Posicionamiento de la Asamblea Tenemos Que Hablar para el Encuentro Nacional de Periodistas en Chiapas

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 07 de marzo de 2022.- Este es el posicionamiento de la Asamblea Tenemos Que Hablar para el Encuentro Nacional de Periodistas que se leyó en San Cristóbal de las Casas en Chiapas.

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, a 5 de marzo de 2022

Colegas trabajadores y trabajadoras de los medios,

1.

Desde territorio zapatista, como Asamblea Tenemos Que Hablar (ATQH) contra la precarización laboral saludamos a nuestros compañeros periodistas que hicieron posible este encuentro por la lucha de los cientos de periodistas que han sido asesinados en México, y creemos de suma importancia que las discusiones periodísticas salgan de la Ciudad de México para oír las voces de los trabajadores de toda la república mexicana, quienes padecen una mayor precariedad laboral.

Saludamos  también a la Sexta nacional e internacional, agradeciendo y sumándonos a su Declaración por la Vida y contra la guerra económica que se mantiene entre en Rusia y Ucrania, teniendo como víctimas a los pueblos que habitan en ambas naciones.

Esa guerra no es lejana de lo que sucede en nuestro país, ya que, como se menciona en el último comunicado zapatista, “Distintos gobiernos se han alineado a uno u otro bando, haciéndolo por cálculos económicos. No hay ninguna valoración humanista en ellos”.  Esto mismo ha sucedido en el caso de los periodistas en Méxixo, donde opera una triada: gobierno, crimen organizado y empresas que se alinean para sus beneficios materiales pero nunca piensan en el humanismo que enarbola nuestra profesión.

Los asesinatos a periodistas sólo han sido “daños colaterales” para esta triada en el poder que se camufla  de distintos colores e ideologías, pero que se alinea en torno a un mismo fin: el poder político y económico. Con esto fomentan la precarización laboral y socavan la protección de periodistas.

En los últimos meses se ha profundizado la violencia en contra de los y las trabajadoras de los medios de comunicación. Si bien el asesinato es la máxima expresión de la violencia contra nosotras, antes de llegar a eso hay todo un camino de violencias y violaciones a nuestros derechos laborales y humanos que degradan nuestra salud física y mental y que impiden una vida digna.

Es necesario señalar que los principales responsables de esto son las empresas de los medios de comunicación y el Estado que, en lugar de proteger nuestros derechos, defiende a las empresas y a sus dueños.

La situación crítica en los medios de comunicación es un problema generalizado a nivel internacional y nacional: los cambios en los formatos y el ritmo de la información, además de la profunda crisis económica, han implicado que los dueños de las empresas busquen mayor obtención de ganancias para salir de la misma.

El mecanismo que utilizan implica el aumento de la explotación, extensión de horarios, reducción de salarios o la exigencia del aumento de la productividad. Hoy, un solo trabajador de los medios realiza hasta cuatro o cinco funciones distintas, sin que ello se traduzca en la percepción de cinco salarios, sino que en cambio recibe sólo uno.

Por eso, la violación sistemática de nuestros derechos es una necesidad de los dueños de las empresas de los medios, protegidos desde el Estado. El Estado que no sólo es omiso sino que participa de la opresión contra los trabajadores.

Un caso que pone de manifiesto esto es la huelga de Notimex, que ya cumplió dos años sin solución y en donde las autoridades federales no sólo no han querido resolver un conflicto que les atañe directamente, sino que además protegen a los operadores de la violación a los derechos laborales, como la todavía directora general de la agencia de noticias, Sanjuana Martínez.

2.

Los y las trabajadoras de los medios sabemos, porque lo vivimos en carne propia, que las condiciones para desenvolver nuestra labor son indignas.

De acuerdo con una encuesta realizada por nuestra asamblea, Tenemos Que Hablar, a finales de 2019 la mayoría de los y las trabajadoras de los medios ganábamos menos de 15 mil pesos al mes y sólo una minoría realizaba únicamente una función.

La mayoría de los y las trabajadoras no contamos con contratos, a pesar de que hay que trabajar incluso para varias empresas de modo que podamos llegar a fin de mes. Los datos recopilados por TQH datan de 2019, unos meses antes de que estallara la crisis sanitaria, que sin duda resonó en el empeoramiento de las condiciones laborales del gremio.

Por si la crisis, la explotación y las miserables condiciones de vida que tenemos fueran poca cosa,los y las trabajadoras no tenemos asegurada nuestra vida, en vista de que vivimos en uno de los países en los que resulta más peligroso ejercer el periodismo o tareas de la comunicación.

Las empresas de los medios también son responsables del asesinato de periodistas desde el momento en que violan nuestros derechos laborales y luego no hacen nada ante el peligro que enfrentamos. Se lavan las manos colocando toda la responsabilidad en el Estado y no reconocen que ejercen violencia sistemática en nuestra contra en busca de obtener ganancias. Al contrario, niegan las denuncias o despiden a quienes nos atrevemos a levantar la voz.

Además, cuando un colega es asesinado su muerte pasa por un escrutinio que muchas veces es impulsado desde las propias empresas de los medios, quienes parecen decidir si la víctima era o no trabajador de medios.

En las últimas semanas acudimos a un espectáculo grave: en redes y noticieros se minimizaba el asesinato de algunos colegas por no dedicarse exclusivamente a trabajar en medios, como si con eso su asesinato fuera menos grave.

En los casos en los que los asesinatos tienen resonancia mediática, resultado de la movilización y manifestación de la rabia popular, se abren investigaciones que criminalizan o revictimizan a los colegas. No olvidemos que en el caso de Margarito Martínez, la fiscalía seguía una línea de investigación que presumía que su asesinato estaba vinculado con una supuesta disputa de terrenos. Únicamente después de la intensa jornada nacional de manifestaciones del pasado 25 de enero se logró que la fiscalía desechara esa línea de investigación y considerara otra, según la cual su asesinato se vincula con su trabajo como fotoreportero.

Esto nos demuestra que ante la vinculatoria por omisión o acción que el Estado y los dueños de las empresas tienen con los asesinos de periodistas, nuestra única alternativa como gremio es organizarnos para garantizar acceso a la justicia en el caso de los asesinatos.

Al mismo tiempo se vuelve cada día más apremiante que nos mantengamos organizados de manera permanente para luchar no sólo cuando un colega es asesinado sino diario: cuando nos niegan horarios dignos y salarios decentes, cuando llegamos a las redacciones y somos sometidos a malos tratos y acoso laboral o sexual, cuando no tenemos herramientas dignas para trabajar, cuando no suscribimos contratos con prestaciones de ley, cuando nos pagan en sobres amarillos discrecionales y evasores de impuestos, si es que nos pagan, cuando nos reducen salarios con el pretexto de que trabajamos desde casa. 

En fin, es necesario organizarnos para garantizar el cumplimiento de los derechos que ya están consignados en las leyes y, ¿por qué no?, también conquistar nuevos derechos y acceder a una vida digna, de modo que ejercer el periodismo o la comunicación no implique una sentencia de muerte.

La precarización laboral aumenta el riesgo de muerte o de ser asesinados, ya que no contar con servicios médicos básicos, de vivienda o herramientas mínimas para realizar nuestra cobertura en un país que vive una pandemia, donde hay balaceras, fusilamientos y deshabitan miles de asesinados y desaparecidos, sólo subraya cómo a los gobiernos y las empresas no les interesa cuidar nuestra seguridad. El alentar estas prácticas violentas fomenta la censura y nos coloca una mordaza, de modo que se generan lugares de silencio, como sucede de manera pronunciada en el norte y sur del país, donde los periodistas prefieren ya no documentar lo que sucede para no perder la vida.

Desde aquí les recordamos que #NoTodosSomosLoret, ya que no concentramos ni una centésima parte del capital económico que concentra él. Sin embargo, vemos con gran descontento cómo se descalifica a los periodistas de a pie mientras el presidente nunca menciona ni toca con el pétalo de una rosa a los empresarios de los medios de comunicación, con los que en cambio se reúne o bien son sus asesores.

Desde la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras de los Medios de Comunicación Tenemos Que Hablar hacemos un llamado a que nos sumemos de manera activa a la Asamblea Nacional de Periodistas que se realizará en los próximos meses y de donde saldrá una ruta de organización política permanente del gremio para defendernos de los embates de las empresas y del Estado.

Como Asamblea, creemos que la herramienta más efectiva, reconocida legalmente y con peso histórico con que contamos es el sindicato de gremio, pero no un sindicato rendido ante el Estado, como ocurre con prácticamente todos los sindicatos de este país actualmente, sino un sindicato dirigido verdaderamente por los y las trabajadoras, que le sirva a nuestra clase con verdadera democracia sindical y con una participación activa de los y las agremiadas para impedir que opiniones e intereses ajenos a los trabajadores se hagan con el control del sindicato.

Así, convocamos a que en los estados de la República se comiencen a organizar reuniones y asambleas para avanzar en estas discusiones y que nos articulemos y podamos organizarnos de manera sistemática por la defensa de nuestros derechos.

Es hora de que también discutamos formas más contundentes de movilización: a lo largo de las semanas se ha hablado de organizar paros nacionales u otras acciones, como firmar nuestras notas periodísticas con los nombres de nuestros colegas asesinados, entre otras ideas.

Para terminar, acuñamos la frase de los zapatistas en su más reciente comunicado y nos permitimos un pequeño ajuste:  “Resistir es persistir y es prevalecer.  Apoyemos a estos familiares de periositas en su resistencia, es decir, en su lucha por la vida. Se los debemos y nos lo debemos a nosotros mismos”. 

Ni Silencio Ni Olvido. 

La Verdad no se Mata Matando Periodistas. 

Periodismo en Riesgo.

Muchas gracias.

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