En el corazón del bosque chillan las ardillas,
y avanza por doquier el miedo en la madrugada,
y sin saber que pasa los árboles crepitan
y lloran lágrimas marrones.
Al ritmo asfixiante del humo
las abejas huyen de la colmena,
y a la desbandada las hormigas dejan su nido
al grito de ¡sálvese quien pueda!
Un aire caliente despide a los pájaros,
y entre lenguas de fuego echan a volar
en el rojo oscuro que los amenaza,
mientras se preguntan dónde estará el cielo.
Es una guerra, el bosque se quema,
y el fuego se cuela entre los pinos
que no saben correr y hasta arden
las piedras de la ribera y el rio asustado
aligera su paso entre la maleza.
¡Si, es una guerra!, exclama la liebre
cuando el conejo huye de su madriguera,
una guerra contra los habitantes del bosque,
un atraco, una emboscada, un asesinato
contra la vida en su esencia.
Y a los animales ….
¿Quién les dirá lo que pasa,
quién se pondrá en su lugar,
quién les explicará por qué les
quemamos la casa?
Y así como en un ritual de fuego,
los hombres hieren de muerte a la Naturaleza,
los hombres traicionan a la Madre Tierra.