismo ha creado una nueva cultura narrativa para explicar los
derechos humanos», añadió al referirse a «los abusos contra la mujer» en el
ámbito de la violencia doméstica, entre otros, pero también «contra el varón, en
la trata de niños, en redes de droga, prostitución y organizaciones
paramilitares».

Además, apuntó que «la desinformación en las redes sociales» es otra amenaza
contra la libertad de expresión y citó el caso del expresidente de Estados
Unidos Donald Trump, por lo que es necesario «desactivar a los que
desinforman», subrayó.

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