El Libro del Bien Amar

Por Víctor M. Navarro / Carnaval de poesía

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 20 de diciembre de 2018.- El Libro del Mal Amor de Hortensia Carrasco Santos, volumen de 66 páginas publicado por VersoDestierro hoy se presenta de poesía y aquí las muchas interpretaciones para leerlo para el bien y para el mal.

Escribo sobre esta poesía láctea, leche brotando del vocablo, emisión de la palabra como columna erguida de sabores conjugados. El discurso de Hortensia es lúdico, lúbrico y lúcido, en este escribir es ella y nos es ella, como lo dicta la operación   de escribir: la autora es su biografía y su memoria literaria, es un lenguaje que ha creado para ser ella, para ser poesía con título de suficiencia y mucha literatura, muchos poetas, muchas lecturas. La poesía de Hortensia es una casa de citas.

Hay en la poesía de Hortensia una gran capacidad de conmover: cómo podemos creer en un poeta, en su poesía si no es por esa posibilidad de tocar el fondo del ser.

Hortensia viaja de la estampa campirana y de raigambre a las emociones que el clítoris comanda. Y aquí sin que género o feministas se ofendan, digo clítoris como conciencia y entera razón de su circunstancia bellamente femenina.

Hortensia es una poeta que se sale del corral, quien en su palabra, en el verbo ha encontrado un detonante existencial que penetra y sublima su circunstancia. Aquí ese tránsito afortunado de la poesía con tintes regionales y pastoriles al estallido del espíritu y la libido, la sensualidad es un leitmotiv que impregna los poemas de frescura, sensibilidad erótica y una sutil invitación al desparpajo. Temperamento que para la dicha tiene una puerta abierta, así será jugar la palabra como ficha que no lleva a la vida y va de la desdicha al renglón de la creación siempre alerta.

En la poesía de Hortensia Carrasco se funden los elementos naturales con los sentimientos ancestrales, el canto a la naturaleza es el canto a sí mismo, al ser y la celebración de ser, que no siempre radica en la fiesta sino en la recalcitrante repetición de la existencia, sus filias y sus fobias, cito:

          La llovizna es un ángel que desfallece

           A la nostalgia la devoran los viejos coléricos de la tarde

           hurga y ni un recuerdo queda ya como evidencia

           Se percatan de que la lluvia no es ángel

           Sino la pertinaz ausencia del hastío.

                                                                                                                                                         …2

A la manera de Withman la voz de la poeta va desmenuzando escenarios y paisajes que nos circundan para determinar un follaje interior siempre en cuestionamiento. Los poemas de Carrasco son la interrogación continua, y aquí me pregunto qué es la poesía si no esa constante pregunta que busca incesante la revelación, la puesta en escena del pensamiento y la sensibilidad, la explosión y exploración continua del lenguaje.

Poesía de paisajes y personajes, la descripción de un entorno como postales que van desfilando por una memoria asida a las palabras, aquí las palabras como recuento de imágenes que son y se detienen para seguir siendo movimiento:

              Aquella ruta, esa en la que

               se descomponen imágenes de la tierra.

En el poema Río Bravo, esta lluvia de personajes es a la vez retrato y una forma de cavar en lo más recóndito de la escencia, en esa extrañeza de ser lo que somos y relatarlo, como Apollinaire ver el desfile de gente en el cual no nos encontramos, pero sabemos que estamos:

                    Una niña lleva en la boca

                               un hueso de mango y también la certeza

                     de que en su casa las bocas

                                            de sus padres serán frutos extraños.

Así los reflejos y varios tiros de gracia abolirán el azar. El alimento terrenal se diluye, se emparenta con el verbo nuestro de cada día:

                      Te viene la idea de buscarte una tortilla,

                                un puño de sal, un poco de agua

                       para que te empujen el grito acumulado

                                         que te constipa la garganta.

La poesía es una historia inadecuada, a nadie le será grato desparramar palabras como gotas de ácido en nuestros sentimientos. Asegurar que la hierba no siempre es verde, que cuando la poeta se suelta el pelo de la rabia, del desencanto, otro encanto se hace presente: gritarle al mundo sus espejos rotos es buscar un nuevo plano donde reflejar lo que de nosotros emana cada día.

La poesía es acomodarse a la distancia, al matiz arcaico de algún sueño. La voz de Hortensia se va tejiendo y destejiendo en atmósferas donde la reflexión y una conciencia de exabrupto son puntos clave para calar en vida y sorpresa:

                                                                                                                                     …3

La poeta arma su discurso con una gran soltura en lo extraordinario, en el placer de la inventiva a partir de la significancia de los contrarios: en el poema Día Ordinario, nada del desarrollo poético es ordinario:

                            Una anciana me sorprendió atando nudos en mi garganta

                                    Su cabello me arrojó hacia el futuro.

Estas reflexiones y la lluvia de imágenes penetra como el carbón mascullando bajo las ollas.

El viaje del Día Ordinario es un rizoma: imágenes, nombradías, retratos y figuras retóricas que alimentan la reflexión y ese cierto, extraño y hasta esquizoide goce estético.

En el Libro del Mal Amor hay textos sorpresivos, líneas saltarinas:

                             Las estrellas han quemado el último deseo

                                     Tras dos muchachos va el amor con su traje de rengo.

Poesía que recorre las virtudes y los vicios de la especie, que se arriesga unas veces con más fortuna que otras a nombrar el fango, los lindes oscuros del diario vivir: agrias canciones, pederastas, aires envilecidos, flores punzocortantes, tierra tembleque, arrepentimientos que someten…no todo es dulzura en el reino de la poesía.

Hortensia cala hondo y cava con singularidad en la costra de la vida, exprime la pus de cada día, hace un tanto lumínica la purulencia que también es forma continua en el diario existir, descomposición es parte de la temporada. Fisuras que se vuelven grietas en la fuga del amor.

Muchas imágenes: el erotismo a flor de pitaya, frutos que para mi arsenal rotundamente urbano me llena de regocijo, poemas poblados de chuparosas, nísperos, tulipanes, cuerpos que requieren el barbecho, vientres que se desmalezan y una mujer al final del poema lista para la siembra, imagen de la hoja preñada por la palabra que fluye como río de corrientes cristalinas y fulgores abigarrados, aire mundano en sus mejores versiones, suspiros que se entretejen palabras.

Estos textos son orgías de alebrijes, sexos en alto, libertad y aire mundano en sus mejores versiones, para degustar sentidos y vulvas de agua miel y piloncillo. Todo buen discurso poético arma sus seres mitológicos, pájaros-lagarto que copulan ciervas y sirenas, dejar la brama creativa de todas las especies. 

                                                                                                                                        …4

El imaginario de Hortensia se instala con una dulzura cachondísima de poblana redimida, su frutal naturaleza eleva un himno desde su higo creativo, garambullo metafórico que reconoce plátanos y pepinos en un mundo por onírico real.

La poesía como comunión, el verbo y sus terceras personas encuentra en algunos poemas momentos de sublimación y gozo, que es la poesía si no la casa de la fiesta de las palabras y las sensaciones; el juego, el erotismo, los elementos alimentados por el hombre siempre sustancial, el festín de los cuerpos practicando los malabares más antiguos y gozosos de la estirpe humana.

El gran juego salta al vuelo de esa parvada de mirlos que alborota la entrepierna, miradas debajo de la falda y aquí sí el descubrimiento del agua tibia o la significancia de las nalgas, la espuma, el naufragio de las pieles o la imagen de las nubes testigos de las ropas como estandartes del viento, revisitar el campo de la batalla amorosa. El poema que cierra el Libro del Mal Amor nos dice quedo, nos dice recio: este es el gran juego de la poesía, me queda claro.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Easysoftonic