Ansiedad, otra cara de la pandemia

Foto: Pexels

Por Sandra Márquez

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 21 de febrero de 2021.- “Una noche de las tantas noches que no podía dormir, comencé a pensar ¿qué pasaría si me daba covid?, ¿cómo le haría para sobrellevar la enfermedad? y ¿si me moría? Muchas preguntas se insertaron en mi mente por horas. Empecé a sudar, mi corazón latía cada vez más fuerte y sentía hormigueo en los brazos; pensé que me daría un infarto. Pedí un taxi y fui al hospital”, comparte Fabiola Corona, profesionista de 35 años de edad y recientemente diagnosticada con trastorno de ansiedad generalizada.

Hasta antes de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculaba que 264 millones de personas sufrían de ansiedad. Aunque no existen cifras específicas del impacto del Covid-19 en la salud mental, especialistas han visto un incremento considerable de casos de ansiedad, como el de Fabiola.

De acuerdo a la encuesta Encovid19 realizada por la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México, tres de cada 10 habitantes presentan síntomas graves de ansiedad. ¿A qué se enfrenta el mundo durante y después de la pandemia?

La OMS señala que la ansiedad, así como el estrés, se han convertido un problema global que requiere atención por parte de los sistemas de salud de los gobiernos. Sin embargo, hay países como México, en donde el presupuesto destinado a salud mental es bajo, apenas del 2,4 % del total para salud en general.

“Cuando me dieron el diagnóstico pregunté al doctor cómo le hacía para lidiar con ello”, recuerda Fabiola Corona, y es que como ella, existen millones de personas en todo el mundo que no saben qué es la ansiedad o cómo tratarla.

La ansiedad, explica la psicóloga Lizbeth García, es una emoción que las personas sienten en algún punto de su vida, es un sistema natural de alerta ante situaciones de peligro. Sin embargo, esta respuesta adaptativa del organismo se experimenta en distintos niveles; de no tratarse a tiempo podría desencadenar trastornos graves.

Foto: Stefan Keller

Lizbeth García, también fundadora de Astronauta Emocional, centro psicoterapéutico que ayuda a las personas a expresar y manejar emociones, menciona que “es importante saber que la ansiedad es una enfermedad que llega a desencadenar miedos intensos, así como pensamientos catastróficos excesivos y persistentes que pueden inmovilizar emocional y físicamente”.

El grado más bajo de ansiedad, explica la terapeuta, es cuando se siente preocupación para afrontar una situación, aunado a sudoración, posible tensión muscular y angustia porque las cosas no salgan bien. Conforme aumentan los síntomas del padecimiento, las personas comienzan a sentir que pierden el control.

De acuerdo a la Clínica Mayo, otros síntomas relacionados a la ansiedad son:

  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Respiración acelerada (hiperventilación)
  • Temblores
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Falta de concentración
  • Pensamientos obsesivos sobre una situación particular
  • Problemas para conciliar el sueño
  • Padecimientos gastrointestinales

En los grados más extremos de ansiedad aparecen trastornos como la agorafobia, temor a lugares y situaciones que pueden causar pánico; mutismo selectivo, que es la incapacidad constante que tienen los niños para hablar en ciertas situaciones, o trastorno de ansiedad generalizada, relacionado con frecuencia a un trastorno depresivo, y que se  caracteriza por una preocupación excesiva.

De acuerdo a Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) y ex invetigador del Departamento de Biofísica de la University College London, entre los principales causantes de la ansiedad están: el estrés excesivo, las alteraciones en el funcionamiento de alguno de los sistemas de neurotransmisores, la relación con enfermedades psicosomáticas y el resultado de la mala interacción de la genética de un individuo con el ambiente.

Aunado a lo anterior, y en medio del confinamiento ocasionado por la pandemia de SARS-CoV-2, la asiendad incrementa debido a la pérdida de seres queridos y el duelo que conlleva; el desempleo, la disminución de ingresos y el miedo a contraer la enfermedad.

“Hay personas que no quieren salir por temor a contagiarse, y otras que han creado rituales cuando regresan a casa del trabajo o de hacer compras, como cambiarse toda la ropa, bañarse o aplicarse gel de forma obsesiva. Desarrollar un temor a algo que no ha pasado pero que se piensa es inminente, esto es ansiedad”, apunta la psicóloga Lizbeth García.

Algunas acciones para controlar la ansiedad, además de consultar a profesionales de la salud mental, son:

  • Realizar 5 minutos de respiraciones profundas y repetir el ejercicio al menos tres veces al día.
  • Llevar una alimentación balanceada.
  • Encontrar una rutina de ejercicios o actividad que sea disfrutable.
  • Practicar mindfulness o conciencia plena para generar pensamientos más positivos y en tiempo presente, pues la ansiedad lo que ocasiona es un exceso de pensamientos sobre el futuro.
  • Dormir 30 minutos después de comer. Esto ayudará al cuerpo a recargar energía.
  • Reducir la ingesta de cafeína (café, chocolate o bebidas energizantes).
  • Probar suplementos alimenticios; ácidos grasos omega 3, té verde y valeriana.
  • Oler aceites esenciales de lavanda, bergamota, sándalo, flor de naranja o ylang ylang.

Si bien esta enfermedad no es mortal, la sensación de muerte está presente en la mente de quien la padece. Por esta razón, “es importante aprender a distinguir entre la preocupación normal que puede generar, por ejemplo, una situación laboral, y el pensamiento catastrófico que impide actuar”, puntualiza Lizbeth García.

La ansiedad no distingue edad, sexo, religión o condición socioeconómica, es un trastorno que no sólo requiere la atención de expertos en salud mental, sino del conocimiento y empatía de la sociedad en general para juntos poder afrontarla en medio de la crisis sanitaria.

 

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