Comparte Casa Refugio Citlaltépetl memorias de personas trans sobrevivientes de la “Guerra Sucia”

  • Mujeres trans narraron sus historias al ser detenidas por elementos de la policía en la década de los setenta y ochenta debido a  sus preferencias sexuales

  • En el evento también estuvieron estudiantes detenidos en la antigua sede Dirección de Policía y Tránsito capitalina, considerada una cárcel de tortura clandestina

  • En el encuentro se leyeron poemas, hubo shows de Drags y se proyectó un documental

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 19 de diciembre de 2023.- Con el fin de buscar justicia y no olvidar las violaciones a derechos humanos durante la  “guerra sucia” en México, se realizó la reunión  “Memorias Disidentes: Encuentro cultural de víctimas de Tlaxcoaque” en la Casa Refugio Citlaltépetl, perteneciente a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, donde  sobrevivientes  dieron sus testimonios sobre este centro de detención clandestina.

El encuentro contó con testimonios de mujeres trans que fueron detenidas por sus preferencias sexuales, estudiantes que protestaron en las marchas de Tlatelolco de 1968 y en “El Halconazo” en 1971. Además, hubo show de drags, recital de poemas y muestra de documentales y exposición de revistas sobre el tema.

Denisse Valverde, mujer trans, mencionó que a finales de los años 70 y principios de los 80, personas de la diversidad sexual sufrieron “violencia inhumana” a manos de las autoridades del Gobierno federal y capitalino.

“Se vivió un genocidio que nunca se contó hasta apenas.  Hoy tenemos la oportunidad de decir todo lo que ocurrió en ese entonces, un genocidio hacia las personas trans. La violencia que vivimos era inhumana, éramos encarcelados por simplemente salir a la calle y la policía tenía todo el derecho de pararte”, declaró.

Valverde, quien leyó el poema “Mujeres trans muriendo en las calles”, recordó que muchas personas fueron salvajemente golpeadas y que en ese lugar desaparecieron muchas personas de la diversidad sexual.

“Los golpes que nos daban a muchas de nuestras compañeras las dejaron sordas y sin dientes. Cuando hemos ido a pedir explicaciones al Archivo General de la Nación comentan que hay un archivo vacío en el periodo del presidente José López Portillo y Miguel de la Madrid y no saben dónde quedó ese espacio. No existen archivos de muchas compañeras que se llevaron y nunca regresaron”, añadió.

Gabriela Estrada, una mujer trans que comenzó a prostituirse desde los 11 años, relató su paso por Tlaxcoaque, la antigua sede de la Dirección de Policía y Tránsito capitalina que fue uno de los emblemas de la “guerra sucia” de 1965 a 1985, donde integrantes de la ciudadanía organizada, así como de los movimientos estudiantiles y disidencias en contra de los regímenes eran fuertemente reprimidos.

“En Tlaxcoaque fue una de las cosas más horribles, estábamos como personas desaparecidas pues no había posibilidades de que habláramos por teléfono, estábamos completamente incomunicadas. Y si esa noche me daban mi libertad, esa misma noche me volvían a agarrar otra vez. Entonces en aquellos años yo viví  pura cárcel”, dijo.

Señaló que también fueron víctimas del Gobierno federal al ser sumamente maltratadas y violentadas en sus derechos humanos.

“No nada más éramos víctimas de los agentes de la división de la ciudad, sino de gobernación, porque nos daban friegas, nos dejaban encueradas, ahí en el Parque México. Nos daban en toda la madre y si al otro día nos encontraban trabajando y no entregabas tu cuota pues otra vez vas para dentro. Entonces el sistema me cortó muchas cosas”, sostuvo.

Por su parte, David Ruora, quien participó en las marchas de 1968, señaló que fue detenido cuatro veces por ejercer su trabajo en la desaparecida revista ¿Por qué?, además de que le rompieron su equipo de fotografía.

“Para entrar a Tlaxcoaque entrabas como en un túnel, entrabas a la oscuridad, y todo era azul y amarillo.  Amarillos eran los ladrillos y azules las rejas” dijo.

David Ruora, quien también es poeta, leyó “El suéter”, dedicado a todas las madres buscadoras de sus hijos desaparecidos durante la “guerra sucia”. “Tlaxcoaque era un terror y era una cárcel clandestina y había gente de la calle, trans y los bañaban desnudos con agua fría y el trato era totalmente deshumanizado. Pero yo aprendí en la cárcel, no les iba a dar el gusto de perder la sonrisa”, declaró.

La sede de la Dirección de Policía y Tránsito capitalina, ubicada en lo que hoy se conoce como la Plaza Tlaxcoaque, en el Centro Histórico, es un edificio de siete niveles que fue la fachada de uno de los centros de detención clandestina de la “guerra sucia» en México. El sótano del edificio, al que se accede por la calle Chimalpopoca, alojaba los “separos de Tlaxcoaque”, que el Estado represor utilizó para cometer gravísimas y recurrentes violaciones a los derechos humanos por más de cuatro décadas.

Es de resaltar que  la ex jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, envío al Congreso de la Ciudad de México el decreto que expide la Ley de Memoria de la Ciudad de México, con el objetivo de promover, respetar, proteger y garantizar el ejercicio del derecho a la memoria de las violaciones graves de Derechos Humanos perpetradas por los cuerpos de seguridad en la Ciudad de México.

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