Archivo Histórico de la Ciudad de México, el palacio que resguarda las memorias de nuestro hogar
-
Cuenta con cinco Fondos Documentales: Ayuntamiento, de 1524 a 1928; Gobierno del Distrito Federal de 1824 a 1928; Municipalidades de 1627 a 1928; Cárceles y Penitenciaría 1900-1985; Esperanza Iris; y una Planoteca, que resguardan documentos oficiales, registros, diversas publicaciones, periódicos, carteles, fotografías y mapas de las calles nacientes alrededor del Zócalo
-
El segundo y cuarto viernes de cada mes, empezando este 10 y 24 de enero, a las 13 horas, ofrece un recorrido gratuito con cupo para 25 personas; cada uno tendrá una temática diferente, un mundo de historias atemporales y vigentes para quienes las conserven en su propia memoria
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 08 de enero de 2025.- El Archivo Histórico de la Ciudad de México “Carlos de Sigüenza y Góngora”, de la Secretaría de Cultura local, es un lugar con secretos listos para mostrarse. Tan solo a la entrada, las y los visitantes son recibidos por el fragmento de uno de los monumentos más representativos de la capital, donde lo mismo celebran conciertos, una victoria en el futbol y es punto de encuentro de alguna movilización social. Se trata de la cabeza original de la Victoria Alada, derribada por el sismo de1957 y cuya réplica adorna ahora la Columna de la Independencia.
En lo que fuera un palacio de Condes allá en 1760, se adecuó con otro predio contiguo heredado a un platero sevillano, fue residencia de un historiador, alguna vez quizá vecindad y bodega de ferrocarriles, nombrado monumento histórico en 1931 y restaurado en la década de los 80. Hace 43 años es el hogar del acervo documental político-administrativo de la Ciudad de México.
Dentro, innumerables páginas relatan la historia de la Ciudad de México y se pueden explorar en las grietas del tiempo para saciar la curiosidad de quien se interesa por la memoria documental del pasado. Se resguardan escritos en un castellano de otra época, documentos oficiales, registros, diversas publicaciones, carteles y mapas de las calles nacientes alrededor del Zócalo, en uno de sus pequeños palacios con fachada barroca, rematada con gárgolas y un balcón, en República de Chile 8 casi Donceles, Centro Histórico.
Este centro documental sirve a investigadores, académicos y estudiantes, pero también está abierto al público interesado en adentrarse en la memoria de la capital para descubrir, por ejemplo, lo que había en su colonia, buscar el pasado de algún familiar, curiosidades sobre su oficio, ayudarles en ciertos trámites o hasta desmitificar falsas creencias. Quienes tengan acceso a esos archivos, recibirán orientación necesaria para consultar los documentos Patrimonio Histórico de la ciudad sin dañarlos.
A diferencia de las librerías antiguas, es apenas sutil un olor a libro viejo, no hay polvo y tiene todos los cuidados necesarios, como ventiladores, deshumidificadores para evitar la proliferación de microorganismos y una fumigación constante. En el Fondo Ayuntamiento, uno de los cinco acervos con que cuenta, la estantería contiene documentos de 1524 hasta 1928, entre ellos, el más antiguo y mejor conservado por la pulpa de algodón y tinta particular: el libro de Acta de Cabildo con una rúbrica de Hernán Cortés.
Muchos de los documentos originales fueron rescatados por Carlos Sigüenza y Góngora de un incendio provocado por una revuelta de comunidades indígenas por el aumento de los precios del maíz. Otros miles no tuvieron la misma suerte.
También alberga el Fondo del Gobierno del Distrito Federal de 1824 a 1928 y el de Municipalidades 1627 a 1928, antes de estar dividida en 16 alcaldías.
Asimismo, se puede encontrar el expediente policial de Gregorio “Goyo” Cárdenas, el primer asesino serial en la década de los cuarenta, con fotos de la casa durante los cateos e investigaciones, relatorías de hechos y declaraciones, recortes de periódicos que seguían su caso en páginas interiores, reportes de los sanatorios donde atendieron a las víctimas, pruebas de los objetos que utilizaba y más. Lo anterior como parte del Fondo Cárceles y Penitenciaría 1900-1985 que contiene archivos organizados en carpetas de polipropileno donde también figuran personajes célebres tras las rejas como el muralista David Alfaro Siqueiros y el escritor José Revueltas.
De camino a la Planoteca se muestra un plano elaborado entre 1793 y 1807 en el que apenas se trazaban las calles del Centro, enmarcado por La Merced y la Alameda y sus orillas alcanzaban apenas Bucareli porque aún no se construía Paseo de la Reforma. San Cosme y Tacubaya eran zonas de cultivo y en Tlatelolco apenas había un puñado de viviendas separadas entre sí.
Aquí también preservan una colección especial de la actriz y empresaria Esperanza Iris, de quien tienen diarios, fotografías, postales, cartas, revistas de espectáculos y carteles que acumuló durante su vida, así como boletos, recibos de pagos y trámites administrativos que se encontraban en el Teatro de la Ciudad, localizados durante su restauración.
Quienes lo preservan, lo mantienen y lo recuperan para seguir siendo testimonio del pasado son 40 trabajadores que participan en la organización documental, en la clasificación, catalogación, digitalización, atención a usuarios y, sobre todo, en los talleres de restauración.
Esos documentos silenciosos, inertes, se resisten a quedar en el olvido, pues reviven a través de quien narra lo sucedido con el entusiasmo de un niño. Esos relatos y cientos de datos interesantes, contexto histórico, fechas precisas y una emoción que le lleva a desaparecer entre las estanterías trayendo consigo un tomo con cubiertas de piel agrietado por los años, varias carpetas y folders. A Gerardo le brillan los ojos detrás de esas gafas de pasta gruesa. Toma cada documento con guantes de látex, los hojea deslizando suavemente el dedo índice, localiza con habilidad ese detalle que ansía compartir y lo muestra con una sonrisa expectante.
Gerardo Romero es el coordinador de Investigación y Difusión del Archivo Histórico de la Ciudad de México y uno de los encargados de ofrecer visitas guiadas. Es licenciado en Humanidades por la UAM Cuajimalpa, con Maestría en Historia por la UNAM y con un diplomado en Historia de la Medicina, entre otros cargos en áreas de investigación y manejo de archivos, pero no por ello deja de sorprenderse por lo que sigue encontrando en los archivos.
“Todo esto es para disfrute de los ciudadanos, es la memoria de la Ciudad. (…) Si alguien no se hubiera interesado por guardar esto no conoceríamos nuestro pasado”, dice convencido cubierto con una bata azul.
El segundo y cuarto viernes de cada mes, empezando este 10 y 24 de enero, a las 13 horas, ofrece un recorrido gratuito con cupo para 25 personas o algunos grupos especiales. En cada uno se relatará la historia de una temática diferente, un mundo de recuerdos atemporales y vigentes para quienes los conservan en su propia memoria.
“Solamente a través de estos documentos podemos entender el pasado de la Ciudad, aprender a vivir nuestro presente y proyectar un futuro. Nuestro archivo es pasado, presente y futuro; el pasado está aquí en los documentos, son nuestro presente porque a pesar de que pasaron los años siguen estando con nosotros y es la historia que se está escribiendo y, en el futuro, habrá nuevas generaciones de investigadores e historiadores, gente que esté interesada y será una nueva manera de descubrir la historia que está por escribirse”, concluye Gerardo, siempre sonriente.