Los Prisioneros: «los que sobran» en Chile se hartaron de «patear piedras» + Video

Foto: Alberto Peña / EFE

Por Alberto Peña

EFE. Santiago de Chile. 27 de octubre de 2019.- La canción «El Baile de los que sobran», del grupo chileno Los Prisioneros, se ha convertido en una especie de himno del descontento social que ha tomado las calles de Chile y a juicio del que fuera baterista de esta histórica banda, Miguel Tapia, esos «que sobran» se hartaron ya de «patear piedras».

«Los que sobran» es la expresión que utilizó el grupo en esta canción incluida en su disco «Pateando piedras» (1986) para referirse de forma irónica a ellos mismos cuando eran jóvenes y veían que no tenían futuro al acabar la educación secundaria y se quedaban en el parque de la comuna (municipio) de San Miguel, en Santiago, para «patear piedras», es decir, no hacer nada.

Tapia explicó a Efe que con esa expresión querían representar la injusticia del sistema escolar que existía en los ochenta y ha perdurado hasta ahora y que no ofrece posibilidades de futuro para los jóvenes que no pertenezcan a familias adineradas.

Ahora Chile se ha levantado contra la injusticia social y la desigualdad y ha tomado esta canción casi como himno que se replica en las innumerables y multitudinarias marchas que se extienden día tras días desde el 18 de octubre de norte a sur del país, unas protestas que ya han dejado 19 muertos, según el Gobierno.

«La gente se cansó absolutamente de patear piedras. Se cansó de reconocerse en que los estaban explotando. Hay una injusticia social gigantesca en Chile», explicó el histórico baterista de Los Prisioneros.

Para Tapia, el más de un millón de personas que se reunió este viernes en una histórica jornada de protesta en Santiago, para muchos la manifestación más grande de la historia de Chile, y los otros cientos de miles que lo hicieron en simultáneo en otras ciudades del país son esos «que sobran» y que quieren dejar de hacerlo.

«Cuando hablábamos de los que sobramos, éramos nosotros, pero ya ahora no sobra nadie. Hoy ya esa canción unió de algún modo a mucha gente y la gente ya sabe que aquí en Chile ya no sobra nadie. Al contrario, todos tenemos que ser parte de formar una nueva sociedad», señaló.

Cuando la canción se pensó trataba de generar una crítica a la educación de la mayoría de los adolescentes del Chile de los ochenta que veían cómo las oportunidades de universidad eran solo para algunos alumnos debido a los altos precios de la educación superior y el limitado acceso.

Pero ahora abarca una protesta social que clama además de por mejor educación, por un alza en las pensiones, por la reducción del precio del transporte público, del agua o de la electricidad.

Y que ya se cansó de una clase política que desde que acabó la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) ha perdurado un sistema neoliberal en el que muchos «sobraban».

«(La canción) ya no es nuestra, es de la gente, y por lo que habla y cuenta, de una frustración social que tiene que ver con la falta de educación, de oportunidades. Obviamente identifica a gran parte de la población», dijo Tapia.

Sin embargo, explicó que no ven la canción como un himno de las protestas sino como algo que la gente ha hecho suyo al sentirse representado en la letra, que se ha cantado por multitudes en mitad de las grandes marchas, en los parques de las ciudades y que aglutina un sentimiento de disconformidad con el orden establecido.

«No me atrevería a decir que es himno de la protesta, pero sí es una canción que ha sonado durante 33 años desde el primer día que salió a las radios y que ha identificado a toda una sociedad que se ha sentido atropellada, a la que le han quitado sus derechos. Es un emblema que cuenta la historia de un país que reflejó lo que pasa en Latinoamérica», dijo.

Dos de los miembros de Los Prisioneros, Tapia y el guitarrista Claudio Narea (el tercero es el cantante Jorge González), grupo disuelto definitivamente en 2006, ofrecieron de forma gratuita un concierto este fin de semana en el mismo parque de su barrio en el que pateaban piedras.

Y como no podía ser de otro modo, los cientos de asistentes cantaron y saltaron con la melodía de la canción, basada en el estilo de la banda británica Depeche Mode, según explicó Tapia, para dejar claro una vez más que no sobran y que se hartaron de andar sin hacer nada pateando piedras.

«Únanse al baile de los que sobran. Nadie nos va a echar de más. Nadie nos quiso ayudar de verdad», clamaron los presentes. 

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