Flores amarillas en México en el décimo aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez
EFE. Ciudad de México. 17 de abril de 2024.- Las flores amarillas, tan presentes en la obra y la vida del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, dieron color este miércoles al ambiente en la casa en Ciudad de México del autor de ‘Cien años de soledad’ en el décimo aniversario de su muerte.
Sin ruido, casi fantasmal como algún personaje de una obra de su padre, Rodrigo García Barcha, el hijo mayor del patriarca de la generación del boom, llegó poco antes de las 10 de la mañana a la casa en Jardines del Pedregal, al sur de la capital mexicana, donde algunos allegados a la familia recordaron al maestro.
Poco después uno de los cómplices de ‘Gabo’, su chofer Genovevo Quiroz, bajó de su camioneta con un ramo de flores amarillas, las preferidas del más grande novelista en idioma español en el siglo XX.
Quiroz es un hombre sobrio de media estatura, cómplice de García Márquez en sus últimos años de vida. Como su chofer lo llevó a reuniones, homenajes y al hospital, cuando el maestro tuvo problemas de salud.
«Le gustaba escuchar vallenatos, los ponía en el radio cuando íbamos en el carro», contó el mexicano en breves declaraciones a EFE.
No es casual que uno de los recuerdos de la gente cercana a ‘Gabo’ esté relacionado con la música. Diez años después de su partida, el también cuentista y cronista de primera fila es recordado como la voz principal de un coro casi religioso: el del boom latinoamericano.
La prosa poética del autor de ‘El amor en los tiempos del cólera’ era musical, algo lógico porque de jóvenes su madre, Luisa Santiaga, estudió piano, su padre, Gabriel Eligio, fue un violinista no carente de talento y el mismo ‘Gabito’ cantaba en la escuela.
«No hay felicidad más pura que la felicidad de cantar», aseguró García Márquez en la introducción de un disco del cantautor cubano Pablo Milanés y resumió en una frase su apego a la música.
Marcada por la prosa poética, la obra de García Márquez tiene música, algo reconocido por los estudiosos, sus colegas y sus lectores.
¿Dónde está Macondo?
«Cuando leí ‘Cien años de soledad’ algo cantaba todo el tiempo. Macondo se volvió paradigma de muchos pueblos latinoamericanos. Entre más te adentras en Cuba, México o en Argentina encuentras un local atrapado en el tiempo», aseguró a EFE Cristian Lagunas, uno de los escritores jóvenes más destacados de México, conocedor de la obra de García Márquez.
Macondo es al inicio de la obra un sitio de 20 casas de barro y caña brava construidas a orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitan por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. Luego fue algo más, un sitio movible cuya geografía depende de la imaginación del lector.
«En América Latina, una región que no ha vuelto a ser la misma desde que García Márquez inventara la comunidad de ‘Macondo»», señaló Gerald Martin, el biógrafo de García Márquez y resume la grandeza del premio Nobel de 1982, tras de crear ‘Cien años de soledad’, la novela más potente en idioma español después de ‘El Quijote’.
Macondo es localizable en México con la historia de ‘La llorona’ que clama por sus hijos, cerca de la ciudad cubana de Matanzas, donde una vieja ahogada en un arroyo se le aparece a los chóferes de autobuses; en Santo Domingo con ‘La Ciguapa’, una mujer encantadora de varones; o en la misma Colombia con la leyenda de ‘El dorado’.
En coincidencia con el décimo aniversario fallecimiento del novelista, la Fundación creada por él anunció que prepara varias acciones para celebrar el centenario del maestro, en el 2027, en tanto Nexflix anunció que transmitirá una serie con una recreación de la novela más portentosa del autor: ‘Cien años de soledad’.