Ni verdad ni dignidad: El caso Narvarte

Foto: Alejandro Meléndez

Por la Familia Espinosa Becerril y Diego Martínez Valor, abogado defensor de derechos humanos

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de marzo de 2020.- En medio de la contingencia de salud por la propagación del COVID-19, el 24 de marzo, Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves a Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas, es el pretexto perfecto para recordar las otras deudas pendientes del Estado Mexicano, el cual no ha sido capaz de esclarecer la mayoría de casos de las y los periodistas asesinados, de mujeres víctimas de violencia feminicida y de género, o de dar con los responsables de filtraciones tendenciosas de imágenes o datos de carpetas de investigación y averiguaciones previas, con la intención de generar narrativas que desprestigian a las víctimas o deslegitiman sus luchas.

Este 24 de marzo debe hacerse especialmente patente esa incesante búsqueda de justicia y de verdad de aquellas personas que han sufrido violaciones a derechos humanos. Tal es el caso de las víctimas indirectas de los hechos ocurridos el 31 de julio de 2015 en la colonia Narvarte, quienes no solo perdieron a sus familiares, sino que continúan lidiando con la ineficacia de un gobierno apático.

A casi cuatro años ocho meses de ocurrido el crimen, aún se encuentra vigentes diversas preguntas: ¿Quién planeó y ordenó asesinar a cinco en una céntrica colonia de la Ciudad de México a plena luz del día? ¿Por qué fueron asesinadxs? ¿Son todos los autores materiales los que se encuentran privados de la libertad al día de hoy? ¿Por qué se filtraron deliberadamente fotos de las víctimas y de sus exámenes toxicológicos? ¿Quiénes fueron los responsables de ello? ¿Por qué en tan poco tiempo luego de haberse cometido los delitos se descartó el fotoperiodismo de Rubén como móvil de los delitos sin haberse agotado la línea de investigación? ¿Por qué se desprestigió a las víctimas mujeres? ¿Por qué no se investigaron de forma pronta las amenazas a Nadia y Rubén? ¿Por qué la mayoría del foco mediático estigmatizó a una de las víctimas por su nacionalidad? ¿Por qué el pretender conocer lo que pasó y por qué pasó es una exquisitez? ¿Por qué aún no se esclarecen esos delitos?… Muchos cuestionamientos más podrían hacerse para ilustrar la falta de información, sensibilidad y verdad: lo malo sobra.

Sin embargo, estos no han sido los “únicos” problemas. Desde el primer día, las familias de las víctimas sufrieron diversos actos tendientes a revictimizarlas a ellas y a sus seres queridos, a despojarlas de su digna rabia, a anticiparles que esta larga carrera tal vez no tendría fin.

“Eso del móvil es una exquisitez”[1] llegó a comentar el entonces Fiscal para la Investigación del Delito de Homicidio a las familias y abogados, o “en esos videos no se ve nada que aporte a la investigación, esto fue por drogas y talón” comentó un Ministerio Público luego de que la Comisión de Derechos Humanos emitiera una recomendación con la que, años después, las víctimas y sus representantes tuvieran acceso a los videos de seguridad pública de antes y después de la comisión de los delitos.

De facto, tres personas han pasado por el encargo de Ejecutivo de la Ciudad de México, más de tres han sido los Ministerios Públicos, se ha transformado el sistema de Procuraduría a Fiscalía en esta Ciudad, se nombró procuradora nueva y luego se designó como Fiscal a la misma persona, se han apilado las cientos y cientos de hojas que contiene un expediente de “N” tomos, han pasado muchas y muchos funcionarios en diversas instituciones han estado involucradas, las promesas han perpetuado casi siempre la misma afirmación:  la mejor disposición, pero no los mejores resultados.

Al día de hoy, no existe ni verdad ni dignidad para las y los seres queridos de las víctimas de la Colonia Narvarte, así como tampoco existe verdad y dignidad para muchas de las familias de personas desaparecidas, de periodistas, de defensores y defensoras de derechos humanos, de mujeres víctimas de violencia feminicida y de género. Casi duele cuestionar, ¿habrá verdad y dignidad para alguna?  

La conmemoración del Día Internacional de Derecho a la Verdad y Dignidad de las Víctimas debe servir para que no se permitan más delitos que, por encubrimiento o incompetencia, no sean esclarecidos ni reparados integralmente. Las familias y la sociedad debemos conocer porqué se permiten y perpetúan las violaciones a derechos humanos, quién o quiénes están detrás y lo más importante: las medidas que se tomarán para no reproducir más estos actos que lastiman a la sociedad sin cesar.

Como cada 24 de marzo, como todos los días: seguiremos luchando hasta saber la verdad de lo ocurrido aquel 31 de julio de 2015 y especialmente, empujando hacia el respeto y garantía irrestrictos de la dignidad de las víctimas de esta y cualquier violación a derechos humanos.

Porque la verdad y la dignidad, no son una exquisitez.


[1] Al respecto puede observarse el boletín de Article 19 Oficina para México y Centroamérica “A cuatro años de los hechos, ARTICLE 19 presenta plataforma de memoria del caso Narvarte”

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