Juan Sant, el rapero totonaco que retrata la realidad indígena en México
Foto: José Pazos / EFE
EFE. Ciudad de México. 10 de junio de 2020.- Las rimas del rapero mexicano Juan Sant suenan diferente por la original mezcla entre su lengua materna, el tutunakú (totonaca), y el español, que utiliza poderosamente para hablar de sus orígenes y de la discriminación que sufren los indígenas como él en la ciudad.
Como muchos MC’s (maestro de ceremonias) -como llaman en el mundo del rap a los creadores de letras y expertos en rimas y métricas- Juan Sant decidió mezclar distintas lenguas en sus versos.
Pero en lugar de abusar del ‘spanglish’, muy utilizado por los raperos mexicanos, decidió unir totonaco y español.
Originario del municipio de Pantepec, en el céntrico estado Puebla, Juan Santiago Tellez (Puebla, 1985), su nombre original, llegó a la Ciudad de México en el año 2000 al barrio de Cuautepec, en la periferia de la zona norte de la capital mexicana donde conoció la cultura hip-hop y escuchó las primeras canciones de rap que prácticamente lo atraparon.
«Cuando llegué la ciudad mi español era muy limitado, lo que hablaba era el totonaco», contó en entrevista con Efe Juan Sant.
La relación y apropiación con el barrio al que llegó hizo que Juan le tomara el gusto al rap y a la música, pero fue la película «8 Mile», protagonizada por el rapero Eminem, la que detonó su pasión.
En el filme, un chico blanco apasionado del hip-hop, interpretado por Eminem, vive apuros económicos y problemas personales y su única válvula de escape es la música, una vida similar a la que Juan sintió que vivía.
«Cuando la vi dije: yo también puedo hacerlo, tengo ideas y siento lo que siente el protagonista y fue cuando empecé a escribir mis primeras rimas», afirmó.
MICRÓFONO ABIERTO
Cuatro años después y tras aprender a escribir y cantar rap, prácticamente de manera autodidacta, Juan supo cómo montar su voz en un «beat», es decir, la pista sobre la cual se desarrollan las rimas.
«Aunque no me siento con la capacidad o el talento para escribir o rapear, creo que del esfuerzo y el gusto que uno tiene por hacer algo nacen las ganas de estar cantar, de estar en el escenario», apuntó.
Fue en 2007 cuando Juan comenzó a participar en los concursos de micrófono abierto que se celebran en su barrio. «Yo corrí ese riesgo, pero a la gente le gustó mi trabajo», rememoró sobre la primera vez que se subió a un escenario.
Explicó que los raperos siempre buscan algo que los identifique, por ejemplo, en su letras. Unos hablan de conciencia social, la calle o la violencia, «yo no podía hablar de eso porque no lo vivía, pero si podía hablar de lo que yo vivo, siento y veo».
Entonces en sus letras relata cómo se sintió cuando llegó a la ciudad y cómo alguien que viene del interior del país «trata de adaptarse a este medio y olvidar lo que dejó atrás».
«Lo que hizo la cultura hip-hop en mí fue regresarme a mis orígenes», apuntó.
Fue en la búsqueda de su estilo, de algo que lo distinguiera de otros raperos, cuando Juan decidió incluir frases o palabras de la lengua totonaca hasta que compuso una canción completa.
PRIMERA Y SEGUNDA ESTROFA
Aunque había encontrado un nuevo camino en esas frases y palabras, estas pasaron desapercibidas para el público en sus primeras pruebas.
Pero con el paso del tiempo la gente se acercó a preguntarle en qué lengua rapeaba y precisamente la curiosidad lo impulso a traducir sus letras en la misma canción.
«Es una habilidad, una herramienta porque no puedes traducir una lengua y hacer que rime en otra, es muy complicado. En la traducción se pierde un poco la idea original y cuando pasa al español se reduce un 50 % por tratar de que rime porque si no, se escucha sin ritmo», explicó.
La técnica de Juan al cantar en totonaco y español es la siguiente: la primera estrofa la canta en su lengua materna y en la segunda traduce al español, «pero siempre rapeando para que la gente sepa de qué va el tema».
El TOTONACO Y EL TEPEHUA
Según la Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en México existen 69 lenguas oficiales, 68 indígenas y el español, y una de ellas es el totonaco que pertenece a la familia totonaco-tepehua.
La lengua totonaca es hablada originalmente en un área que comprende parte de los estados de Puebla y Veracruz, y se extiende desde la Sierra Norte de Puebla, de donde es originario Juan Sant, hasta la costa del Golfo de México.
Según cifras del Gobierno mexicano existen unos 250.000 hablantes de totonaco en el país de los cuales unos 120.000 residen en el estado de Veracruz y 110.000 en el estado de Puebla.
VOLVER NACER
La llegada de Juan a la capital mexicana resultó «un choque cultural» y fue lo que plasmó en sus primeras letras en las que narra los problemas que de discriminación y clasismo que vivió.
«Cuando llegas a la ciudad no te hallas y muchas veces caes en depresión y más si llegas a una edad temprana como fue mi caso (a los 15 años)», relató.
Sant recuerda sus 15 años como etapa en la que trataba de pertenecer y ser parte de las costumbres y tradiciones de pueblo en el que nació, por lo que cuando llegó a Ciudad de México «fue como volver a nacer».
«Prácticamente aprendí a caminar en la ciudad, a saber por dónde sí y por dónde no. Sentí la discriminación de las personas cuando no hablas el mismo idioma, pero también me sentí orgullo de mis vivencias, mi origen, la comida y las tradiciones de mi pueblo», temas que ha dejado patentes en sus letras.
La música del rapero, quien además se desempeña como obrero para generar recursos para su familia, puede escucharse en plataformas como Spotify o Youtube, donde su particular mezcla de lenguas y mensajes acumula miles de visitar.