Entrega Martí Batres reconocimiento a familia Linares, creadora de los Alebrijes, patrimonio cultural de la Ciudad de México
-
El Jefe de Gobierno compartió que estas figuras de cartonería nacieron en la década de 1940 a partir de los sueños del artesano de La Merced, Pedro Linares, por lo que son de origen chilango y su fama es de alcance internacional
-
El mandatario capitalino recordó que el homenaje a la familia Linares era imprescindible, luego de que en 2019 se publicó la Declaratoria de los Alebrijes de Pedro Linares como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 26 de septiembre de 2024.- El Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, encabezó la entrega de un reconocimiento a la familia Linares por contribuir a preservar la elaboración de los alebrijes, seres fantásticos y coloridos de origen capitalino, creados por el artesano Pedro Linares López en su taller de la zona de Merced Balbuena y que son Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el mandatario local recordó que el 30 de diciembre de 2019 se publicó en la Gaceta Oficial la Declaratoria de los Alebrijes de Pedro Linares como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, con el objetivo de proteger y enaltecer esta artesanía que ha aportado un gran valor a las tradiciones, el arte popular y el turismo mexicano, por lo que era imprescindible rendir un homenaje a sus creadores.
“En sus sueños, don Pedro Linares visualizó los alebrijes, parece una obviedad doble porque los sueños son necesariamente intangibles, frutos de nuestra imaginación, pero los sueños importan tanto que la sociedad ha decidido considerarlos parte de su patrimonio. (…) Hoy, el Gobierno de la Ciudad de México entrega un reconocimiento a la familia Linares por su contribución a la preservación de esas tradiciones, es decir, que esta Declaratoria del 2019 la entregamos ahora directamente a la familia Linares, para que no se quede solo en la Gaceta de la Ciudad de México, sino que la tengan los creadores y sus herederos”, resaltó.
Con la publicación de esta Declaratoria, recordó, el Gobierno capitalino se comprometió a desarrollar un Plan de Salvaguarda a corto, mediano y largo plazo, destinado a investigar, conservar, fomentar y difundir los valores culturales de los alebrijes y su promoción.
Martí Batres destacó que Pedro Linares creó los alebrijes a los 30 años, en los mismos talleres donde hoy en día sus descendientes continúan con su elaboración. Gracias a su obra, obtuvo reconocimiento nacional e internacional, su labor se plasmó en documentales y recibió el Premio Nacional de Artes y Ciencias de México en la categoría de Artes y Tradiciones Populares. A su vez, desde el 2007 el Museo de Arte Popular realiza el Desfile de Alebrijes Monumentales.
El reconocimiento a la familia Linares, precisó, ocurre en un contexto en el que la actual administración a lo largo de un año y tres meses ha impulsado el reconocimiento de patrimonio cultural de la Ciudad de México al Tianguis de “El Chopo”, a las comparsas y carnavales, a la cultura sonidera, además de establecer el Día del Bolero y llevar la Orquesta Filarmónica de la ciudad a zonas populares como Tepito, Sierra de Santa Catarina y Cuautepec.
“Hemos buscado insistir, por un lado, en el reconocimiento de la cultura popular de la ciudad; y, por otra parte, en el acceso de los barrios populares a la cultura universal. Hay que señalar que en buena medida buscamos formalizar lo que conocemos, lo que sabemos, lo que oímos y lo que nos han pedido directamente”, mencionó.
Por su parte, el encargado de despacho de la Secretaría de Cultura, Argel Gómez Concheiro, comentó que se cumplió con el reconocimiento que estaba pendiente a la familia Linares, luego de la declaratoria de patrimonio publicada por la exJefa de Gobierno y hoy Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, para proteger estas creaciones artísticas.
Aseguró que los alebrijes tienen su origen en la Ciudad de México, representan una raíz profunda en nuestra cultura y su historia es semejante a un mito fundacional que aporta identidad.
“Este mito, de alguna manera ya construido por todos nosotros, habla de que el maestro cartonero Pedro Linares enfermó en una ocasión gravemente y que en un estado de delirio soñó, imaginó estos animales fantásticos, y que una voz muy profunda le decía: “Alebrijes, alebrijes”. Y curado de su enfermedad se dispuso con su familia a crear estos seres fantásticos: 1947, una larga historia ya, en la que además se despliega el talento creador, su vocación artística, una familia entera de cartoneros que hoy siguen haciendo alebrijes para gusto y orgullo de todos nosotros”, rememoró.
En su intervención, la antropóloga Marta Turok, resaltó que Pedro Linares dio un giro a la cartonería, al pasar de las figuras de los famosos “Judas” a los alebrijes.
“En la década de 1940 surge Pedro Linares, un artesano de tercera generación del barrio de La Merced, jocoso, dicharachero y muy trabajador; trabajaba en el techo de la casa, acompañado de sus hijos. Sin ‘querer queriendo’, revolucionaría a este noble oficio, sería un testigo más de su tiempo. La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por numerosas innovaciones y redireccionamiento del quehacer artesanal, al surgir un nuevo consumidor abierto a nuevas expresiones. De “judas” a alebrije fue un proceso de transformación”, comentó.
Leonardo Linares, nieto de Pedro Linares, agradeció a las autoridades capitalinas por la declaratoria y el reconocimiento, acciones que consideró un punto de partida para que el gremio artesanal sea respetado.
“Gracias a esto, a esta iniciativa que ha tenido nuestro Gobierno de la Ciudad de México, tenemos ahora un bien inmaterial de los alebrijes de Pedro Linares, porque es la única artesanía mexicana, chilanga que tenemos de la Ciudad de México, todas las demás son artesanías residentes dentro de nuestra Ciudad de México, pero la única artesanía de la Ciudad de México es el alebrije”, destacó.
Finalmente, la senadora de la República, Susana Harp, reconoció el origen chilango de los alebrijes, como parte del arte popular de la cartonería, y cuyo término ha sido retomado de manera genérica en los valles centrales de Oaxaca.
“Faltaba este engranaje final y muy significativo, que era convocar a la familia Linares para que se le entregue, pues ya realmente la Declaratoria que ocurrió, pero no había habido este espacio de celebración, de entrega”, dijo.