«El Chapo», a la espera de la sentencia: las claves de un juicio de película

Foto: Jane Rosenberg / AP

EFE. Nueva York, Estados Unidos. 02 de febrero de 2019.- Los alegatos finales de la Fiscalía de EE.UU. y la defensa cerraron esta semana en Nueva York los tres meses del juicio por narcotráfico contra Joaquín «El Chapo» Guzmán, que ahora tendrá que esperar a partir del lunes al veredicto de un jurado que podría condenarlo a cadena perpetua.

Estas son las claves de lo fue un juicio que en muchos aspectos se asemeja a lo narrado en las series de Netflix:

CARGOS. La Fiscalía imputa al capo mexicano diez cargos, aunque el principal es el de participación continuada en una empresa criminal, que contiene a su vez los otros nueve, y que lo acusa de haber exportado desde 2003 a EE.UU. toneladas de cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas.

De acuerdo con los datos que manejan las autoridades, como resultado de dicha empresa, «El Chapo» habría obtenido una fortuna de más de 14.000 millones de dólares.

Con las evidencias presentadas en el juicio por 56 testigos traídos por la Fiscalía, con 14 cooperantes relacionados con Guzmán, el Gobierno estadounidense pretende confirmar también delitos relacionados con la posesión y uso de armas de fuego, así como la conspiración para el blanqueo de dinero. De todos estos delitos el acusado se declara «no culpable».

PENAS Y JURADO. El primer cargo de los que se imputa al mexicano conlleva la cadena perpetua, de ser declarado culpable de manera unánime por los doce miembros del jurado.

La identidad de los miembros del jurado popular, siete hombres y cinco mujeres, que comenzarán a deliberar el lunes, ha sido mantenida en secreto por razones de seguridad, debido al miedo a que los socios del «Chapo» puedan vengarse por la decisión que tomen.

La decisión fue adoptada por el juez Brian Cogan, encargado del caso, que ordenó a la policía que escoltaran a los miembros del tribunal desde y hasta sus domicilios.

Los miembros del jurado atendieron los testimonios de los testigos durante los tres meses del caso proceso aunque, en alguna ocasión, los extensos interrogatorios así como su excesivo detalle motivaron que alguno de ellos estuviera a punto de quedarse dormido.

PRISIÓN. De acuerdo con fuentes del caso consultadas por Efe, el juez Cogan podría contemplar la posibilidad de enviar al Chapo, en caso de ser condenado, a la prisión federal del Estado de Colorado, la más segura del país, situada en medio del desierto. Durante su juicio estuvo en un penal de máxima seguridad de Manhattan.

TESTIGOS. De los 56 testigos que desfilaron ante el jurado, 14 eran antiguos colaboradores o socios del «Chapo», encarcelados en EE.UU., bien porque fueron detenidos en el país, bien porque fueron extraditados a territorio estadounidense.

Entre quienes testificaron, pasaron algunas de las personas más cercanas al capo, «manos derechas» como Vicentillo Zambada -hijo de Ismael «El Mayo» Zambada, colíder del cartel del Sinaloa-, o un antiguo colaborador llamado Dámaso López.

También colaboraron con la Fiscalía antiguos «secretarios» del Chapo, como los hermanos Jorge y Alex Cifuentes. Este último aseguró que pagó un soborno de 100 millones de dólares al exmandatario de México, Enrique Peña Nieto, lo que habría ocurrido dos meses antes de que jurara como presidente, en 2012.

No faltaron los relatos de las huidas del «Chapo» de las prisiones de Puente Grande y el Altiplano, ambas en México, así como el transporte de cocaína en latas de jalapeños. El Chapo llegó a pensar en traficar con un submarino.

Vicentillo contó cómo el «Chapo» le narró su huida a bordo de un carro de lavandería del primer presidio, cuando un trabajador de la prisión llamado «Chito» le escondió bajo mantas y sábanas, y Guzmán contaba las puertas escuchando los ruidos que hacían.

Por otro lado, López explicó la huida a través de un túnel de la cárcel del Altiplano en 2015, cuando el capo ordenó la construcción de dicho pasadizo para que pudiera huir del correccional.

También se desveló el encargo de asesinatos de competidores y socios desleales, incluso torturas, lo que en cualquier caso no forma parte de los cargos al ser juzgado en tierra estadounidense.

FISCALÍA. En su alegato final, la Fiscalía insistió en la «montaña de evidencias» que probaban la culpabilidad del Chapo.

No sólo los testimonios de los cooperantes, sino también los especialistas de las diferentes agencias de seguridad que participaron en las capturas del capo o en las investigaciones.

Explicó al jurado que lo importante del proceso contra el Chapo no es demostrar si éste era el máximo líder del cártel de Sinaloa, sino catalogarlo como un jefe, «organizador, supervisor u otra posición de esa organización» para condenarlo por narcotráfico.

DEFENSA. La defensa resumió su postura final atacando la veracidad de los testigos cooperantes, todos ellos «mentirosos y criminales», por lo que apela a la duda razonable para no condenar.

Los defensores pidieron al jurado que se «aferren a sus dudas» y declaren a Guzmán no culpable ya que, de acuerdo con su criterio, no ha quedado demostrado que «El Chapo» fuera el líder del cártel.

Durante todo el juicio la defensa defendió que el liderazgo del cártel fue de «El Mayo» Zambada y que «El Chapo» no es otra cosa que un chivo expiatorio mientras Zambada sigue libre.

FAMILIA. La joven esposa del capo, Emma Coronel, apenas faltó cuatro días a las múltiples sesiones del juicio contra su marido, 32 años mayor que ella, acudiendo acompañada en alguna ocasión de sus gemelas.

Coronel tuvo que afrontar la lectura de conversaciones y cartas de amor que Guzmán mandaba a sus amantes, incluso a la testifical de una de ellas, Lucero Sánchez, la «Chapodiputada», que aseguró que la relación que mantuvo con el Chapo entre 2011 y 2013 fue «de pareja».

El viernes publicó una emotiva carta en sus redes sociales pocas horas después de haber concluido el juicio contra su marido en la que reitera su amor por él: «siempre contará conmigo».

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