Antidiario de la peste: libros

Foto: Víctor Navarro 

Por Víctor M. Navarro

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 22 de enero de 2021.- Me gusta soñar cuando estoy despierto, pero cuando duermo los sueños son una realidad aparte.

Desperté con la sensación/ con apuro/ no quería pagar 900 pesos por una fornicación sublime/ ensoñación/ Estaba yo en un cine enorme/ como aquel Latino/ Cuauhtémoc/ Independencia/ Cosmos/ Mariscala/ La proyección era Fellini/ las mujeres el ambiente también/Sexo en todos los rincones/ Salí huyendo.

Ya la mañana fue de omelette y torta de frijoles, música de Beatles y literatura mundana.

Revisé lo textos primerizos de mi novela primeriza, no me supe decir nada.

Fui al mercado para solventar mi angustia de escritor y surtir la despensa, no hay mejor filosofía que la confitería. Mi diario siguió al desasosiego, revisé el periódico, abordé un autobús y la mira estaba puesta, la agenda también: necesito libros para reseñar en el diario que escribo, la decisión estaba tomada.

Estoy en la TORRE DE LULIO: llego a la librería en los rumbos de la Condesa, en Montes de Oca esquina con Atlixco, me voy directo a la sección de poesía, Agustín Jiménez me sorprende con un libro, con un autor, con un poema.

SANTACLÓS UNDERGROUND

Diciembre 2:45 PM.

emergen vendedores de bagatelas,

ilusionistas de cada estación del metro.

Los primeros vagones aspiran el calor humano

y se vuelven refugios imprevistos.

Rostros y voces se comparten sin querer,

junto a aluviones de humores y prisas.

Pero en el pordiosero del cabello largo y cano

ya no quedan sermones qué decir.

La barba desaliñada parece fulgurar

cuando de frente mira con aciaga tranquilidad,

su propio reflejo, ebrio de tantos viajes y calles.

los cristales de la compuerta abren

y exhalan fragmentos umbríos de su imagen.

De su saco gris surgen vigorosas manos laceradas,

lleva consigo un morral maltrecho donde una anforita,

fermenta junto a desperdicios, días comunes

y basura de colección.

Alejandro Rojas Espinosa

Ya es noche, queda un poco de televisión, últimas lecturas y café bien caliente para dejar que las sonrisas inunden mi existencia.

Dejo en la mesita de noche el libro Virtud Veneno, edición de CONACULTA y Cultura del Estado de Campeche, 2014 de Alejandro Rojas Espinosa, un poema se queda impregnado al ambiente, ya es de noche, antes lo mencioné, el espejo confirmó el verbo.

Beberás otro trago de wiiskhy servido en el buró cerca de tu

  cama,

y ese vaso sonará la Introducción del Rondó Caprichoso de

  Saint Säens,

porque la música otorga el valor repentino para cambiarse el

   nombre

y silenciar títulos o apellidos para siempre en una noche de

    fin de año.

Hoguera sublime donde la nieve cae muy despacio ante los

     ojos del mundo.

Sin recados póstumos, sin explicaciones, sonará pesada la

       media noche.

 

 

 

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