Antidiario de la peste VI

Foto: Ricardo Gómez Varozzi

Por Víctor M. Navarro

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 07 de enero de 2021.- Hace varias décadas este día era, quizá, el más feliz del año. Recuerdo al Llanero Solitario y Toro en sus respectivos caballos, soldados gringos vs soldados nazis, mi primer triciclo, bicicleta, patín del diablo, un baloncito de cuero con su portería y el uniforme de chivas. Recuerdo la alegría y la cara luminosa de mi hermano Óscar, tres años menor que yo, la vida significaba jugar.

Eran los regalos fuente de felicidad, era la magia.

Bonetería Rosita: de los doce a los quince años me tocó vender ropa la tarde-noche del cinco hasta el amanecer del seis de enero, épocas cuando los Reyes Magos le regalaban prendas a los niños: pantalones, vestidos, camisas, blusas, suéteres calcetines, tobilleras.

Ya adolescente el día de reyes significaba reventón en la plaza, en la romería de Cartagena; pasada la media noche salía a relucir el pomo y se animaba el convivio con los amigos comerciantes, compañeros del mercado a quienes conozco desde la infancia.

Hoy, este 2021 los reyes me trajeron recuerdos, muchos que considero un bien preciado para mi memoria, para mi álbum personal de fotos fijas, para hundirme en la palabrería.

Aquí sale a relucir el chiste que me endilgó mi cofrade, el escritor Ignacio Trejo: Víctor era un niño tan pobre que los reyes no le traían juguetes, desde entonces se dedicó a jugar con las palabras.

El lenguaje, magno juguete.

 

 

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