Marco Castillo traspasa con su arte los muros impuestos por Donald Trump
Foto: Ana Milena Varón / EFE
Por Ana Milena Varon
EFE. Los Ángeles, Estados Unidos. 31 de mayo de 2019.- El artista cubano Marco Castillo, miembro del extinto colectivo «Los Carpinteros», consigue con su obra traspasar los muros que la Administración del presidente Donald Trump ha puesto al intercambio de arte con Cuba y expone por primera vez en solitario en Estados Unidos.
En entrevista con Efe en Beverly Hills, donde hoy inaugura la exhibición «The Decorator’s Home», Castillo aseguró que con esta obra intenta decirle al público que «Cuba es un lugar maravilloso, donde se hacen cosas fantásticas».
«Y que no es un demonio al que se debe perseguir y aniquilar» subrayó.
El artista llega con su obra y su mensaje justo cuando las relaciones entre la isla y el Gobierno de Trump se han congelado reduciendo las posibilidades de un intercambio cultural.
Castillo advirtió de que las confrontaciones políticas no solo afectan al arte cubano y sus artistas, sino que la tensión se siente en todas partes.
«Todo el mundo tiene mucho miedo, entre la presión de Estados Unidos y lo que está pasando con Venezuela hay una sensación en la calle de inestabilidad» explicó.
Ese temor estaría obligando a centenares a abandonar la isla y emprender un viaje hacia el país, donde no quieren a estos inmigrantes.
Castillo se siente «privilegiado» de estar con su exposición justo en el lugar donde muchos de sus compatriotas desean venir.
«Yo estoy aquí mientras mi primo está en la frontera», dijo con voz cortada, mientras recorría con su mirada la exhibición para evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas.
Castillo contó que su primo con el que creció salió de la isla hace unos meses en busca de un futuro mejor.
La travesía llevó a su pariente hasta Ecuador, desde donde comenzó un largo viaje para llegar a México, donde está intentando encontrar la manera de ingresar a suelo estadounidense.
La necesidad en la isla es mucha, indicó el artista.
Según Castillo, la combinación de presiones tienen a Cuba en un momento en que el contexto social, político y de debate «está cansado» sobre un sistema, que «no ha funcionado», no solo por su orientación política sino «porque los líderes no sirven».
Un ejemplo de está dinámica sería su obra «Gabriel», un sistema de pesas que están suspendidas desde el techo y que intentan crear una balanza, que a la mínima presión se va de un lado a otro.
Mientras terminaba de instalar la imponente obra, Castillo explicó que bautizó esta propuesta artística en honor a Gabriel, un cubano que fabrica de manera artesanal instrumentos de medida.
«Es que en la isla no encuentras cosas tan simples como una báscula, entonces toca construirla de lo que se pueda, ese es nuestro valor, y nuestro ingenio», recalcó.
Esta mirada profunda y la necesidad de contar las grandes ideas que se producen en la isla fue parte del motor que llevó a Castillo a regresar tras vivir una década en España y participar en el momento en que «Cuba tiene que ser reconstruida».
La fuerza de este objetivo es lo que no detiene al artista, que menos de dos meses después de haber participado en la XIII Bienal de La Habana trajo su obra a EE.UU.
El público estadounidense no es ajeno al talento de Castillo, ya que prestigiosos espacios como el Museo de Arte del condado de Los Ángeles (LACMA) y los museos Guggenheim y de Arte Moderno de Nueva York, tienen piezas de arte del colectivo «Los Carpinteros», uno de los principales exponentes del arte contemporáneo cubano que se disolvió en agosto pasado.
Ahora con «The Decorator’s Home» una exhibición curada por Neville Wakefield y expuesta en la sala de UTA Artist Space, en Beverly Hills, en California, el artista intenta crear consciencia de las grandes piezas de arte diseño y decoración que se crearon justo después de la revolución, en la década de los 60 y 70, antes de que el Gobierno de La Habana redujera esos espacios.
La exhibición incluye un vídeo de 6 minutos, realizado por el autor y que refleja la crisis que atravesaron y atraviesan los artistas en esa época al sentirse con las manos atadas.
«De alguna manera tenemos que decir que estamos atrapados» advirtió.