Vino la muerte
abrazó su cuerpo
con su aliento de moras la cubrió de besos
La alcanzó la muerte en el camino
la tomó en sus brazos
flores azules crecieron en sus uñas
y comenzaron a oler
a crisantemos agrios sus cabellos
Un relámpago azul detuvo el tiempo
le robó su sombra
pintó sus labios
como las zarzamoras en el bosque de niebla
y la rana huidiza de su lengua
se quedó en silencio
El trueno que siguió
sobre la llanura del tiempo detenido
en granizos convirtió sus dientes
estrellas en el fango se volvieron sus ojos
luciérnagas perdidas
Vino la muerte y fue la niña de mis ojos
abrió su corazón como dulce grabada
saboreó uno a uno los rubíes latidos
a sorbos lentos se bebió su savia
asumió su rostro la palidez del alba
En medio de la noche
barca de estrellas se volvió su cuerpo
y el último gesto de su mano
volvióse glifo de grana sobre el aire
Vino la muerte …
Y yo he venido
a sembrar flores a tus pies
buscaré las palabras que te arrullen
como la brisa que mueve los naranjos
el viento enternecido
será mi voz para cantarte
haz camino con el viento
y encuentra un lugar para esperarme
bajo las jacarandas de algún pueblo
Mirtha Luz Pérez Robledo. En defensa propia. Dedicado a Nadia Vera. 
