Mario Santiago: Sueño sin fin

Por Víctor M. Navarro

Carnaval de poesía

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de diciembre de 2018.- Hoy es el cumpleaños 65 de Mario Santiago Papasquiaro y como diría Apollinaire, nos conocimos en una bodega maldita cambiando el sentido de las palabras, esas que habremos de renovar, sólo sé que cambian el mundo aquellos que está fundados en poesía.

Manifiesto infrarrealista: las sensaciones no surgen de la nada (obviedad de obviedades), sino de la realidad condicionada, de mil maneras a un constante fluir.

-Realidad múltiple, nos mareas!

Así, es posible que por una parte se nazca y por otra estemos en las primeras butacas de los últimos coletazos. Formas de vida y formas de muerte se pasean cotidianamente por la retina. Su choque constante da vida a las formas infrarrealistas: EL OJO DE LA TRANSICIÓN.

Año 1978, en el Taller de poesía coordinado por Alejandro Aura en la Casa del Lago (UNAM), un melenudo sujeto habla de poesía hasta por los codos. Es parte de una pandilla que se da vuelo con la poesía de Alejandra Pizarnick, Burrongs, los beatniks, Corso y cita sin empacho a Nicanor Parra y sus poemas para combatir la calvicie.

Junto al mar

Imposible permanecer

pálido & quieto

La mar

La lluvia      gemelas de ti

lo más revolucionario

que conozco

Ese poeta astro con quien meses después departiría poemas, cervezas, tragos de mezcal  y puñetazos era el artífice junto con Roberto Bolaño, Peguero, Medina, los hermanos Méndez, Pita Ochoa, José Vicente Anaya, Mara Larrosa del Movimiento Infrarrealista.

En esos entonces Mario vivía en un cuchitril ubicado en el Centro Histórico del defe, muy cerca de la legendaria calle de Mesones, a ese hábitat la banda le llamaba La Abadía y le servía al personal  y otros rollos para que tiro por viaje se atiborrara de poesía, risas, música y alcohol.

Apollinaire (nuevamente) rondaba las esquinas, con esquirlas de poemas gustados al amanecer. Ninfas de diversas especies eran el pan nuestro de cada día, y así siempre la mirada crítica del Mario. Yo me arrinconaba con mis poemas: ¡ mira que poemas tan poco trabajados, no aportas, no expones, no dices nada…y la apuesta por la vida: “Odio la carroña/ adoro la vida/ Conmigo se volvió loca la anatomía/ Soy todo corazón”.

Algunas caminatas por el Bosque de Chapultepec y aquellos recitales memorables en la Sala Lumiere, un Cabaret al Mediodía con un verdadero festín de lecturas y locuras, allí la rabia de la poesía me prendió, una mordida de torrente me volteó la existencia, Mario gritaba:

Así va la poesía

& para ella

no tengo sino alabanzas.

Luego Tacubaya, el poeta llegó a vivir a la calle Héroes de Churubusco con Carolina ( gran carnala) y habitó en una vecindad legendaria del barrio legendario y allí paseos al puente, a la vinata de Toño Kahr y muchos libros en el camino.

Y en ese destino deambular y rascarse los sobacos como Bukowski, en la vecindad del Canchola churros bien forjados y madrizas de por medio, y todavía hay mucho de malicia en los vocablos que vuelan y se vuelven arrecifes. En una fiesta en la colonia Roma bebimos hasta la malsana costumbre de desconocernos y recitar el caos.

Cuna de motines

Incubadora de orgasmos

omnívoro carnívoro

hamaca

en la que medito los jugos del jazz

con los que saldré más fresco

más brillante

de mis próximos incendios.

Deambulo por callejones oscuros y siempre luminosos, de esos lodos que me impregno y aquí amigo Mario llego a destiempo y con el recuerdo de aquel día saliendo del Cine Roble, platicando  una película rusa y caminamos la ciudad y la poesía.

Aparentemente tú has decidido

darnos la espalda

acordonarnos los músculos del cuello

triturarnos los fusibles

pero lo cierto en este crucigrama

de barriadas temblonas

camas destendidas

citas inciertas

con lo desconocido intrauterino

Pero lo cierto en este crucigrama

es que la lengua del poeta te visita.

Otro actor imprescindible en la gesta INFRA es el chileno Bruno Montané, él cita a Ginsberg : Sólo me interesa la voz que surge/ de los laberintos incendiados. Y yo lo cito a él sobre Mario Santiago: Mario parecía querer dejar en claro que una de las muchas indecibles tareas del poeta es la de tatuar y reescribir el temblor urbano, los bostezos y gruñidos de la lluvia, lo olores, la luz arrojándose sobre el paisaje.

Yo-viento detrás de Tu oreja

no es una canción

no es un problema de álgebra

que se resuelve hundiéndonos,

apedreándonos contra los acantilados

& los erizos de cualquier desierto-playa

Años Luz de la Poesía.

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